En China, un hombre de 70 años infectado con el nuevo coronavirus se suicidó después de que los funcionarios chinos locales se negaran a enviarlo a un hospital para recibir tratamiento.
La esposa del hombre, una mujer de 68 años de apellido Cheng que vive en el distrito Qiaokou de la ciudad de Wuhan, epicentro del brote de coronavirus en China, dijo a la edición en chino del Epoch Times que su esposo saltó desde el noveno piso de su casa alrededor de las 2 p.m. hora local el 10 de febrero.
«Me acababa de acostar para [descansar] cuando escuché un fuerte estallido. Me levanté inmediatamente», dijo Cheng, recordando lo que estaba haciendo cuando su esposo se quitó la vida.
Añadió: «No sabía que haría algo estúpido. Apenas podía caminar. Usó un palo para subirse a un taburete antes de saltar desde el noveno piso».
Cheng explicó que su cónyuge era un paciente de hemodiálisis y que necesitaba ir al hospital para recibir tratamiento de diálisis tres veces a la semana.
Se infectó con el virus durante uno de sus viajes al hospital, según Cheng. Ella dijo que eventualmente contrajo el virus también.
Cheng añadió que lo llevó por lo menos a dos hospitales diferentes el 27 de enero, pero ambos se negaron a proporcionarle tratamiento de diálisis, alegando que no tenían capacidad para hacer el tratamiento en ese momento.
Buscaron al comité local del vecindario, una organización dirigida por el Partido Comunista Chino, para que les ayudara a asegurar el tratamiento.
Esperaban que ambos pudieran ser admitidos en un hospital para el tratamiento de diálisis y que se les hiciera una prueba de ácido nucleico, la prueba oficial de diagnóstico del coronavirus.
Sin embargo, al comité vecinal no le importó, contó Cheng, desechando su petición y afirmando que primero necesitaban asegurar el permiso de los funcionarios del comité local y del comité de salud y planificación familiar. Estas también son organizaciones del Partido a nivel local que típicamente manejan las actividades de los residentes.
En la última semana antes que su esposo terminara con su vida, Cheng explicó que apenas podía comer algo y tenía serias condiciones de diarrea que empujaron a su esposo a terminar con su vida.
El 9 de febrero, el comité local llamó a la familia y dijo que el padre podía ser examinado por la noche para detectar el virus. Pero no ocurrió.
Cheng dijo que el comité local finalmente accedió a que lo enviaran al hospital, después de que su hijo menor amenazó al comité que no aceptaría entregar el cadáver del padre para su cremación.
Cheng dijo que su hijo menor también estaba infectado con el virus, pero que su condición había mejorado constantemente después de tomar algunos medicamentos.
El hijo de Cheng se filmó a sí mismo teniendo una acalorada discusión con el comité local en la tarde del 10 de febrero. En el video dijo que su padre no habría saltado si el comité hubiese mantenido su palabra.
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