LOUIS— Un hombre de Misuri será ejecutado el martes en la tarde por agredir sexualmente y estrangular a una niña de 9 años cuyo cadáver fue arrojado a un vertedero.
Christopher Collings, de 49 años, recibirá una única inyección del sedante pentobarbital a las 18:00 horas (hora central de EE. UU.) por el asesinato de Rowan Ford, alumna de cuarto curso, en 2007.
La niña fue agredida y estrangulada con una cuerda en la pequeña localidad de Stella, al suroeste de Misuri, el 3 de noviembre de 2007 y su cadáver fue descubierto seis días después en un sumidero a las afueras de la ciudad.
El destino de Collings parecía sellado el lunes, cuando la Corte Suprema de Estados Unidos denegó una apelación y el gobernador republicano Mike Parson rechazó una petición de clemencia. Parson, exsheriff, supervisó 12 ejecuciones anteriores y nunca concedió clemencia.
La ejecución de Collings sería la 23ª en Estados Unidos este año y la cuarta en Misuri: Brian Dorsey fue ejecutado el 9 de abril, David Hosier el 11 de junio y Marcellus Williams el 24 de septiembre. Solo Alabama, con seis y Texas, con cinco, realizaron más ejecuciones en 2024.
Rowan era una alumna de cuarto grado descrita por los profesores en el juicio de Collings como una estudiante trabajadora y alegre, amante de las muñecas Barbie que tenía su habitación pintada de rosa. Collings era amigo del padrastro de Rowan, David Spears y vivió durante varios meses en 2007 en la casa que Rowan compartía con Spears y la madre de Rowan, Colleen Spears. La niña llamaba a Collings «tío Chris».
Collings dijo a las autoridades que bebió mucho y fumó marihuana con Spears y otro hombre en las horas previas al ataque a Rowan, según los registros judiciales. Collings dijo que sacó a la niña aún dormida de su cama, la llevó a la caravana donde vivía y la agredió allí.
Collings dijo a la policía que planeaba llevar a Rowan de vuelta a casa, llevándola fuera de la caravana de espaldas a él para que no pudiera identificar a quien la había agredido. Pero cuando la luz de la luna iluminó la oscuridad, Rowan pudo verlo, dijo Collings a la policía. Dijo que «se asustó», tomó una cuerda de una camioneta cercana y la mató.
Colleen Spears volvió a casa del trabajo a las 9 de la mañana del 3 de noviembre y se alarmó al no encontrar a Rowan. Las actas judiciales dicen que Spears insistió en que Rowan estaba en casa de un amigo. Pero cuando Rowan no regresó a casa por la tarde, Colleen Spears llamó a la policía, lo que provocó una búsqueda masiva.
Collings, Spears y un tercer hombre se convirtieron en el centro de atencion de la policia porque fueron las ultimas personas vistas en casa de Rowan. Collings dijo a la policía que, tras matar a Rowan, llevó su cadáver a un sumidero. Quemó la cuerda que utilizo en el ataque, junto con la ropa que llevaba puesta, así como su colchón manchado de sangre, según los fiscales.
Los documentos judiciales y la petición de clemencia dijeron que Spears también se implicó en los crímenes. Una transcripción de la declaración de Spears a la policía, citada en la petición de clemencia, dice que Spears dijo a los oficiales que Collings le dio una cuerda y Spears mato a Rowan.
«La estranguló con ella. Me di cuenta de que se había ido. Ella … realmente se había ido», dijo Spears, según la transcripción. Mientras tanto, los documentos judiciales dicen que fue Spears quien condujo a las autoridades al sumidero donde se encontró el cuerpo.
Pero a Spears se le permitió declararse culpable de cargos menores. No quedó claro por qué. Los fiscales del juicio original no respondieron a los mensajes en busca de comentarios.
Spears cumplió más de siete años en prisión antes de ser liberado en 2015. No se pudo encontrar ningún listado telefónico de Spears.
La petición de clemencia dijo que Collings sufría de una anormalidad cerebral que creó «déficits funcionales en la conciencia, el juicio y la deliberación, el comportamiento, la inhibición social adecuada, y la regulación emocional». También señalaba que de niño sufrió frecuentes abusos y agresiones sexuales.
«El resultado fue el de un ser humano dañado sin orientación sobre cómo convertirse en un adulto funcional», afirmaba la petición.
Tanto la petición de clemencia como la apelación ante la Corte Suprema cuestionaban la fiabilidad del testigo clave de las fuerzas del orden en el juicio de Collings, un jefe de policía de una ciudad vecina que había sido condenado cuatro veces por ausentarse sin permiso mientras servía en el ejército. Según el abogado de Collings, Jeremy Weis, el hecho de que no se revelaran los detalles de ese historial delictivo en el juicio violó el derecho de Collings a las garantías procesales.
«Su credibilidad era realmente el núcleo de todo el caso contra el Sr. Collings», dijo Weis en una entrevista.
Por Jim Salter
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