Hace años, los horrores del holocausto allanaron el camino para la Declaración Universal de los Derechos Humanos; sin embargo, nuestro derecho básico a la libertad de religión o de creencias sigue siendo pisoteado en sociedades gobernadas por regímenes totalitarios.
En la China comunista, practicar cierta fe, imprimir o incluso leer libros religiosos podría resultar en penas de prisión y abuso. Los creyentes espirituales en China, ya sean cristianos, budistas, musulmanes uigures o practicantes de Falun Gong, se enfrentan no solo a una represión brutal o a condiciones de trabajo forzado, sino que sus libros religiosos son quemados o destrozados a manos del Partido Comunista Chino (PCCh).
Las políticas coercitivas tienen como objetivo obligar a estos seguidores religiosos a renunciar a su fe y seguir las ideologías comunistas basadas en el ateísmo y el marxismo.
Es obra del diablo. La situación es cada vez más grave; el gobierno [el PCCh] está aumentando la presión paso a paso. Al final, quieren eliminar por completo las creencias religiosas.
– UN PREDICADOR EN CHINA DE LA IGLESIA DE LAS TRES AUTONOMÍAS
Prohibición de publicaciones religiosas
Según Bitter Winter, una revista sobre libertad religiosa y derechos humanos en China, en julio de 2020 se demolió una sede de la Iglesia de las Tres Autonomías, en una aldea bajo la jurisdicción del condado de Lanling.
Un funcionario del gobierno del condado le dijo a la congregación que «todas las iglesias demasiado cercanas a los establecimientos gubernamentales deben ser destruidas» y lo mismo ocurre con «las que se ven mejor que los edificios del gobierno».
«La creencia en el Partido Comunista es la única religión permitida», dijo el funcionario, según el informe.
En otro informe, la revista afirmó que ese mismo mes, 26 personas en la provincia de Jiangsu, China, fueron condenadas bajo los cargos de «operaciones comerciales ilegales» por participar en la impresión de publicaciones religiosas destinadas a la circulación interna de la Misión de Buenas Nuevas de Corea del Sur.
El director y dos miembros de la misión fueron multados fuertemente y condenados a penas de prisión de 3 años y 10 meses y 3 años y 6 meses, respectivamente, mientras que algunos directores de imprentas fueron multados hasta con USD 15,000 y condenados a 3 años de prisión, con un período de libertad condicional de 3 a 5 años.
Incluso los servicios postales y de mensajería se controlan estrictamente. En otro informe reciente, un empleado de una empresa de mensajería de la ciudad de Luoyang, provincia de Henan, le dijo a Bitter Winter que el PCCh ejerció un «control estricto sobre los productos enviados por correo» en el año 2020.
“Solo se permite el envío por correo de libros aprobados por el gobierno. No se permite el envío de todos los libros con «mala información», incluidos los libros religiosos. Si las autoridades de seguridad pública descubren violaciones a estas regulaciones, la empresa será multada y cerrada”, dijo el empleado.
Citando otro incidente, el informe dice que una madre de fe cristiana, de la ciudad de Jiyuan, provincia de Henan, visitó una oficina de correos en junio de 2020 para enviarle textos del evangelio a su hija que vive en el extranjero. Pero las autoridades le dijeron que sus publicaciones eran «objetos ilegales», según el informe.
“Sabía que era ilegal enviar objetos combustibles, drogas, armas y municiones, pero incluso los materiales religiosos ahora son ilegales”, dijo.
A medida que el régimen comunista intensifica sus restricciones a las publicaciones religiosas, los trabajadores de la industria gráfica se se han visto perjudicados. Un gerente del departamento de ventas de una imprenta de la ciudad de Luoyang, en la provincia de Henan, le dijo a Bitter Winter en septiembre de 2020 que la impresión de materiales religiosos, «especialmente cristianos», no está permitida.
“Cualquiera que acepte este tipo de encargos infringe la ley y podría ser encarcelado. Esta es la línea que absolutamente no podemos cruzar”, dijo el gerente, según el informe.
Las autoridades también realizan controles minuciosos para asegurarse de que las empresas se adhieran a las reglas.
“Revisaron mi almacén, escudriñaron todos los registros e incluso miraron hojas de papel en el piso, para ver si tenían contenido prohibido”, dijo el gerente de una imprenta en la misma ciudad.
«Si se encuentra dicho contenido, me multarán o, lo que es peor, cerrarán mi negocio. Cualquier contenido religioso hace que el tema sea político, no religioso. Aunque las pancartas en las calles dicen que a las personas se les permiten creencias religiosas, la única fe que pueden practicar libremente es la del Partido Comunista”, agregó.
La revista informó en 2019 que el régimen comunista también está intentando «sinizar» la Biblia obligando a los clérigos a interpretar las enseñanzas relacionándolas con las ideologías marxista y socialista.
