Comentario
La bandera hutí incluye las palabras “Muerte a Estados Unidos, Muerte a Israel, maldición a los judíos y victoria al Islam”. Eso es todo lo que necesitamos saber para querer derrotarlos a ellos y a sus partidarios, con su propio dinero. No debería sorprender que utilicen tecnología militar china, se inspiren en el terrorista de Al-Qaeda Osama bin Laden y obtengan apoyo militar directo de Irán.
Para ayudar en la guerra de Hamás contra Israel, hasta ahora los hutíes han atacado más de una docena de barcos, incluido al menos un barco de la Armada estadounidense, petroleros sauditas y barcos noruegos y liberianos. Con este fin, los hutíes lanzaron aproximadamente 100 municiones, incluidos drones y misiles, contra el transporte marítimo internacional en el Mar Rojo. También se apoderaron de un barco comercial y de 25 tripulantes, que todavía permanecen como rehenes en Yemen.
Los hutíes inicialmente apuntaron a los envíos vinculados a Israel, pero ahora aparentemente han ampliado su objetivo a cualquier buque de carga dentro de su alcance. Desafortunadamente, Malasia apoya al otro representante iraní, Hamás, y también prohíbe que los envíos vinculados a Israel atraquen en puertos malasios. Los objetivos de misiles balísticos hutíes han incluido el puerto israelí de Eilat, con el resultado de que los cargueros que pasan a través de él disminuyeron en un 85 por ciento.
Si bien la administración Trump designó oficialmente a los hutíes como terroristas, la administración Biden rescindió la designación y no ha tomado represalias contra los objetivos hutíes en Yemen, aparentemente por temor a provocar a Irán. La administración Biden también ha tardado en golpear financieramente a Irán, con sanciones demasiado pequeñas y tardías del Departamento del Tesoro impuestas el 28 de diciembre a solo unos pocos objetivos financieros yemeníes y turcos.
Como resultado, Irán y los hutíes son en gran medida responsables y están al ataque, incluso cuando Estados Unidos intenta conversaciones de paz que legitimarían el control del territorio hutí, incluida la mayor parte de la riqueza mineral de Yemen, el acceso al comercio marítimo y los enlaces aéreos con Irán y el Líbano, donde podrían obtener más fácilmente la ayuda del tercer representante iraní y firme partidario, Hezbollah.
Los recientes ataques hutíes utilizaron inteligencia iraní y municiones importadas de Irán, incluidos drones, cohetes, misiles de crucero y misiles balísticos. A lo largo de los años, los hutíes atacaron no solo a Israel, sino también a objetivos de los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita con decenas de miles de cohetes, matando a más de 100 civiles saudíes, despoblando cientos de aldeas saudíes y capturando las escasas tierras agrícolas sauditas, las que aún no han sido devueltas.
Irán y Rusia se benefician de los mayores precios de la energía que conllevan los ataques hutíes. Según un oficial militar occidental que habló con Middle East Eye, “La Guardia Revolucionaria Iraní está en Yemen con fuerza. Los sofisticados ataques de los hutíes indicarían una cercana orientación”.
En Yemen, los hutíes han matado a los activistas por los derechos de las mujeres, han instalado trampas explosivas en los juguetes de los niños, han obligado a los aldeanos y a los niños a convertirse en terroristas y han escondido a los terroristas entre los civiles. Más de 375,000 personas han muerto en las recientes guerras yemeníes, principalmente por falta de alimentos, agua y atención sanitaria. En última instancia, los responsables son los hutíes y sus socios en Irán y el Líbano. El “eje de resistencia” iraní, que incluye a varios terroristas y milicias —incluidos los hutíes, Hamás, Hezbolá y las milicias pro-Irán en Siria e Irak— se une efectivamente a los países del “eje del mal”, incluidos China, Rusia y Corea del Norte.
Irán exporta municiones a los hutíes por tan solo 1000 dólares cada una. Para derribarlos en vuelo se necesitan sofisticados misiles estadounidenses que cuestan entre 2 y 11 millones de dólares cada uno, sin mencionar el costo fijo de los buques de guerra para transportarlos. Estados Unidos ya ha disparado docenas de estos misiles para defender el transporte marítimo del Mar Rojo contra los hutíes, y se esperan más costos de ese tipo.
Estados Unidos anunció el 19 de diciembre que encabeza un grupo de trabajo naval, llamado Operación Guardián de la Prosperidad, para proteger el transporte marítimo en el Mar Rojo. Más de 20 países están involucrados, 12 de ellos han sido nombrados, y solo unos pocos envían barcos, incluidos Estados Unidos, Gran Bretaña, Dinamarca, Francia y Grecia. Esto distribuirá los costos, pero Teherán aún puede aprovecharlo.
También se están discutiendo ataques terrestres de Estados Unidos y sus aliados contra objetivos hutíes en Yemen, incluidos sitios de misiles, comando y control, radares y depósitos de armas. Los puertos y aeródromos, a través de los cuales los hutíes podrían importar más armas, podrían ser atacados, así como también las fábricas de municiones iraníes, incluso para drones, misiles y armas nucleares. Estos enfoques ofensivos aumentarán el costo para los terroristas más allá de los costos aliados, lo cual es necesario para poner fin a la guerra. Sin embargo, esto todavía le cuesta al contribuyente estadounidense aunque el contribuyente estadounidense no tiene la culpa.
Los contribuyentes estadounidenses que brindan seguridad al transporte marítimo internacional en el Mar Rojo deberían recibir un reembolso completo a través de reparaciones inmediatas por parte de Irán, Hezbolá y los hutíes, con incautaciones de activos iraníes y otros, incluido el transporte marítimo, como resultado de la falta de pago. Este enfoque, si no produce el pago completo, podría complementarse con impuestos sobre todos los envíos por el Mar Rojo, pagaderos en monedas estadounidenses y aliadas y remitidos en proporción a los costos incurridos a los Estados Unidos y a los aliados que participan en la operación.
Cuando se trata de Irán y sus representantes terroristas, la ofensiva es la mejor defensa. Es hora de que Estados Unidos y sus aliados reciban una compensación adecuada por no tomar medidas. Todo lo demás invita a nuevos ataques.
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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