¿Habrá gobierno o seguirá más de lo mismo en México?

Por Gerardo De la Concha
26 de octubre de 2024 1:17 PM Actualizado: 26 de octubre de 2024 1:17 PM

Opinión

La historia es maestra de la vida. No voy a poner un ejemplo mexicano, sino uno de la Segunda Guerra Mundial. Trata del contraste entre dos mariscales situados en la misma circunstancia.

Uno de ellos, Badoglio, asume el poder en Italia después del golpe palaciego a Benito Mussolini. Su discurso se refería a la continuidad del esfuerzo de guerra italiano a pesar de la caída del caudillo fascista. Se lo prometió a los alemanes y se lo dijo a la población, que de ninguna manera lo creyó. Los descontentos con el régimen echaron las campanas a vuelo. Había acabado el fascismo y la guerra.

Por su parte, en Finlandia, el Mariscal Manerheim concluyó que no podían vencer la invasión rusa, que la guerra estaba perdida. Se dirigió a sus aliados alemanes y les dijo, como camaradas en la guerra, que para Finlandia ésta estaba perdida. Al pueblo le advirtió que se iban a vivir días difíciles, pero que era importante mantener la unidad.

Los resultados fueron distintos en ambos países. En Italia los alemanes liberaron a Mussolini que estaba preso en una montaña, quien se puso al frente de una República, sus fuerzas controlaron el norte del país, la guerra contra los aliados continuó pero se agregó una feroz guerra civil entre los fascistas y quienes los apoyaban y los distintos partidos políticos anti fascistas.

Los alemanes ocuparon Italia y la desgracia italiana tomó forma en el caos, la defensa fascista, la Resistencia y la invasión aliada. El mariscal Badoglio quien había hecho “negociaciones secretas” con los aliados, emprendió una ignominiosa huida junto con los restos de la monarquía que había apoyado antes al fascismo.

En lugar de salvar a su país, lo hundió. Mientras tanto en Finlandia, el mariscal Manerheim logró dos cosas importantes, los alemanes se retiraron de su territorio, convencidos que sus tropas debían llevar a cabo la guerra en otro lado. Los rusos, pensaron lo mismo, firmaron un estatus de neutralidad con Finlandia y se fueron con su música a otro lado.

He ocupado un buen espacio en resumir esta historia. ¿Qué lección podemos aprender de ella? Es evidente que uno, Manerheim, era un verdadero mariscal, mientras que Badoglio era un corrompido del viejo régimen. Pero lo más importante, es que mientras Badoglio basó su discurso en la mentira, Manerheim habló a todos con la verdad. Uno hundió a su país en una guerra civil y el otro salvó a su pueblo.

Yo digo que todos los políticos en el poder, frente a circunstancias difíciles, pueden encarnar el síndrome Badoglio o el síndrome Manerheim. Uno termina en el fracaso, el otro salva a la situación. Uno tiene el título pero no el liderazgo, el otro tiene el título y el liderazgo. Uno se basa en la mentira y la demagogia, el otro en la verdad, la seca verdad. Uno empeora las cosas y terminan en el caos, el otro une al pueblo para lograr la mejor salida. Por supuesto los Badoglios abundan, los Manerheim son escasos, pero necesarios.

La presidenta Claudia Sheinbaum lleva tres semanas en el poder y para muchos han sido decepcionantes. Quizás es muy pronto para que se emita un juicio certero, pero los acontecimientos se precipitan en un terreno muy delicado, el de la seguridad, mientras que la estabilidad del sistema político democrático se encuentra en proceso de demolición y se empiezan a generar demasiados escenarios de incertidumbre.

Empecemos por el principio, diría el clásico. Se trata de la palabra, de la palabra presidencial que en el caso de un régimen presidencialista como el mexicano tiene una importancia ciertamente desmedida.

Pero además se viene de un sexenio donde hubo un uso desmedido y peculiar de la palabra, propia de las características personales de un líder político con hechos y un especial carisma que conecta con segmentos sociales como la población vieja, el lumpen con un gran resentimiento social y las franjas de izquierda convencidas de que su ideología llegó al poder, aunque los verdaderos beneficiarios en realidad fueron los representantes del capitalismo de compadres (14 grandes fortunas incrementaron su capital de manera desmedida).

