BEIRUT/HAIFA, Israel—Israel y el grupo terrorista Hezbolá intercambiaron disparos en la madrugada del domingo. Aviones de combate israelíes llevaron a cabo el bombardeo más intenso en casi un año de conflicto en el sur del Líbano y Hezbolá disparó cohetes hacia el norte de Israel.
El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, declaró que los ataques continuarían hasta que fuera seguro el regreso de las personas evacuadas en el norte, preparando el escenario para un conflicto de mayor envergadura, ya que Hezbolá prometió seguir luchando hasta que se produzca un alto el fuego en la guerra paralela de Gaza.
“En los últimos días hemos infligido a Hezbolá una serie de golpes que nunca imaginó”, declaró el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, en un vídeo. “Si Hezbolá no ha entendido el mensaje, les prometo que lo entenderá”.
El conflicto (que se agravó bruscamente la semana pasada) se recrudeció desde que Hezbolá abrió un segundo frente contra Israel, diciendo que actuaba en solidaridad con los palestinos que se enfrentaban a una ofensiva israelí más al sur, en Gaza.
El ejército israelí afirmó que el sábado había atacado unos 290 objetivos, incluidos miles de cañones lanzacohetes de Hezbolá, y que seguiría atacando más.
Israel cerró escuelas, restringió las reuniones en el norte y ordenó a los hospitales que trasladaran a pacientes y personal a zonas protegidas, muchas de ellas con instalaciones seguras o subterráneas diseñadas para resistir el lanzamiento de cohetes.
En el norte de Israel sonaron las sirenas de alerta antiaérea. Alrededor de 150 cohetes, misiles de crucero y aviones no tripulados fueron disparados contra Israel durante la noche y el domingo, la mayoría de los cuales fueron interceptados por las defensas aéreas, incluyendo un “objetivo aéreo” que vino desde el este, dijo el ejército.
Varios edificios fueron alcanzados, entre ellos una casa gravemente dañada cerca de la ciudad israelí de Haifa. Los equipos de rescate atendieron a los heridos, pero no se informó de víctimas mortales. Los residentes habían recibido instrucciones de permanecer cerca de refugios antiaéreos y salas seguras.
Hezbolá afirmó haber atacado el domingo un cuartel y otra posición israelí con escuadrones de aviones no tripulados de ataque.
También afirmó que había lanzado cohetes contra instalaciones militares e industriales como “respuesta inicial” a dos días de ataques la semana pasada en los que explotaron localizadores y walkie-talkies utilizados por sus miembros.
Estos atentados, cuya autoría se atribuye a Israel, causaron 39 muertos y más de 3000 heridos. Israel no ha confirmado ni negado su implicación.
Un responsable de la Resistencia Islámica en Irak, agrupación de facciones armadas respaldada por Irán, afirmó que lanzaron ataques con misiles de crucero y drones explosivos contra Israel en la madrugada del domingo como parte de “una nueva fase en nuestro frente de apoyo” a Líbano.
“Una escalada en Líbano significa una escalada desde Irak”, dijo el funcionario.
La coordinadora especial de la ONU en Líbano, Jeanine Hennis-Plasscharet, dijo en un post en X que “con la región al borde de una catástrofe inminente, no se puede exagerar lo suficiente: NO hay solución militar que haga más seguro a ninguno de los dos bandos”.
Escalada de ataques
La escalada de ataques se produce menos de 48 horas después de un ataque aéreo israelí contra comandantes de Hezbolá en un suburbio de la capital libanesa. El Ministerio de Sanidad libanés informó el domingo que el número de víctimas mortales de ese ataque había aumentado a 45.
Hezbolá dijo que 16 miembros, entre ellos su líder, Ibrahim Aqil, y otro comandante, Ahmed Wahbi, estaban entre los muertos el viernes en el ataque más mortífero en casi un año de conflicto con Israel.
El ejército israelí declaró haber atacado una reunión clandestina de Aqil y dirigentes de las fuerzas de élite Radwan de Hezbolá y haber desmantelado casi por completo su cadena de mando militar.
Israel quiere que Hezbolá cese el fuego y retire sus fuerzas de la región fronteriza, adhiriéndose a una resolución de la ONU firmada con Israel en 2006, independientemente de cualquier acuerdo sobre Gaza.
Decenas de miles de personas abandonaron sus hogares a ambos lados de la frontera entre Israel y Líbano desde que Hezbolá comenzó a lanzar cohetes contra Israel en octubre, en simpatía con el grupo terrorista Hamás.
Con al menos 84 muertos en Líbano durante la semana pasada, el número de víctimas mortales en el país desde octubre ha superado las 750 durante el peor enfrentamiento entre Israel y Hezbolá desde la guerra de 2006.
El conflicto de Gaza se desencadenó el 7 de octubre, cuando Hamás atacó el sur de Israel, matando a 1200 personas y tomando unos 250 rehenes, según los recuentos israelíes.
El posterior asalto israelí al enclave ha desencadenado la muerte de más de 41,300 palestinos, según el Ministerio de Sanidad local, controlado por Hamás. La cifra no distingue entre civiles y combatientes.
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