“Esta es una distorsión de la fe cristiana. Es obra del diablo”, le dijo a Bitter Winter un predicador de las Tres Autonomías. “La situación se está volviendo cada vez más terrible; el gobierno [el PCCh] está aumentando la presión paso a paso. Al final, quieren eliminar por completo las creencias religiosas”.
Destruir y quemar libros religiosos
Aparte de prohibir las publicaciones espirituales, las autoridades chinas no escatiman esfuerzos para confiscar libros religiosos que no sean aprobados oficialmente por el PCCh.
En marzo del año pasado, las autoridades locales demolieron una iglesia de las Tres Autonomías en el condado de Yutai, de la ciudad de Jining, después de considerarla una «construcción ilegal».
«Los funcionarios irrumpieron en nuestra iglesia antes de que termináramos de recoger nuestras pertenencias», le dijo un miembro de la congregación a Bitter Winter. “Rompieron todas las Biblias e imágenes del Señor Jesús”.
Chen Yu, propietario de una librería cristiana online en la ciudad de Taizhou, provincia de Zhejiang, fue sentenciado a siete años y multado con 200,000 yuanes (31,000 dólares estadounidenses) por «vender publicaciones religiosas, no aprobadas, que fueron importadas de Taiwán, Estados Unidos y de otros países», según un informe de International Christian Concern, publicado en octubre de 2020. Las autoridades también planearon destruir los 12,864 libros cristianos de su librería.
Dictar el control total sobre los seguidores espirituales, mediante la destrucción de libros religiosos y la demolición de lugares de culto, no es nada nuevo con respecto a las intenciones de conquista y de reinado autoritario del PCCh. Como régimen arraigado en el ateísmo y el materialismo, el partido comunista ha estado reprimiendo a los grupos religiosos y espirituales constantemente desde que llegó al poder en 1949.
Cuando el PCCh lanzó la Revolución Cultural en 1966, la cual duró cerca de una década, los templos fueron saqueados y se quemaron pergaminos, libros, reliquias e incluso estatuas de Buda.
Unas décadas más tarde, en julio de 1999, el entonces líder del PCCh, Jiang Zemin, ordenó la erradicación de la práctica espiritual de Falun Gong (también conocida como Falun Dafa), un antiguo sistema de meditación basado en los principios de verdad, compasión, y tolerancia.
Luego, la Oficina de Seguridad Pública emitió documentos oficiales que prohíben la exhibición de símbolos o imágenes asociados con la práctica de Falun Gong y la posesión o distribución de sus libros, según el Centro de Información de Falun Dafa.
Minghui.org, un sitio web con sede en EE.UU. dedicado a documentar la persecución a Falun Gong, compiló un informe que incluye varios informes noticiosos que documentan la «destrucción unificada a nivel nacional» por parte del PCCh de millones de publicaciones de Falun Gong, a saber, libros y cintas de vídeo, arrojándolas en máquinas despulpadoras o quemándolas.
Desde entonces, innumerables practicantes de Falun Gong han sido arrestados, encarcelados y torturados, y a algunos, incluso, les han extirpado los órganos. Muchos de ellos fueron arrestados por negarse a renunciar a su fe o por poseer los libros de la práctica.
En su informe completo sobre la «destrucción pública de libros y grabaciones«, Minghui citó varios casos reportados por periodistas extranjeros, periódicos estatales en China, testigos presenciales y seguidores de Falun Gong que confirmaron que millones de publicaciones fueron destruidas, quemadas y rasgadas durante las actividades de destrucción masiva.
Aunque el budismo es una de las religiones reconocidas en China, los templos budistas y sus seguidores siguen siendo atacados por las autoridades.
Bitter Winter informó que los funcionarios del gobierno, en la provincia de Shanxi, confiscaron cerca de 882 libras (aproximadamente 400 kg) de libros religiosos y CD´s del templo Fengci, en octubre de 2020. En el mismo mes, algunos hogares empobrecidos en la ciudad de Ganzhou, provincia de Jiangxi, recibieron la orden de quemar los libros budistas en el templo de Foguang o de lo contrario corrían el riesgo de que se les revocaran sus asignaciones mínimas de subsistencia.
Según el informe, en la primavera de 2020 se quemaron libros y CD´s religiosos en el Templo de la Montaña del Buda Reclinado, en la ciudad de Ulanqab, en la Mongolia Interior china.
«Esos libros y CD´s se quemaron en el incensario durante tres o cuatro días», dijo un budista de la ciudad de Ulanqab.
“El resto de libros religiosos y CD´s se llevaron en un camión completamente cargado. Solo los CD´s pesaban entre trescientos y cuatrocientos kilogramos”.
Arshdeep Sarao contribuyó a este artículo.
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