Huawei se enfrenta a un obstáculo tras otro en el mercado europeo.
Alemania está considerando requisitos de seguridad más estrictos en un esfuerzo por excluir a Huawei de la construcción de la próxima generación de redes 5G del país, mientras que la compañía francesa de telecomunicaciones Orange anunció que no contrataría el sistema Huawei para 5G en Francia. El grupo británico BT Group también prohibió a Huawei de la red 5G y dijo que retiraría los equipos de la empresa de sus actuales operaciones 3G y 4G. Mientras tanto, agencias de inteligencia checas advirtieron sobre las amenazas a la seguridad de Huawei, y Polonia también está considerando una prohibición después de que un empleado de Huawei fuera arrestado y acusado de espionaje.
Esto no es algo que Huawei pronosticara. El fundador y CEO de la empresa, Ren Zhengfei, esperaba utilizar la estrategia del excabecilla del Partido Comunista Chino, Mao Zedong, de “apoderarse del campo y luego utilizar las bases rurales para rodear y capturar las ciudades”.
Como se explicó en un artículo de una revista china en 2014 que detalla la vida de Ren, el ejecutivo quería que Huawei conquistara primero los mercados menos desarrollados, y luego usara esa experiencia para penetrar los mercados más competitivos y desarrollados.
El artículo señala que en 1997, Huawei hizo su primera incursión en el mercado internacional con Rusia. El desarrollo tecnológico de Rusia estaba por detrás de la mayor parte de Europa y Estados Unidos, y el antiguo país comunista sigue manteniendo una buena relación con China.
Después de Rusia, Huawei apuntó a los países africanos, los países de Europa del Este, de Medio Oriente, del Sudeste Asiático y de Sudamérica. El objetivo final de la compañía china era conseguir negocios en Europa Occidental y en los Estados Unidos.
Forzando la entrada a los mercados
Huawei utilizó una serie de tácticas poco ortodoxas para ganar negocios en los mercados de todo el mundo.
El 14 de octubre de 2014, Michael Makuei Lueth, ministro de información de Sudán del Sur, envió una carta formal a Barnaba Marial Benjamin, ministro de relaciones exteriores y cooperación internacional del país africano, alegando que Huawei hackeó su cuenta de correo electrónico oficial y envió un documento falsificado a Li Ruogu, presidente del Banco de Exportaciones e Importaciones de China, para ayudar a la empresa china a conseguir un contrato.
Debido a la falsificación, “sospecho que Huawei estuvo hackeando muchos correos electrónicos de funcionarios del gobierno, falsificando y adulterando documentos en nombre de altos funcionarios del gobierno”, escribió Lueth en la carta.
En 2016, un gerente de ventas anónimo de Huawei en Nigeria compartió sus experiencias en las redes sociales.
Habló de un incidente en 2012, cuando la sala de equipos de un operador de red de telecomunicaciones europeo no identificado se incendió y los equipos de Ericsson, valorados en unos 20 millones de dólares, quedaron reducidos a cenizas. Él y sus colegas vieron la oportunidad de entrar en el mercado europeo.
“Decidimos aprovechar la oportunidad y donarles un sistema equivalente de forma gratuita”, escribió el gerente de ventas de Huawei. “Estratégicamente, nos ayudará a entrar en el mercado [si el operador está de acuerdo]”. El gerente no reveló el país europeo donde esto ocurrió.
Haciendo lobby y contratando expertos
Huawei también sabía cómo reclutar a las personas adecuadas para la compañía.
En 2011, justo después de que el embajador de la Unión Europea en China, Serge Abou, se retirara de su cargo, Huawei se acercó a Abou para que fuera su asesor principal. Abou se unió a Huawei en 2013 después de los dos años de espera requeridos antes de poder aceptar el trabajo de consultoría, no obstante el potencial conflicto de intereses llamó la atención.
En un artículo de octubre de 2013, el South China Morning Post (SCMP) citó a Olivier Hoedeman del Observatorio de las Corporaciones Europeas, una organización sin fines de lucro con sede en Bruselas que investiga los efectos del lobby corporativo, quien dijo: “Aunque Abou no puede hacer lobby directamente [para Huawei], puede ayudar [a la compañía china] a obtener acceso a través de sus conocimientos internos. Hay un gran riesgo de conflicto de intereses, porque él sabe a qué puertas llamar y cómo abrirlas”.
