La Fuerza Provisional de la ONU en el Líbano (FINUL) advirtió sobre “riesgos muy graves” para su misión después de que unas explosiones hirieran a dos miembros de las fuerzas de paz cerca de la frontera entre el Líbano e Israel, el segundo incidente de este tipo en dos días.
Israel y el grupo terrorista Hezbolá llevan intercambiando disparos a lo largo de la frontera desde el pasado mes de octubre. El enfrentamiento se intensificó la semana pasada, cuando Israel bombardeó el bastión del grupo respaldado por Irán en los suburbios del sur de Beirut en varias rondas de ataques aéreos selectivos, matando a altos mandos y destruyendo arsenales de armas y lanzacohetes.
Los ataques aéreos fueron seguidos por una operación terrestre en la que participaron miles de tropas israelíes en la zona a lo largo de la frontera, donde han estado desmantelando las plataformas de lanzamiento que Hezbolá usa para disparar granadas propulsadas por cohetes y misiles antitanque contra ciudades israelíes, así como infraestructuras que, según las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), permitirían una invasión similar a la de Hamás el 7 de octubre de 2023.
En la mañana del 11 de octubre, la FPNUL dijo en X que su cuartel general en Naqura se vio “afectado por explosiones por segunda vez en las últimas 48 horas”, y añadió que dos miembros de las fuerzas de paz resultaron heridos en explosiones cerca de una torre de observación y están recibiendo tratamiento médico.
En otro incidente, la FPNUL informó que una excavadora israelí derribó barreras en un puesto de la ONU en Labbouneh, cerca de la Línea Azul (una línea trazada por la ONU que separa Líbano de Israel y los Altos del Golán) y que tanques israelíes también avanzaron hacia esa posición.
Anteriormente, el 10 de octubre, la FPNUL declaró que un tanque israelí había disparado contra una torre de vigilancia en el cuartel general de la misión en Naqura, causando la caída y heridas a dos miembros de las fuerzas de mantenimiento de la paz.
“Estos incidentes vuelven a poner en grave peligro a las fuerzas de mantenimiento de la paz de la ONU, que prestan servicio en el sur del Líbano a petición del Consejo de Seguridad en virtud de la resolución 1701”, declaró.
La resolución, aprobada por el Consejo de Seguridad de la ONU en 2006, exige un alto el fuego permanente entre Israel y Hezbolá y prohíbe a todas las partes cruzar la Línea Azul.
“Cualquier ataque deliberado contra las fuerzas de mantenimiento de la paz constituye una grave violación al derecho internacional humanitario”, se lee en la declaración.
En respuesta, las FDI reconocieron haber llevado a cabo operaciones cerca de la base de las fuerzas de paz de la ONU, pero dijeron que Hezbolá estaba operando muy cerca de esas posiciones.
“Hezbolá opera desde dentro y cerca de zonas civiles en el sur del Líbano, incluidas las zonas cercanas a los puestos [de la FPNUL]”, dijeron las FDI, señalando que mantienen “comunicación rutinaria con la FPNUL”.
En su intervención ante el Consejo de Seguridad de la ONU el 10 de octubre, el enviado israelí Danny Danon dijo que su país no desea una ocupación militar al sur del Líbano. Sin embargo, para crear una situación en la que Israel no necesite hacerlo, dijo, las Naciones Unidas deben “garantizar que existen los mecanismos adecuados para que el ejército libanés y la FINUL cumplan con sus obligaciones”.
“Todos conocemos el final de este conflicto: Hezbolá retrocederá al norte del río Litani”, dijo Danon. “Pero, ¿Quién hará cumplir esa situación?… ¿Quién supervisará su mantenimiento?”.
“La respuesta está en manos del ejército libanés y de la FPNUL. Deben dar un paso adelante. No sólo deben cumplir sus obligaciones actuales en virtud de la resolución 1701, sino que debemos reformar esas obligaciones”.
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