Pete Hegseth, el candidato a secretario de Defensa del presidente electo Donald Trump, se enfrentó el 14 de enero a más de cuatro horas de preguntas del Comité de las Fuerzas Armadas del Senado, que sopesó sus cualificaciones para el máximo cargo del Pentágono.
En su declaración preparada ante el comité, Hegseth hizo hincapié en su enfoque en la promoción del ethos guerrero de las fuerzas armadas de EE. UU., y las iniciativas para ampliar y reorientar la fuerza para disuadir los conflictos con los adversarios nación-estado, a saber, China. Hegseth también prometió que la fuerza «seguirá siendo patrióticamente apolítica y estridentemente constitucional».
«A diferencia de la actual administración, la política no debe desempeñar ningún papel en los asuntos militares», añadió Hegseth.
Hegseth dijo que los miembros del servicio forzados a abandonar las filas por rechazar la vacuna contra el COVID-19 tendrán la oportunidad de ser readmitidos y «recibirán una disculpa, el pago retroactivo y el rango que perdieron».
Mientras que Hegseth prometió mantener la política fuera del ejército, el senador Jack Reed (D-R.I.) señaló los comentarios que el nominado había hecho, afirmando que elementos de la izquierda política «odian las ideas fundacionales de América». Reed, el miembro de mayor rango en el comité, cuestionó si los miembros del servicio con políticas diferentes pueden confiar en que no serán objeto de ataques bajo el liderazgo de Hegseth.
«El reto del secretario de Defensa es eliminar la política partidista del ejército; usted propone inyectarla», dijo Reed.
Los legisladores también presionaron a Hegseth sobre los comentarios que ha hecho sobre las mujeres que sirven en funciones de combate, incluyendo una aparición en un podcast el 7 de noviembre en el que Hegseth dijo: «Digo directamente que no deberíamos tener mujeres en funciones de combate».
En otros comentarios, Hegseth ha enmarcado su preocupación en que se rebajen los estándares simplemente para hacer que los roles de combate sean más accesibles a las mujeres. En declaraciones recientes, Hegseth insistió en que apoya a las mujeres que contribuyen en todos los roles militares.
La audiencia se aventuró con frecuencia más allá de las cuestiones políticas, hacia preocupaciones sobre la conducta personal de Hegseth. Los legisladores presionaron al nominado sobre una acusación de que cometió una agresión sexual en 2017 y sobre afirmaciones de alcoholismo.
Hegseth ha negado las acusaciones de agresión sexual, ha insistido en que el encuentro de 2017 fue consentido y ha afirmado que los investigadores de las fuerzas de seguridad le han absuelto de todo delito. Ha insistido en que las afirmaciones de que tiene un problema con la bebida son falsas, y ha dicho que no bebería en absoluto como secretario de Defensa.
Durante su turno de preguntas, la senadora Mazie Hirono (D-Hawái) puso a prueba el compromiso de Hegseth de mantenerse sobrio como secretario de Defensa, e incluso le preguntó si dimitiría en caso de beber.
El senador Tim Kaine (D-Va.) presionó de forma similar a Hegseth sobre si una agresión sexual debería descalificar a alguien para servir como secretario de Defensa.
Hegseth repitió sus negativas a las acusaciones de alcoholismo y agresión sexual y se negó a responder a lo que, insistió, son hipótesis.
Contraatacando a los detractores de Hegseth, el senador Markwayne Mullin (R-Okla.) dirigió las preguntas hacia los demócratas del comité del Senado.
«¿Cuántos senadores se han presentado borrachos a votar por la noche? ¿Alguno de ustedes les ha pedido que dimitan de su cargo?», preguntó Mullin.
Más tarde, el martes, la senadora Joni Ernst (R-Iowa), miembro clave del panel de Fuerzas Armadas, veterana y superviviente de una agresión sexual, salió en apoyo de Hegseth, reforzando su nominación.
-Ryan Morgan
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