Las noches en el londinense estudio de Abbey Road fueron tan largas para los mismísimos Beatles como para el equipo que inmortalizó su música, así lo explicó este lunes en Buenos Aires Geoff Emerick, ingeniero de grabación que hizo posible discos como «Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band» (1968).
Después de escribir sus memorias en 2006 bajo el título de «Here, There, and Everywhere: My Life Recording the Music of The Beatles» («El sonido de los Beatles: Memorias de su ingeniero de grabación»), Emerick sigue remarcando que ya no hay discos como los de antes y aunque no criticó la mezcla digital, dejó claro que la analógica es aún su herramienta predilecta de trabajo.
Con solo 16 años, el productor musical de la banda George Martin, le propuso formar parte de Revolver (1966). Desde entonces el inglés ha trabajado con artistas como Elvis Costello. Vivió en primera fila el derrumbe de los cuatro de Liverpool e incluso sus primeros pasos como solistas.
«Cuando (George) Martin me dijo si quería grabar a los Beatles, mi corazón dio un salto», confesó el inglés y agregó que el principal motivo por el que dijo sí, fue porque «no tenía nada que perder».
De John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr destacó su juventud, su talento y su crecimiento musical a lo largo de los discos.
«¿Puedes hacer una más? Nunca nadie le había dicho eso antes a Paul», contó el inglés.
El acto estuvo organizado por el ministerio de Cultura argentino, el Instituto Nacional de la Música (Inamu), la Asociación Argentina de Técnicos e Ingenieros de Audio (Aatia) y contó con la participación de asistentes que al finalizar el evento pudieron acercarse para que les firmara discos de vinilo, fotografías y su libro.
A pesar de no ser experto en música latinoamericana, Emerick transmitió que estaba disfrutando mucho su primer viaje a Argentina y prometió involucrarse más en la cultura del país sudamericano.
El productor aseveró que no olvidará el mal humor de John Lennon, con quien tuvo que enfrentarse en numerosas ocasiones para llegar a hitos como el tema con el que termina Revolver, «Tomorrow never knows».
Junto a «Tomorrow never knows» sonaron en un auditorio de la Biblioteca Nacional de Buenos Aires otros de sus emblemáticos trabajos, «Penny Lane» y «Strawberry Fields forever», que Emerick comentó frente a casi un centenar de personas de todas las edades.
Para esta canción utilizó un altavoz Leslie que le permitió llegar a efectos inéditos hasta entonces en el cuarteto inglés.
Además relató que, bajo la atenta y exigente mirada de Lennon, precisaron del sistema ADT con el que duplicaron su voz para lograr el resultado esotérico que convirtió a esta pieza en uno de sus grandes éxitos.
«John quería que la voz sonara como el Dalai Lama», expresó tras escuchar -en sonido monoaural, definido por un único canal- la composición final.
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