Un centro hospitalario de Texas suspendió a los trabajadores que no se vacunaron contra COVID-19.
El centro de salud Metodista de Houston informó el 1 de abril a sus empleados que tendrían que vacunarse antes del 7 de junio o presentar documentación para una exención.
Las exenciones solo se basarían en una condición médica, como el aplazamiento del embarazo, o por creencias religiosas sinceras.
Hasta el martes, 24,947 trabajadores optaron por vacunarse completamente contra el virus del PCCh (Partido Comunista Chino), causante del COVID-19, según Marc Boom, director general del centro de salud.
Pero, según un memorando interno obtenido por The Epoch Times, Boom dijo a los empleados que 178 de ellos no se vacunaron completamente o no se vacunaron en absoluto.
«El pequeño porcentaje de empleados que no cumplió con la política estará ahora suspendido sin sueldo durante los próximos 14 días», escribió el director, añadiendo que ellos «decidieron no poner a sus pacientes en primer lugar».
Según el memorando del 1 de abril que se envió a todos los empleados del centro hospitalario, los trabajadores suspendidos a partir del 7 de junio serían despedidos si no se vacunaban completamente.
Otros 285 empleados del hospital recibieron una exención médica o religiosa, mientras que a 332 se les concedieron los aplazamientos por embarazo y otras razones.
A los trabajadores que se vacunaron, Boom les dijo que estaba orgulloso de ellos.
«Habéis hecho lo correcto. Habéis protegido a nuestros pacientes, a vuestros colegas, a vuestras familias y a nuestra comunidad. La ciencia demuestra que las vacunas no solo son seguras, sino que son necesarias si queremos voltear la esquina contra el COVID-19», escribió Boom.
Para los que están tristes por «perder a un colega que decidió no vacunarse», añadió que «solo les deseamos lo mejor y les agradecemos su pasado servicio a nuestra comunidad y debemos respetar la decisión que han tomado».
«Desde que yo anuncié este mandato en abril, el Metodista de Houston fue desafiado por los medios de comunicación y extrovertidos empleados e incluso demandaron. Como primer sistema hospitalario en imponer las vacunas COVID-19, estábamos preparados para ello. Las críticas son a veces el precio que pagamos por liderar la medicina. Al día de hoy, otros grandes centros sanitarios siguieron nuestro ejemplo y anunciaron sus propias obligaciones en materia de vacunas y muchos más lo harán pronto», ha dicho.
El centro de salud recibió una fuerte presión por su mandato. El mes pasado, más de 11 empleados se unieron para presentar una demanda, argumentando que el centro hospitalario estaba «obligando a sus empleados a ser ‘conejillos de indias’ humanos como condición para seguir trabajando».
Los demandantes indicaron que las tres vacunas COVID-19 que se administran actualmente en Estados Unidos recibieron autorización de uso de emergencia, pero ninguna ha sido aprobada por los organismos reguladores de medicamentos de Estados Unidos.
La demanda pide al Tribunal de Distrito del Condado de Montgomery que impida al centro de salud despedir a los demandantes si se niegan a vacunarse y que declare inválido el mandato.
El centro hospitalario respondió que es legal que las instituciones sanitarias obliguen a vacunarse y que lleva imponiendo las vacunas contra la gripe desde 2009.
Una agencia federal dijo recientemente que las empresas pueden exigir a sus empleados que se vacunen.
A principios de esta semana, una de las enfermeras que demandaron al Houston Methodist encabezó una huelga al terminar su turno.
Algunos simpatizantes se reunieron al grupo y lo aclamaron.
«Todos estamos suspendidos en este momento», dijo Jennifer Bridges, una enfermera, a KTRK. «Se supone que nos reuniremos con un juez federal esta semana para que decida dejarnos volver al trabajo».
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