Un estudio sobre la microbiota intestinal de los bebés ha identificado 10,000 nuevas especies víricas en los pañales sucios, y los científicos afirman que estos virus desconocidos hasta ahora desempeñan probablemente un papel importante en la salud de los bebés.
Para su estudio, científicos de la Universidad de Copenhague (Dinamarca) dedicaron cinco años a examinar los pañales de 647 bebés sanos de un año inscritos en un proyecto de investigación a largo plazo sobre el asma infantil. Encontraron y cartografiaron un total de 10,000 especies víricas en el contenido de los pañales de los niños, un número 10 veces mayor que el de especies bacterianas en los mismos niños.
Estas especies víricas se distribuyen en 248 familias víricas diferentes, de las cuales sólo 16 eran ya conocidas por los científicos. Las 232 familias víricas recién descubiertas llevan el nombre de los bebés que participaron en el estudio, como Amandaviridae, Hannahviridae y Tristanviridae.
Un abrumador 90% de los virus hallados en el estudio son lo que los científicos denominan «bacteriófagos», virus que infectan y matan única y selectivamente a las bacterias. No atacan a las células de los propios niños y, por tanto, no causan enfermedades.
Según los científicos, es muy probable que estos bacteriófagos actúen como aliados de los bebés y desempeñen un papel importante en su protección frente a las enfermedades crónicas.
«Algunos bacteriófagos pueden dotar a su bacteria huésped de propiedades que la hagan más competitiva, integrando su propio genoma en el genoma de la bacteria. Cuando esto ocurre, un bacteriófago puede aumentar la capacidad de una bacteria para absorber diversos carbohidratos, permitiendo así que la bacteria metabolice más cosas», explicó Dennis Sandris Nielsen, coautor del estudio y profesor de ciencias de la alimentación en la Universidad de Copenhague.
«También parece que los bacteriófagos ayudan a mantener equilibrado el microbioma intestinal al mantener bajo control las poblaciones bacterianas individuales, lo que garantiza que no haya demasiadas de una sola especie bacteriana en el ecosistema. Es un poco como las poblaciones de leones y gacelas en la sabana», añade el profesor.
El 10% restante de los virus sí infectan células humanas, aparentemente sin enfermar a los niños. Aunque su función exacta sigue sin estar clara, es posible que sirvan para entrenar al sistema inmunitario a reconocer infecciones. También es posible que estén relacionados con enfermedades desconocidas.
«Mi conjetura es que son importantes para entrenar a nuestro sistema inmunitario a reconocer infecciones más adelante. Pero también puede ser que sean un factor de riesgo para enfermedades que aún no hemos descubierto», afirma Nielsen.
En cuanto a por qué hay tantos virus en los intestinos de los bebés, los científicos afirman que probablemente tenga que ver con el sistema inmunitario poco desarrollado de los niños.
«Nuestra hipótesis es que, como a la edad de un año el sistema inmunitario aún no ha aprendido a separar el trigo de la paja, surge una riqueza extraordinariamente alta de especies de virus intestinales, que probablemente sea necesaria para proteger contra enfermedades crónicas como el asma y la diabetes en etapas posteriores de la vida», afirma Shiraz Shah, primer autor del estudio.
El estudio se publicó el 10 de abril en Nature Microbiology.
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