El ciudadano estadounidense e ingeniero de Verizon desde hace varios años era amigo de infancia de un oficial de inteligencia chino.
Li Ping, un ciudadano estadounidense de 59 años oriundo de China, admitió el 23 de agosto haber conspirado para actuar como agente chino al menos desde 2012.
Bajo la dirección del Ministerio de Seguridad del Estado, la principal agencia de inteligencia de China, Li recopiló una amplia gama de información que apuntaba a blancos del régimen chino, incluyendo activistas pro-democracia, practicantes del grupo religioso perseguido Falun Gong o Falun Dafa, y su antiguo empleador, el gigante estadounidense de telecomunicaciones Verizon, según muestran documentos judiciales y su perfil de LinkedIn.
El documento judicial también revela que discutió tácticas de piratería informática con un agente de servicios de inteligencia chinos y que facilitó material de formación en ciberseguridad de su actual empresa a petición del agente.
Li enfrenta una pena de hasta 5 años de prisión y una multa máxima de 250,000 dólares, además de tres años de libertad supervisada. Según el acuerdo, también deberá indemnizar a las víctimas de los delitos.
Se espera que la audiencia para dictar sentencia se realice dentro de 70 a 90 días.
El caso es el último de una serie de procesamientos que ponen de relieve el largo alcance de las armas de Beijing contra sus principales víctimas, como Falun Gong, una disciplina de meditación que enseña los valores de verdad, benevolencia y tolerancia. En los últimos 25 años, el régimen ha intentado erradicar a Falun Gong en China y en otros lugares del mundo mediante torturas, propaganda, detenciones y extracción forzada de órganos a practicante vivos.
Uno de los primeros encargos de Li en 2012 fue recopilar información sobre las demandas que los practicantes de Falun Gong planeaban interponer contra funcionarios del gobierno chino, según consta en los documentos judiciales.
En agosto de ese año, aproximadamente un mes después de viajar a la ciudad de Wuhan, en el centro de China, para reunirse con un funcionario del Ministerio de Seguridad del Estado de nivel provincial, Li agradeció al funcionario «la ayuda que le había prestado cuando Li estaba en China», declara el documento judicial.
En ese momento, Li compartió información biográfica sobre un abogado de San Petersburgo, Florida, con el que había hablado, diciendo que el abogado había prestado a su esposa algunos libros de Falun Gong. También proporcionó información sobre un blog que el abogado había escrito para una publicación relacionada con Falun Gong, según el documento judicial.
En cinco días, el oficial respondió agradeciendo a Li la información. El oficial se dirigía a Li como «hermano» y le pedía que «estuviera atento a los movimientos de los activistas prodemocráticos» antes de la próxima conferencia clave de líderes políticos chinos, el XVIII Congreso del Partido, y que «prestara atención a si alguien que conoce trabaja en la CIA o el FBI».
En abril de 2013, a petición del funcionario chino, Li le envió información pública y datos de acceso a las redes sociales de dos autores israelíes que habían escrito libros sobre Falun Gong. En septiembre de 2014, el oficial volvió a solicitar a Li que buscara información sobre Falun Gong, proporcionándole información biográfica de un practicante de Falun Gong de Hubei, incluida la dirección de su casa en California, su número de teléfono y la marca y modelo de su auto. Dijo que el hombre había hecho manifestaciones ante el consulado chino en California. Li respondió ese mismo día con información sobre una persona que creía que el agente estaba buscando.
Dos días después, Li realizó nuevas búsquedas en Internet sobre esa persona y compartió sus hallazgos con el agente de inteligencia chino.
Li y el agente mantuvieron una estrecha relación durante varios años, según señalaron los fiscales en la audiencia. Los dos se llamaban con frecuencia «hermano» y, según los documentos judiciales, el oficial y sus colegas invitaron a Li a baños calientes en un spa en Beijing en diciembre de 2014.
También se esforzaron por ocultar sus comunicaciones a las fuerzas de seguridad estadounidenses, borrando sistemáticamente los correos electrónicos y el material que Li les había proporcionado y creando varias cuentas falsas. Li, que carecía de un número de teléfono chino, pidió al funcionario que le ayudara a crear una cuenta compartida en la plataforma china de redes sociales Sina, que utilizaron para transmitir documentos.
El funcionario del ministerio también le encargó a Li que investigara otros temas para impulsar la misión de su agencia.
En 2015 le preguntó a Li por las nuevas sucursales chinas de su entonces empleador, Verizon, para saber si «la empresa estaba realizando algún tipo de recopilación de datos en China».
En marzo de 2022, el agente preguntó a Li por su actual empleador, Infosys, la segunda mayor empresa de tecnología de la información de India, y por su base de clientes. También le pidió material sobre la formación en ciberseguridad de la empresa y le habló de las tácticas de piratería informática que podría emplear, según el documento judicial. Li respondió con un manual de ciberseguridad y una descripción de su empresa y sus clientes.
En junio de ese año, Li también ayudó al agente a encontrar detalles sobre la dirección de la propiedad de un individuo en Ezhou, Hubei, la provincia natal del agente, incluida la página web de la empresa inmobiliaria con fotos y la información fiscal de la propiedad que identificaba a los propietarios. El individuo había huido de China después de realizar algunas acciones que ofendieron a Beijing y figuraba en un aviso de «se busca» de los funcionarios de seguridad de Hubei.
Li, quien obtuvo la ciudadanía estadounidense hace unas dos décadas, apareció con una camiseta azul zafiro en la audiencia judicial del viernes. Cuando The Epoch Times le preguntó si se arrepentía de sus actos, respondió que «no».
Su abogado Daniel Fernández insistió en que el caso «no es espionaje».
«Él proporcionaba información a amigos de infancia que se convirtieron en empleados del Gobierno. Y la información compartida es información pública que se podría buscar en Google», dijo a The Epoch Times. Añadió que Li era consciente de que el funcionario trabaja para el Estado chino y le rendía cuentas. Está «asumiendo su responsabilidad», dijo Fernández antes de la audiencia.
Sherwood Liu, un practicante de Falun Gong de San Petersburgo, dijo que fue objeto de acoso por parte de individuos chinos en EE.UU. después de que un funcionario de seguridad chino le tomara fotos haciendo ejercicios de Falun Gong en un parque local de Florida.
Este caso, dijo, representa solo la punta del iceberg. Hay «muchos otros espías chinos que siguen viviendo en nuestra comunidad», declaró a The Epoch Times, y añadió que se alegra de que las autoridades estadounidenses estén prestando atención a las operaciones chinas encubiertas.
«Espero que, con esta declaración de culpabilidad, pueda arrepentirse realmente de lo que hizo», dijo. «No le reprocho nada. Solo espero que piense realmente en el daño que pueden causar sus acciones».
Otros dos procesos relacionados con China han conducido recientemente en declaraciones de culpabilidad.
El 13 de agosto, un analista de inteligencia del ejército estadounidense se declaró culpable de vender secretos militares a China. Tres semanas antes, dos hombres de California admitieron haber sobornado al Servicio de Impuestos Internos (IRS) para retirar la denominación de organización sin ánimo de lucro a una organización de Falun Gong en Nueva York.
El 21 de agosto, las autoridades arrestaron a un destacado chino activo en la comunidad prodemocrática de Nueva York, acusándolo de espiar a los críticos con el régimen chino valiéndose de su posición como líder del sector.
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