El auge de la Inteligencia artificial (IA) con aplicaciones militares puede estar aumentando la probabilidad de un conflicto armado entre China y Estados Unidos, según un nuevo informe.
Los nuevos usos de la IA en la comunidad militar, combinados con las actuales tensiones entre Estados Unidos y la China comunista, están aumentando el riesgo de una catástrofe estratégica, según un informe (pdf) del grupo de expertos del Center for a New American Security.
«La intensificación de la rivalidad geopolítica entre Estados Unidos y [China]» se combina con «el rápido desarrollo de las tecnologías de inteligencia artificial, incluso para aplicaciones militares», dice el documento.
«En conjunto, la aparición de la inteligencia militar probablemente profundizará la rivalidad entre Estados Unidos y China y aumentará los riesgos estratégicos».
El informe trata de examinar las posibles «vías» a través de las cuales la inteligencia artificial (IA) militar podría socavar la estabilidad mundial o contribuir a una nueva guerra, y ofrece recomendaciones políticas para evitar ese conflicto catastrófico.
La IA militar es clave para las ambiciones del PCCh
La IA militar es fundamental para las ambiciones globales del Partido Comunista Chino (PCCh), que gobierna China como un Estado de partido único.
Como tal, el informe asegura que el régimen «se está moviendo rápidamente para integrar la IA en su ejército». El documento sostiene que el régimen cree que su sistema totalitario de gobierno le da ventaja en ese propósito frente a Estados Unidos, políticamente dividido.
En el centro del esfuerzo está el objetivo del PCCh de «intelligentization», una transformación de la guerra a través de la integración masiva de IA, automatización y big data.
«La IA (…) desempeña un papel clave en las ambiciones militares de China, especialmente con su objetivo de convertirse en un ‘ejército de clase mundial’ a mediados de siglo, en parte a través de la ‘inteligentización’ de sus fuerzas», dice el informe.
«La inteligentización se basa en la integración de la IA y otras tecnologías emergentes en una fuerza conjunta con el objetivo de obtener una superioridad sobre Estados Unidos. China argumenta que su modelo de gobierno, incluida su política de fusión militar-civil, da a Beijing una ventaja competitiva sobre Washington.»
El informe a la vez cita un estudio de 343 contratos chinos de equipamiento militar, divididos a grandes rasgos en siete áreas de interés para las inversiones en inteligencia artificial militar del régimen: vehículos inteligentes y autónomos; inteligencia, vigilancia y reconocimiento; mantenimiento predictivo y logística; información y guerra electrónica; simulación y entrenamiento; comando y control; y reconocimiento automático de objetivos.
El estudio es una prueba más de que el PCCh está invirtiendo fuertemente en una amplia gama de nuevas tecnologías, entre las que destaca la IA. Lo que está claro, según el informe, es que la IA militar es fundamental para los planes de influencia mundial del régimen.
«Xi [Jinping] [líder del PCCh] se ha fijado ambiciosos objetivos para que el [ejército chino] ‘complete básicamente’ su modernización para el año 2035 y se transforme en un ejército de ‘clase mundial’ para mediados de siglo», dice el documento.
«Tanto el sector público como el privado consideran que la inteligencia artificial es crucial para el futuro de China. Para el partido-estado, la importancia de la IA va más allá de cualquier contribución al poder militar o político, aunque sean, por supuesto, beneficios importantes. Se considera que la IA (…) es fundamental para el futuro del país en todos los aspectos».
La respuesta estadounidense conlleva riesgos
El régimen comunista chino no es el único en su empeño por integrar la IA en las tecnologías militares cada vez más autónomas.
A principios de este año, el jefe del Estado Mayor Conjunto, el general Mark Milley, afirmó que compartía una visión similar y que creía que los ejércitos más poderosos del mundo serán principalmente robóticos en 10 o 15 años.
«En los próximos 10 a 15 años, gran parte de los ejércitos de los países avanzados serán robóticos», dijo el general Milley durante un debate con Defense One el 31 de marzo. «Si añadimos la robótica a la inteligencia artificial, las municiones de precisión y la capacidad de ver a distancia, tenemos la mezcla de un verdadero cambio fundamental».
«Eso es lo que se avecina. Esos cambios, esa tecnología (…) los estamos viendo dentro de 10 años».
En este sentido, el nuevo informe señala que el empeño de Estados Unidos por integrar su propia IA militar y contrarrestar al PCCh no está exento de riesgos. Aunque las tecnologías individuales pueden resultar beneficiosas sobre el papel, el efecto colectivo de muchas nuevas tecnologías militares podrían añadir un elemento de inestabilidad a la ya tensa relación entre China y Estados Unidos.
Tal vez en ningún lugar sea esto más cierto que en la proliferación de software de toma de decisiones militares basado en la IA.
«Para cualquier Estado, la aceleración del procesamiento de la información podría ayudar a ganar tiempo adicional para que los humanos tomen decisiones más precisas e informadas», dice el informe.
«El efecto neto, sin embargo, de que múltiples estados compriman sus plazos de decisión podría ser que acelere el ritmo de las crisis y proporcione a los líderes menos tiempo de decisión en general».
Del mismo modo, advierte el informe, si los dirigentes estadounidenses y chinos consideran que los sistemas autónomos plantean menos riesgos políticos en operaciones militares letales, podrían ser más propensos a iniciar el uso de la fuerza.
«Si la autonomía proporciona una capacidad superior, los líderes políticos y militares pueden simplemente estar más inclinados a usar la fuerza porque creen que sus posibilidades de éxito en el campo de batalla son mayores».
Aunque el informe insta al Congreso a «tomar medidas enérgicas para limitar los avances de China en materia de inteligencia artificial con fines militares y represivos», también anima al diálogo y a la creación de un consenso internacional como medio de promover la estabilidad y evitar malentendidos catastróficos.
El informe recomienda «hacer de la IA militar un pilar fundamental de la diplomacia con China relacionada con las armas nucleares y la estabilidad estratégica».
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