Los presidentes de la Comisión bipartidista Ejecutiva del Congreso sobre China (CECC, por sus siglas en inglés) instaron el martes al presidente de la Asociación Nacional de Jugadores de Baloncesto (NBPA, por sus siglas en inglés) a poner fin a los acuerdos de patrocinio con empresas chinas de ropa deportiva vinculadas al trabajo forzado.
El senador, Jeff Merkley (D-Ore.), y el representante, Jim McGovern (D-Mass.), en un escrito expresaron su preocupación por los contratos que más de una docena de jugadores de la NBA han firmado con empresas como Anta, Li-Ning y Peak, que todos han admitido utilizar algodón producido en la Región Autónoma Uigur de Xinjiang (XUAR, por sus siglas en inglés) de China.
Esto se produce entorno a reportes de que cientos de miles de uigures que fueron obligados a recolectar algodón en la región noroeste de Xinjiang, en China. Más de 1 millón de uigures, la mayoría de los cuales practican el islam, y otras minorías étnicas, han sido recluidas en campos de internamiento en la región y han sufrido torturas y otros abusos.
«Los jugadores han seguido firmando nuevos acuerdos con Anta Sports», escribieron Merkley y McGovern en su escrito al presidente de la NBA, Chris Paul, y a la directora ejecutiva, Michele Roberts.
«Nosotros creemos que las relaciones comerciales con empresas que se abastecen de algodón en Xinjiang crean riesgos para la reputación de los jugadores de la NBA y de la propia NBA», dijeron, y señalaron que el gobierno de EE. UU. determinó que China está cometiendo genocidio y crímenes de lesa humanidad en Xinjiang y prohibió las importaciones de algodón de la región.
«La NBA y los jugadores de la NBA ni siquiera deberían apoyar implícitamente estos abusos de derechos humanos tan horribles», dice el escrito.
La CECC citó su propia documentación de que desde 2018, ha habido evidencia creíble para demostrar que existe trabajo forzado en la producción de algodón de Xinjiang.
«Los trabajadores de minorías étnicas que cosechan algodón en Xinjiang están sujetos a una vigilancia y control estrictos, y se ha detenido a personas por negarse a participar en esos programas de trabajo», dijeron.
Merkley y McGovern señalaron también que no es posible que auditorías laborales creíbles verifiquen de forma independiente si las cadenas de suministro en la región están contaminadas por los productos del trabajo forzado, ya que los uigures y otros trabajadores están sujetos a vigilancia y a la constante amenaza de detención, por lo que no pueden hablar libremente sobre sus condiciones laborales.
«De hecho, la auditoría de la producción de algodón puede hacer más para facilitar el uso continuo del trabajo forzado en la producción que para eliminarlo», escribieron.
EXCLUSIVE: A confidentiality agreement for #Uyghur prisoners at a detention facility in #Xinjiang says that prisoners must not “reveal the study, life, number of people, and internal workings of the training centers.” @isabelvanbrugen https://t.co/7NOsn01QPM pic.twitter.com/JeVMleg23P
— The Epoch Times – China Insider (@EpochTimesChina) January 6, 2019
The Epoch Times obtuvo un acuerdo de confidencialidad para los prisioneros detenidos en una instalación ubicada en el condado de Awat, Xinjiang, en 2019. El acuerdo, escrito en el alfabeto árabe uigur, decía que los prisioneros no deben “revelar el estudio, la vida, el número de personas, y el funcionamiento interno de los centros de entrenamiento” a través de las redes sociales, mensajería SMS o entrevistas con los medios, o serán responsables “de acuerdo con las leyes y regulaciones pertinentes de nuestro país”.
Merkley y McGovern concluyeron su carta instando a la NBPA a trabajar con sus miembros para crear conciencia sobre el continuo genocidio que tiene lugar en Xinjiang y el papel del trabajo forzado en la producción de productos fabricados por marcas que han sido apoyadas por los miembros.
La NBPA no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios por parte de The Epoch Times.
La represión de Beijing contra los uigures, perpetrada a través de su red de campos de internamiento y su sistema de vigilancia masiva, ha provocado la condena internacional.
Los uigures, junto con otras minorías étnicas en Xinjiang y el Tíbet, así como los creyentes religiosos que permanecen fuera del control estatal, han sido durante mucho tiempo el objetivo del Partido Comunista Chino dirigente para transformar el pensamiento a través de la “reeducación”—lo que los observadores externos llaman lavado de cerebro.
La administración Trump impuso sanciones a entidades e individuos responsables de atrocidades en la región. También impuso una prohibición a todos los productos de algodón y tomate de Xinjiang por prácticas de trabajo forzado.
El presidente Joe Biden y su administración se han manifestado hasta ahora para condenar al régimen chino por sus abusos contra los derechos humanos.
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