Pequeñas huellas de manos de 8000 años de antigüedad fueron hechas por lagartos, según dicen científicos.
El sitio de Wadi Sura II fue descubierto en el desierto occidental de Egipto en 2002. En ese momento, los investigadores se sorprendieron de encontrar las paredes del refugio rocoso con una gran cantidad de decoraciones, algunas de las cuales datan de hace miles de años.
Junto con los diseños que muestran animales salvajes, figuras humanas y criaturas sin cabeza, también se encontraron los contornos de numerosas huellas de manos humanas, que nunca antes se habían visto en un yacimiento rocoso sahariano.
Pero los antropólogos revelaron recientemente que las huellas no fueron hechas por humanos pequeños.
Emmanuelle Honoré del Instituto McDonald para la Investigación Arqueológica, una de las antropólogas del equipo de investigación, dijo a National Geographic que al principio estaba «sorprendida» por la forma de los pequeños contornos de las manos cuando los vio por primera vez.
«En el Wadi Sura II aparece no sólo en el interior de los contornos de las manos humanas, sino también en los frisos, un patrón que también se ve junto a las manos humanas. Todos fueron pintados alrededor de la misma época con el mismo pigmento. Sin embargo, es imposible decir si el pie de una criatura viva fue presionado contra la pared del refugio para hacer un stencil o si el artista optó por la conveniencia y la seguridad de una extremidad recién cortada», informó el sitio web.
«Eran mucho más pequeñas que las manos de un bebé humano y los dedos eran demasiado largos», explicó.
La antropóloga comparó las dimensiones de las manos de bebés recién nacidos, así como de bebés prematuros, y los resultados, que fueron publicados a principios de este año en el Journal of Archaeological Science, muestran que hay una probabilidad extremadamente baja de que las manos del «bebé» en la llamada Cueva de las Bestias sean realmente humanas.
Honoré midió entonces las patas de los monos, pero también las descartó. Así que se volvió hacia los lagartos y descubrió que las huellas probablemente fueron hechas con las patas delanteras de lagartos monitores del desierto, o con los pies de cocodrilos jóvenes.
«No estamos seguros de tener una respuesta definitiva, pero nuestros primeros resultados son bastante convincentes», dijo a news.com.au sobre las últimas investigaciones.
Pero se duda demasiado a la hora de analizar el significado.
«Tenemos una concepción moderna de que la naturaleza es algo separado de los seres humanos», dice. «Pero en esta enorme colección de imágenes podemos detectar que los humanos son parte de un mundo natural más grande. Es un gran reto para nosotros como investigadores interpretar estas pinturas, ya que tenemos una cultura totalmente diferente [de la que las creó]».
En cualquier caso, el sitio en sí mismo sigue siendo muy importante.
«Wadi Sura II puede considerarse como el yacimiento de arte rupestre más importante de todo el norte de África, debido a su gran cantidad de pinturas», dijo. «El refugio está situado en una zona muy remota y fue descubierto recientemente».
Los resultados del estudio de Honore fueron publicados en Journal of Archeological Science, señalando el origen de las «huellas de manos».
«Las manos pequeñas dentro del arte rupestre difieren significativamente en tamaño, proporciones y morfología de las manos humanas. Se cuantificaron los posibles sesgos entre las diferentes muestras, pero su rango promedio no puede explicar las diferencias observadas. La evidencia sugiere que las huellas de mano pertenecen a un animal, muy probablemente un reptil. La identificación de un pentadáctilo no humano es única en el campo del arte rupestre y plantea nuevas perspectivas para entender el arte de Wadi Sūra, y el comportamiento y el universo simbólico de las poblaciones que lo hicieron», dice.
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