Además de Abou, Huawei también contrató a siete lobbistas “que están acreditados ante el Parlamento Europeo, y contrató a cinco firmas consultoras para que hagan lobby por ellos ante la Unión Europea”, dijo Hoedeman a SCMP.
Según el Registro de Transparencia de la UE, un registro voluntario de lobbistas, Huawei gastó unos tres millones de euros (3,42 millones de dólares) cada año haciendo lobby en la UE.
En octubre de 2011, John Suffolk, exdirector de información del gobierno del Reino Unido, se unió a Huawei como jefe global de ciberseguridad tras obtener la aprobación -según la normativa británica- del entonces primer ministro David Cameron.
Suffolk había trabajado en el gobierno del Reino Unido durante siete años. Ayudó a Huawei a desarrollar su sistema de garantía de ciberseguridad.
Hoy en día, Huawei tiene 18 centros de investigación y desarrollo en Europa, dirigidos por el Instituto Europeo de Investigación de Huawei, con sede en Bélgica. La empresa tiene asociaciones académicas con más de 100 universidades en Europa, en las que invierte 75 millones de euros (85,29 millones de dólares), según el sitio web de la empresa. Pero recientemente las universidades fueron cuestionadas en medio del creciente escrutinio del gigante tecnológico chino.
Huawei firmó en total más de 210 acuerdos de cooperación con empresas europeas.
Sospecha de interferencia en el ámbito artístico
En un momento particularmente curioso, Huawei invirtió recientemente en el ámbito artístico y cultural francés.
El 9 de julio de 2018, la Ópera de París, la principal compañía francesa de ópera y ballet, anunció que Huawei invertirá 900.000 euros (1,025 millones de dólares) en tres años para crear una “academia digital” global para la compañía de artes escénicas, incluyendo cursos por Internet, videos de archivo y más, según un informe de la emisora de radio Europe 1.
Los medios de comunicación estatales chinos también elogiaron la asociación, señalando que la iniciativa cuenta con el apoyo del Ministerio de Cultura de China.
Al mismo tiempo, la compañía neoyorquina Shen Yun Performing Arts estaba en negociaciones con la Ópera de París para reservar el teatro, el Palais Garnier, para varias actuaciones, como parte de su gira mundial de 2019.
Los presentadores de Shen Yun en Francia dijeron a La Gran Época que las conversaciones sobre la reserva del teatro de repente se paralizaron después de que la Ópera de París cerró el trato con Huawei.
Tras el estancamiento de las conversaciones con la Ópera de París, los presentadores de Shen Yun finalmente llevaron el espectáculo a otro lugar de París, el Palais des Congrès. La compañía acaba de terminar una exitosa serie de presentaciones en el teatro a mediados de enero y se presentará allí nuevamente en mayo.
Según el sitio web de Shen Yun, la misión de la compañía es revivir 5000 años de civilización china. Desde su fundación en 2006, el gobierno de Beijing ha intentado constantemente bloquear la presencia de Shen Yun en Occidente, aparentemente debido a su representación de temas considerados “sensibles” por el régimen, como la persecución de parte del Partido Comunista Chino a la disciplina espiritual Falun Dafa.
La Gran Época, así como medios de comunicación europeos, han documentado que los consulados chinos y sus agentes en todo el mundo han estado presionando durante años a los teatros para que no cedan sus espacios a Shen Yun, o han intentado coaccionar a los funcionarios del gobierno occidental para que no asistan a las actuaciones ni expresen el apoyo público a la compañía internacional de artes escénicas Shen Yun.
El último de tales ejemplos ocurrió este año en el Teatro Real de Madrid, donde Shen Yun iba a presentarse el 31 de enero y el 2 de febrero, presentaciones que pocas semanas antes fueron canceladas por el teatro, alegando razones técnicas. Más tarde, una investigación descubrió que había sido el embajador chino en España, Lyu Fan, en persona quien presionó al Teatro para cancelar las presentaciones.
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