Las protestas de Hong Kong están elevando las ya altas tensiones entre Estados Unidos y China. Pero la mayor preocupación de China no es en realidad Hong Kong. No son los dolorosos aranceles estadounidenses, la costosa prohibición de los equipos de Huawei, ni tampoco el apoyo diplomático de Estados Unidos a las manifestaciones.
Todas estas políticas han ciertamente añadido considerable fricción a las relaciones sino-americanas, pero es la profundización de las relaciones estadounidenses con Taiwán su mayor preocupación. La situación de Hong Kong y Taiwán no están relacionadas directamente, pero una afecta definitivamente la otra.
China necesita que Hong Kong siga siendo una entrada financiera
P0r un lado, el líder chino Xi Jinping no puede darse el lujo de dañar los críticos beneficios financieros y diplomáticos que Hong Kong le brinda a Beijing y a la economía china. Hong Kong sigue siendo la puerta de entrada primaria de China a las relaciones comerciales y financieras globales.
Por el otro, si no es contenido, el movimiento podría causar otras rebeliones contra el Partido Comunista Chino (PCCh). Esa posibilidad podría forzar a Xi a reprimir a los manifestantes jugando la carta del «Artículo 14». El Artículo 14 dice que las fuerzas militares en Hong Kong no interferirán en asuntos locales a menos que el gobierno de Hong Kong solicite asistencia «en el mantenimiento del orden público».
Tal pedido de la jefe ejecutiva de Hong Kong, Carrie Lam, podría llegar en cualquier momento.
¿Usará Xi Jinping el Artículo 14?
Parecería ser que Xi podría estar inclinándose en esa dirección, o al menos amenazando con hacerlo. Por ejemplo, los medios estatales de China han acusado a Estados Unidos de estar detrás de las protestas. Culpar a la interferencia extranjera fue usada en el pasado como pretexto para la represión.
En una conferencia de prensa el 24 de julio, la portavoz del Ministerio de Defensa, Wu Qian, no calmó los temores cuando dijo que «algunas acciones de manifestantes radicales desafían a la autoridad del gobierno central y en el fondo al ‘un país, dos sistemas'». Ella también dijo que el ministerio seguiría el Artículo 14 de la Ley Básica de Hong Kong.
¿Está el PCCh presagiando la intervención militar en Hong Kong? Si es así, ¿cómo podría responder Estados Unidos?
¿Le quitará Estados Unidos los privilegios a Hong Kong?
Tal movida de China podría costar un precio muy alto. Estados Unidos podría responder jugando la «carta del Acta Política EE. UU.-Hong Kong«.
El Acta Política EE. UU.-Hong Kong, aprobada por el Congreso en 1992, le confiere a Hong Kong privilegios económicos y comerciales que incluyen el acceso a tecnologías restringidas y al cambio de moneda abierto entre Hong Kong y el dólar estadounidense, como si fuera una entidad política separada de China. El trato privilegiado de Hong Kong por parte de Estados Unidos, junto con su reputación como centro financiero internacional, han sido una ventaja clave para las relaciones comerciales y financieras de China con el resto del mundo.
La interferencia militar de China podría causar que Estados Unidos deje sin efecto el Acta Política EE. UU.-Hong Kong. Le seguiría probablemente una gran retirada financiera de Hong Kong de parte de la comunidad internacional, un golpe que la convaleciente economía de China no podría soportar. Además, reduciría la presencia de China en el mundo y aumentaría el perfil de Taiwán como santuario para los pacíficos manifestantes victimizados por las tropas militares de Xi.
Una confluencia de eventos riesgosos
Para evitar tales potenciales catástrofes, Xi debe adoptar un enfoque menos beligerante para resolver el movimiento de las protestas en Hong Kong, o esperar que pierda impulso o el apoyo de la gente. Al mismo tiempo, debe impedir de alguna forma que Estados Unidos expanda sus ya profundas relaciones con Taiwán.
Eso podría resultar difícil y arriesgado para ambos lados, ya que la confluencia de eventos continúa agregando nuevas complejidades.
Este mes, Washington aprobó un acuerdo de armamento de varios miles de millones de dólares con Taipéi, que incluye la venta de 108 tanques Abrams, 250 misiles Stinger y equipamiento relacionado. En 2018 hubo otro acuerdo para vender a Taiwán 144 aviones caza F-16V renovados.
Ambas ventas de armamento han sido problemáticas para China. Entran en conflicto con la promesa que hizo Xi este año, de reunir China y Taiwán, y en la cual advirtió que China se reserva el derecho de usar la fuerza para cumplir si fuera necesario.
La creciente presencia de buques de guerra estadounidenses en el Estrecho de Taiwán bajo la administración de Trump también altera al régimen chino.
Aumentando la retórica
China ha respondido a las políticas de EE. UU. con retórica usualmente reservada a su audiencia local, anunciando el 24 de julio que está listo para ir a la guerra si Estados Unidos continúa presionando por la independencia de Taiwán.
Aproximadamente al mismo tiempo, sobre el Mar de Japón, aviones caza chinos, rusos, japoneses y surcoreanos cruzaron rutas de vuelo en una peligrosa exhibición de competición por disputas territoriales. Y el 24 de julio, Corea del Norte, que depende de China por comida, aceite para calentar y otras cosas esenciales, condujo dos lanzamientos de misiles de corto rango que Corea del Sur ha identificado como una nueva clase de amenaza.
¿Coordinación de estrategias para cerrar un pacto con Estados Unidos?
No parece probable que estos eventos no estén relacionados. La guerra, o incluso la amenaza de guerra, es una táctica de alto riesgo que podría escalar fácilmente para detrimento de todos.
Aún así, podría ser que China, al amenazar con guerra a Estados Unidos sobre su relación con Taiwán, busca tanto impedir que Estados Unidos venda armas a Taiwán como también minimizar el impacto en caso de una represión en Hong Kong, si efectivamente sucede.
¿Es este un enfoque racional que China pueda tomar? Puede ser. Queda por ver cómo se desarrolla la situación de Hong Kong. Pero no es para nada seguro que lo que suceda en Hong Kong, se quede en Hong Kong.
James Gorrie es un escritor de Texas. Es el autor de «The China Crisis».
Las opiniones expresadas en este artículo son la opinión del autor y no reflejan necesariamente la opinión de La Gran Época.
Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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