El jueves 21 de abril, una avioneta se estrelló en un complejo de procesamiento de alimentos de General Mills en Covington, Georgia. El avión chocó contra cuatro remolques en un área aislada a varios cientos de metros de la planta principal poco después de despegar del cercano aeropuerto de Covington, provocando la muerte del piloto y el pasajero pero dejando ilesos a los empleados de General Mills.
Considerado de forma aislada, el incidente no tiene nada especial excepto por la tragedia personal de las dos muertes involucradas. Sin embargo, el incidente es inquietantemente similar a un accidente aéreo que ocurrió apenas unos días antes, el 13 de abril, cuando un avión se estrelló contra una planta de procesamiento de papas y alimentos de Idaho.
Algunos observadores han ido más allá y han relacionado estos sucesos con anécdotas recientes de incendios y otros accidentes en un gran número de instalaciones de procesamiento de alimentos, lo que genera preocupación de que tales accidentes puedan causar problemas importantes para una cadena de suministro de la industria alimentaria que ya se encuentra bajo una presión significativa.
Las anécdotas de este tipo de accidentes industriales en los últimos años son fáciles de encontrar. En agosto pasado, se desató un incendio en una planta procesadora de carne en Georgia, dejando la planta incapacitada. Dos incidentes en Oregón también generaron alarma: la explosión de una caldera en una planta de Shearer’s Foods el 22 de febrero y un incendio que destruyó la sede del distribuidor de alimentos orgánicos Azure Standard el 19 de abril.
La prevalencia de estos accidentes es fácil de exagerar: de más de 36,000 instalaciones de procesamiento de alimentos y bebidas en Estados Unidos, tales accidentes solo ocurrieron en unas pocas docenas en el último año. Los incendios y las fallas en la maquinaria son comunes en la industria, y estos accidentes esporádicos solo incapacitan temporalmente a las instalaciones donde ocurren.
Aun así, algunos han expresado su preocupación de que estos accidentes impondrán una presión particular en la cadena de suministro de alimentos en un momento en que la industria es especialmente vulnerable. Mahesh Veerina, CEO de la empresa de tecnología de la cadena de suministro ParkourSC, dice que la industria se ha enfrentado a desafíos únicos en el pasado reciente.
«La cadena de suministro de alimentos y bebidas ha experimentado algunos impactos sin precedentes en los últimos años que han obligado a la industria a abordar algunas realidades duras», dijo Veerina a The Epoch Times. «Con 1600 millones de toneladas de alimentos que se desperdician cada año, la resiliencia de la cadena de suministro y la capacidad de anticiparse a factores adversos, corregir el rumbo en tiempo real y recuperarse rápidamente ahora son de vital importancia para continuar satisfaciendo las crecientes demandas de los clientes para una entrega más rápida y la satisfacción del cliente».
Mientras la cadena de suministro de alimentos se tambalea por los efectos persistentes de los cierres por virus del PCCh (Partido Comunista Chino), estos accidentes, por anecdóticos que sean, no hacen ningún favor a un sistema de por sí sometido a presión. Catástrofes como incendios, explosiones y accidentes aéreos son muy costosas y perjudiciales para la eficacia del sistema, y hacen que surjan las alarmas de que cualquier aumento de estos accidentes podría amenazar el suministro nacional de alimentos y provocar una escasez evitable.
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