Los casos leves de COVID-19 se relacionaron con cambios en el cerebro en un estudio recientemente publicado.
Aproximadamente 785 personas se sometieron a un escáner cerebral y cerca de la mitad dieron posteriormente un resultado positivo en la prueba de COVID-19. Todas las personas se sometieron a un segundo escáner cerebral, incluidas las que habían sobrevivido a la enfermedad.
Los investigadores del Centro de Neuroimagen Integrativa Wellcome de la Universidad de Oxford analizaron los escáneres y descubrieron que los participantes infectados con COVID-19 presentaban una mayor reducción del grosor de la materia gris, que ayuda a los seres humanos a realizar diversas funciones, como la toma de decisiones, y otros resultados negativos.
«A pesar de que la infección era leve para el 96 por ciento de nuestros participantes, observamos una mayor pérdida de volumen de materia gris, y un mayor daño tisular en los participantes infectados, de media 4.5 meses después de la infección», dijo en un comunicado la profesora Gwenaëlle Douaud, autora principal del estudio.
«También mostraron un mayor deterioro de sus capacidades mentales para realizar tareas complejas, y este empeoramiento mental estaba en parte relacionado con estas anomalías cerebrales. Todos estos efectos negativos fueron más marcados en edades más avanzadas».
El trabajo se publicó en Nature tras una revisión por pares.
Los escaneos se tomaron del Biobanco del Reino Unido, una base de datos médicos a gran escala que contiene información sobre aproximadamente 500,000 residentes del Reino Unido.
Las personas cuyas exploraciones se analizaron tenían entre 51 y 81 años. La razón por la que el estudio no incluyó a personas más jóvenes es que todos los participantes en las exploraciones tenían 40 años o más, dijo Douaud a The Epoch Times en un correo electrónico.
Los escaneos se realizaron con una media de 38 meses de diferencia.
Los investigadores dijeron que las dos cohortes —las personas que acabaron infectándose y las que no— eran similares en términos de edad, sexo y muchos factores de riesgo.
Los participantes también realizaron pruebas cognitivas, y el grupo infectado era más propenso a experimentar un deterioro cognitivo en el momento de la segunda prueba.
Los cambios cerebrales oscilaron entre el 0.2 y el 2 por ciento de cambio adicional en el grupo infectado.
Los investigadores describen el estudio como el primero del mundo que compara las imágenes tomadas antes de la infección por COVID-19 con los escaneos realizados después de la infección.
COVID-19 es la enfermedad causada por el virus del PCCh (Partido Comunista Chino), también conocido como SARS-CoV-2.
El estudio fue financiado por un premio del Wellcome Trust.
Las limitaciones de la investigación incluyen la falta de estratificación de la gravedad de los casos más allá del detalle de si necesitaron atención hospitalaria y que la mayoría de los participantes eran blancos. El estudio tampoco tuvo en cuenta el estado de vacunación.
Los investigadores señalaron que es necesario realizar más estudios para ver si el impacto negativo puede revertirse parcialmente y si los efectos persisten durante períodos de tiempo más largos.
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