A medida que los brotes de COVID-19 continúan empeorando en la ciudad de Guangzhou, en el sur de China, hay indicios de que la situación local sea mucho peor de lo que han admitido las autoridades chinas.
Chen Xi (un seudónimo), un residente en el distrito de Panyu de Guangzhou, describió cómo el pánico se había apoderado de los residentes en su área ahora, en comparación con días previos cuando el brote local no era una gran preocupación, en una entrevista con The Epoch Times edición en chino el 5 de junio. Guangzhou es una ciudad portuaria en la provincia de Guangdong, en el sur de China.
Los residentes locales han dejado limpios de verduras y otros alimentos básicos los estantes de los mercados locales, dijo Chen, dejándolo a él con pocas opciones cuando fue allí. Agregó que todos los residentes de su distrito fueron sometidos a pruebas el 4 de junio para detectar el virus del PCCh (Partido Comunista Chino), el patógeno que causa el COVID-19.
Chen dijo que le dijeron que no abandonara su distrito residencial hasta que se conociera el resultado de la prueba del virus. Él especuló que la orden de quedarse en casa se dio porque el número de casos de infección estaba aumentando sustancialmente, de manera contraria a lo que han informado las autoridades chinas.
Lo que alimentó sus especulaciones fue lo que le dijo un médico local del Hospital Central de Panyu. Chen dijo que el médico le dijo el 30 de mayo que podría haber más de 300 casos de infección, sin embargo, los funcionarios de salud locales no los habían anunciado.
Al 5 de junio, los funcionarios de salud en Guangzhou—una ciudad de aproximadamente 15.3 millones de personas—informaron menos de 100 casos de infección desde el 21 de mayo, considerado el primer día de la ola actual en Guangzhou. Ese día, los funcionarios identificaron a una mujer local de 75 años con el apellido Guo en dar positivo en la prueba y determinaron que estaba infectada con la variante india del virus del PCCh dos días después, el 23 de mayo.
Desde entonces, los funcionarios de salud de Guangzhou han atribuido la mayoría de los casos a la variante india. La variante india se conoce también como la variante «Delta» bajo un sistema de nombres en griego anunciado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Según Chen, el médico dijo también que el virus se estaba propagando muy rápidamente y había muchos pacientes que no mostraban ningún síntoma del virus, tales como fiebre. Y eran estos pacientes asintomáticos los que estaban siendo excluidos por las estadísticas oficiales de infección anunciadas por los funcionarios de salud de Guangzhou, dijo el médico.
Chen dijo que Guangzhou estaba cerca de ser cerrada, ya que gran parte del transporte público, las rutas y las carreteras de la ciudad habían sido cerradas, y algunos hospitales habían suspendido sus servicios ambulatorios.
Los funcionarios de salud de Guangzhou han impuesto medidas duras para frenar los brotes locales, incluyendo la realización de pruebas del virus a los residentes de los 11 distritos de la ciudad.
A partir del mediodía del 7 de junio, siempre que los residentes de Guangzhou quieran salir de su área, deben proporcionar comprobante de una prueba por COVID-19 negativa dentro de las últimas 48 horas.
Uno de los 11 distritos, Nansha, se cerró a partir del 5 de junio, cuando los funcionarios del distrito suspendieron el transporte público local y cerraron rutas, carreteras y puertos.
Un día antes, el 4 de junio, funcionarios de Guangzhou dijeron que se estaban elaborando planes para distribuir necesidades básicas como carne, huevos y leche utilizando drones y vehículos autónomos a ciertas áreas de la ciudad.
Chen cuestionó también la decisión de los funcionarios de Guangzhou de suspender la vacunación contra COVID-19 para los residentes locales.
“Le pregunté a un médico quien me dijo que había escasez de vacunas. Esto era bastante extraño. Antes se repartían huevos y dinero pidiendo a la gente que se vacunara. Ahora, conforme el brote empeora, debería ser más urgente que las personas se vacunen”, dijo Chen.
La suspensión comenzó el 31 de mayo y los funcionarios de la ciudad dijeron que la iniciativa era para evitar que las multitudes se reunieran para reducir la transmisión, según los medios estatales de China. Antes de que entrara en vigor la suspensión, aproximadamente 10.1 millones de personas se encontraban vacunadas al 31 de mayo. Entre estas personas, cerca de 3.25 millones terminaron el régimen de vacunación completo.
Chen agregó que las aglomeraciones también se congregaban cuando las personas iban a lugares designados para hacerse la prueba del virus, sin embargo, esto no parecía ser una preocupación para los funcionarios locales.
“Mucha gente está hablando de esto. No sabemos qué piensan esos funcionarios. No podemos verificar lo que ellos dicen”, concluyó Chen.
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