En su travesía por México, además de enfrentarse a golpes de calor en el desierto, recibir la mordedura de alguna víbora venenosa y los ahogamientos en el río Bravo, los miles de migrantes ilegales que cruzan diario la frontera sur de EE. UU. se enfrentan al peligro de ser asaltados o secuestrados por los cárteles de droga mexicanos.
Este es el caso de cientos de inmigrantes, en su mayoría nicaragüenses, que cruzaron el río Bravo el domingo 11 de diciembre y que se encontraban atravesando el estado de Durango que colinda con el estado fronterizo de Chihuahua, según un reportaje de Reuters.
«[Dejé a] cuatro hijos y un nieto, que ellos quieren venir pero para mí [es] mejor que estén allá porque es duro. Les roban todo en el camino, pasa hambre—de todo», dijo a la agencia la Sra. Sandra Marina, una migrante nicaragüense que fue robada.
Miles de nicaragüenses deciden dejar su país por la crisis social y política que viven bajo la dictadura de Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo, ambos sancionados por EE. UU. junto a varios funcionarios del régimen.
Otro nicaragüense que fue secuestrado dijo que varios de ellos perdieron su dinero para poder ser liberados.
«No sabíamos qué hacer en ese entonces; y [nos dijeron] que si no teníamos dinero que llamáramos a nuestros familiares para que ellos depositaran en una cuenta, y [quien] andaba con tarjeta de crédito o débito, tenía que pagarla. Mucha gente se desesperó, en el momento pagó los 5000 pesos mexicanos, otra gente pagó en tarjeta”, dijo Mario Rizo. “Mucha gente, por ejemplo, mi familia y amigos que vinimos juntos—somos un grupo de ocho—y llamamos a nuestros familiares para que depositaran. Mucha gente perdió su dinero».
El testimonio de otro migrante que no quiso ser identificado, contó a la agencia cómo fue que lograron escapar de sus captores gracias a que un helicóptero del ejército se acercó a donde los mantenían secuestrados.
“Llegó el ejército, cuando arrimaron el helicóptero los delincuentes salieron corriendo despavoridos, dándonos chance a armar una revuelta, desbaratar las puertas y lograr salir del secuestro. Estos delincuentes nos amenazaban día y noche; no nos dejaban casi descansar”, señalando que los trasladaban de un lugar a otro donde los mantenían secuestrados.
Durante el pasado fin de semana, más de 1500 migrantes cruzaron la frontera a través del Río Bravo procedentes de México hacia territorio estadounidense y se entregaron a la Patrulla Fronteriza la cual, tras registrar sus datos, los dejó en libertad en El Paso, Texas, reportaron este lunes medios locales.
Entre el sábado y el domingo, las autoridades ya habían dejado en libertad a 1744 migrantes porque ya no había camas disponibles en los albergues que operan grupos de voluntarios, y El Paso Matters indicó que al menos 611 personas habían quedado libres en las calles de la ciudad.
La mayoría de los migrantes eran procedentes de Nicaragua, Perú y Ecuador, según el diario El Paso Matters. “El cruce en masa ocurrió en momentos en que las instalaciones de la Patrulla Fronteriza y los albergues no gubernamentales en El Paso están rebasados”.
Esto ocurre mientras que el exceso de inmigrantes está abrumando cada vez más a los funcionarios fronterizos de Estados Unidos que ya cuentan con casos pendientes acumulados desde el último año de la administración Trump.
Con información de EFE.
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