Pero este fenómeno es propio de Andrés Manuel López Obrador. Una convicción que se está convirtiendo en decepción muy rápido es que la continuidad de Morena significara un “segundo piso”, es decir, otra cosa distinta a lo existente, quizás como repetición de la teoría del péndulo que fue propia del priismo, que en un equilibrio entre continuidad y cambio logró mantenerse por más de setenta años en el poder con su peculiar sistema político.

Lo que vemos ahora no es una continuidad, sino una imitación, una mala imitación. Repetir las mañaneras del obradorismo es un error. Como no se puede encarnar ese peculiar caudillismo televisivo al estilo no sólo de López Obrador sino de Hugo Chávez, ahora la presidenta lleva cientos de menciones “al presidente López Obrador”, como si él siguiera en la palestra, cuando su culto a la personalidad muchos mexicanos estaban esperando que cesara. No a todos les gusta prender el incienso a los políticos.

La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, habla el 7 de octubre de 2024 durante su conferencia de prensa matutina en Palacio Nacional de la Ciudad de México, México. (EFE/ José Méndez)

Sin embargo, esto no es lo peor, sino querer convertir el poder en un simple espectáculo televisivo, mientras el poder no se está ejerciendo para resolver los graves problemas por los que atraviesa el país y en cambio reitera algo que pudo funcionar con un caudillo, pero no con una presidenta cuya proyección tendría que ser otra tan sólo por el hecho de ser mujer y no contar con ningún carisma especial. El juicio no se basa en ella en la palabra, sino en los hechos.

La crisis en Culiacán por la guerra interna en el Cártel de Sinaloa se ha extendido de manera semejante con otros grupos a otras entidades como Chiapas, Guerrero y Guanajuato, como una mancha que amenaza contagiar a entidades vecinas, pero es una mancha ardiente, encendida, un fuego que puede desestabilizar totalmente al actual gobierno.

¿Qué hemos visto? El estilo del anterior presidente: la negación, el llevar a un funcionario subordinado para que dé una explicación a modo mientras la autoridad presidencial hace una especie de guardia para la foto; el subordinar los temas importantes al discurso reiterativo: los corruptos, la corrupción, el PRIAN, nada de enfrentamientos (no nos vayan a confundir con Calderón, esa es la estrategia), encarnamos el espíritu del pueblo y de la Patria, ya vamos a informar —la Presidencia convertida en Agencia de Noticias—, ¿informar qué?

Lo importante, con los coches bomba en Acámbaro y Jerécuaro, en Guanajuato, a las puertas de cuarteles de policía, es aclarar que “no son actos terroristas sino una pelea por drogas”, según dijo Omar García Harfuch, el secretario de Seguridad Pública. Bueno, es una pelea por drogas que utiliza tácticas terroristas, ¿cuál es la diferencia?

Esperaríamos que el Secretario de Seguridad, acompañando a la FGR, dé una conferencia de prensa informando que se atrapó a los responsable de ese acto que no es terrorista pero usa tácticas terroristas y no lo veamos perdiendo el tiempo en un acto de propaganda que representa la imitación de un gobierno que se supone ya terminó sus funciones.

Si la idea es mantener vigente el culto a la personalidad de López Obrador, van bien. Así como utilizar a una oposición sin ideas, propuestas ni autocrítica, como una especie de sparring, lo cual creo que resulta algo ya muy aburrido.

Quisiéramos que el espíritu de Manerheim se proyectara en el actual poder entendiendo la potencia de la verdad y no el espíritu de Badoglio, que al encarnar la mentira tan sólo profundizó el desastre y terminó traicionando a su pueblo.


Únase a nuestro canal de Telegram para recibir las últimas noticias al instante haciendo click aquí


 

Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

Cómo puede usted ayudarnos a seguir informando

¿Por qué necesitamos su ayuda para financiar nuestra cobertura informativa en Estados Unidos y en todo el mundo? Porque somos una organización de noticias independiente, libre de la influencia de cualquier gobierno, corporación o partido político. Desde el día que empezamos, hemos enfrentado presiones para silenciarnos, sobre todo del Partido Comunista Chino. Pero no nos doblegaremos. Dependemos de su generosa contribución para seguir ejerciendo un periodismo tradicional. Juntos, podemos seguir difundiendo la verdad.