LOS ÁNGELES—Los intentos de contener la propagación del virus del PCCh, comúnmente conocido como el nuevo coronavirus, han resultado en una repentina interrupción para unos 284.300 servidores en la industria de los restaurantes de California. La fuerte disminución del negocio los ha impactado instantáneamente, en algunos casos, de la noche a la mañana.
«Mis ingresos se fueron a cero», dijo Ken Peterka, de 39 años, un camarero que ha trabajado durante casi 20 años en el negocio de los restaurantes, a The Epoch Times. «Y se mantendrá en cero hasta que encuentre algo más».
«California está bendecida con el salario mínimo federal, pero cuando no voy a trabajar, no me pagan», dijo.
«Antes de todo esto, buscaba un trabajo de tipo corporativo», dijo. «Algo en RRHH o en formación. Ahora busco cualquier cosa que me pague. Solo necesito el trabajo. No sé si es demasiado tarde, pero lo intentaré».
Peterka, que tiene una maestría en educación, dividía su tiempo entre trabajar en un restaurante en Calabasas y entrenar en otro establecimiento en el Rancho Porter.
Después de tres días, su entrenamiento en el restaurante del Rancho Porter se pospuso porque cambiaron de comedor a comida para llevar.
«Ahora estoy esperando que abran completamente para hacer el entrenamiento» de nuevo.
Su último turno fue el 11 de marzo, «antes de todas las travesuras de la cuarentena». El único cambio digno de mencionar en el servicio en ese momento son «más signos que dicen que nos lavemos las manos».
Luego, el fin de semana, el gobernador Gavin Newsom declaró que los restaurantes deben reducir su capacidad a la mitad.
Para Peterka, eso significó que la cantidad de camareros del restaurante Calabasas pasaron de ocho a nueve de servicio por turno a dos o tres.
«Nadie que yo conozca había experimentado ese tipo de recorte de personal [antes]», dijo. «Las cosas cambian muy rápidamente ahora. A veces, tenemos que reaccionar a estas situaciones en una hora».
«La comida y la supervivencia no es una preocupación, pero pagar las facturas sí lo es», dijo. «El alquiler, los pagos del auto, las tarjetas de crédito y los préstamos estudiantiles son la verdadera preocupación para mí en este momento».
La velocidad de esta interrupción ha dejado desconcertados a los trabajadores de la industria de servicios.
«Trabajando para un pequeño restaurante privado, vamos a entrar en esto a ciegas, sin saber lo que va a pasar a continuación», dijo Karina Kramer, 28, un barman en Woodland Hills, a The Epoch Times. «¿Al menos tenemos un trabajo en este momento?»
Kramer, quien ha estado trabajando en la industria de servicios desde que tenía 15 años, recibió la información que su restaurante iba a cerrar la noche antes del próximo turno que tenía programado.
«Anteriormente, recibimos un mensaje de que los turnos se iban a reducir significativamente a la mitad, pero anoche cerramos oficialmente hasta nuevo aviso», dijo. «Nos dijeron que nuestro espacio de trabajo sería limitado y que las horas se reducirían, así que en mi mente pensé que tenía un poco de tiempo para prepararme».
«Por suerte, tenía algunos ahorros y tengo una cantidad decente de provisiones. Pero el primero ‘por suerte’ fue directo a las facturas».
Kramer está actualmente investigando otros posibles trabajos o, en el peor de los casos,un subsidio de desempleo.
«Honestamente no tengo ni idea por dónde empezar», dijo. «Obviamente mis habilidades están limitadas a la disponibilidad de trabajos . Quiero decir, ¿qué se puede hacer realmente en este momento?»
Hasta el 16 de marzo, el Departamento de Salud Pública de California había pedido que se cerraran todos los bares, bodegas, cervecerías y establecimientos de bebidas. Se ha pedido a los restaurantes que cierren para «cenar sentado en el restaurante» pero que permanezcan abiertos para el servicio de «venta en ventanilla u otras opciones de domicilios».
Rhonda Chavez, de 45 años de edad, ha estado trabajando en la industria de servicios desde que tenía 17 años. Pero durante la tarde del 17 de marzo, cuando el condado de San Luis Obispo siguió la recomendación del estado de que todos los restaurantes se encaminaran hacia un modelo de comida para llevar, su carrera cambió inmediatamente.
«Supongo que hoy di mis últimos consejos», dijo a The Epoch Times, señalando que su restaurante se encuentra en un desarrollo predominantemente mayor. «Abrimos ayer, pero tenemos la sensación de que mucha gente tiene miedo de entrar. Nos enviaron a casa temprano y la dramática reducción de clientes significó no recibir propinas y menos horas» de atención.
«Debo pagar mi auto, mi cuenta de teléfono, el alquiler del primero. No sé cómo lo vamos a lograr».
Una camarera de la zona norte de la bahía, que lleva en el sector de los restaurantes desde 1979, ha visto como sus ingresos semanales bajaron de 600 dólares a la semana a menos de 200 dólares en marzo.
Como sobreviviente de cáncer con asma, le preocupa la posibilidad de infectarse.
«También ayudo a cuidar a mi madre anciana que está en una categoría de muy alto riesgo», dijo a The Epoch Times. «Es una situación insostenible».
Sin embargo, ella se ve a sí misma como una sobreviviente.
«Sobreviví viviendo 8 meses sin electricidad ni agua corriente después del huracán Hugo, así que estoy bastante segura de que me las arreglaré», dijo. «Por ahora, en los días que trabajo, me centraré en los ingresos. Nadie quiere una camarera malhumorada y estresada. En los días que no estoy, me centraré en mi salud. Y, por supuesto, en la de mi madre».
«Amo mi trabajo y quiero volver a él cuando todo esto termine, si el país sobrevive», añadió. «El mundo puede ser un lugar muy diferente en seis meses».
The Epoch Times se refiere al nuevo coronavirus, que causa la enfermedad COVID-19, como el virus del PCCh porque el encubrimiento y la mala gestión del Partido Comunista Chino permitieron que el virus se propagara por toda China y provocara una pandemia mundial.
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