Cada vez que usted se desliza en el asiento del conductor, puede estar inhalando un cóctel tóxico de sustancias químicas cancerígenas.
Según un nuevo estudio, sustancias ignífugas potencialmente cancerígenas se esconden en la espuma de los asientos y en el interior de practicamente todos los automóviles modernos, exponiendo silenciosamente a conductores y pasajeros. Estos químicos peligrosos continuan siendo introducidos a la fuerza en nuestros autos debido a una norma de seguridad federal arcaica que no proporciona beneficios probados de protección contra incendios.
Retardantes de llama tóxicos en el 99% de los automóviles nuevos
El estudio, publicado en Environmental Science & Technology, analizó 101 automóviles de 2015 o posteriores en todo Estados Unidos.
Los resultados mostraron que el 99% contenía fosfato de tris (1-cloro-isopropilo) (TCIPP), un retardante de llama que está siendo investigado por el Programa Nacional de Toxicología por ser un posible carcinógeno.
La mayoría de los autos también contenían niveles elevados de otros dos retardantes de llama, el fosfato de tris (1,3-dicloro-2-propilo) (TDCIPP) y el fosfato de tris (2-cloroetilo) (TCEP), catalogados como carcinógenos según la Proposición 65 de California, una ley que obliga a las empresas a enumerar las sustancias químicas que se sabe que causan cáncer, defectos de nacimiento y problemas reproductivos.
Los automóviles probados en el verano presentaban mayores concentraciones de estas sustancias químicas debido a la mayor emisión de gases de la espuma de los asientos a temperaturas más altas. Un auto estacionado puede alcanzar los 100 grados Fahrenheit en una hora en un día soleado.
El análisis de muestras de espuma de los asientos de 51 automóviles en el invierno mostró que los que tenían TCIPP en la espuma presentaban niveles más altos en el aire de la cabina, lo que indicaba que la espuma era la fuente de contaminación.
Una norma de hace décadas pone en riego a los conductores
El uso generalizado de retardantes de llama nocivos en los automóviles, se debe a una norma de inflamabilidad obsoleta, según declaró a The Epoch Times Lydia Jahl, científica del Green Science Policy Institute y coautora del estudio.
Los resultados son «notablemente conscientes» y relevantes para las políticas, ya que demuestran que los fabricantes utilizan estas sustancias químicas en varios modelos de vehículos.
La legislación federal exige que los interiores de los vehículos contengan retardantes de llama u otras sustancias químicas que los hagan menos propensos a incendiarse tras un accidente. El uso de estos retardantes de llama es obligatorio en los autos modernos desde 1971, cuando la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico por Carretera (NHTSA) aprobó una ley que obligaba a incluirlos. En 1981 se aprobó otra ley que obligaba a su uso en asientos de seguridad infantiles para automóviles.
Sin embargo, si bien algunas otras normas de la industria del transporte, incluidas las de aeronaves y ferrocarriles, se fueron adaptando con la llegada de nuevas protecciones contra la inflamabilidad, la ley que regula los automóviles (FMVSS Nº 302) permanece prácticamente inalterada desde 1972.
Es probable que el estudio subestimara la exposición, ya que no tuvo en cuenta los productos ignífugos en fase de partículas ni la exposición dérmica. El estudio tampoco tuvo en cuenta los retardantes de llama presentes en el polvo de los vehículos, que podrían ingerirse y constituir otra fuente de exposición.
La mayoría de los retardantes de llama están relacionados con el cáncer, los daños cerebrales, los problemas de desarrollo y los problemas reproductivos. Los resultados sugieren que los coches son una fuente importante de exposición, especialmente para «aquellos que viven en climas más cálidos, tienen viajes más largos o conducen como parte de su trabajo», dijo la Sra. Jahl. Los niños son especialmente vulnerables debido a su mayor ingesta de aire y a su etapa de desarrollo.
Si bien es difícil cuantificar los riesgos para la salud, la Sra. Jahl señaló un aspecto preocupante: Los retardantes de llama no solo son nocivos, sino que el estándar de inflamabilidad de 53 años de antigüedad que regula su uso está «obsoleta y probablemente sea ineficaz».
Se pide una revisión de los requisitos de los interiores tóxicos de los automóviles
Las sustancias químicas destinadas a proteger a las personas de los incendios pueden en realidad hacer que los automóviles sean peligrosos.
En un comunicado de prensa, Patrick Morrison, de la Asociación Internacional de Bomberos, afirma que estos productos químicos apenas contribuyen a prevenir los incendios y además pueden hacerlos «más humeantes y tóxicos para las víctimas y, especialmente, para los primeros que intervengan».
A los bomberos les preocupa que la exposición a estas sustancias químicas ignífugas contribuya a sus «muy altas» tasas de cáncer, señaló. «Insto a la NHTSA a que actualice su norma de inflamabilidad para que se cumpla sin productos químicos retardantes de llama, en el interior de los vehículos».
La actualización de la norma se alinearía con los cambios realizados hace 10 años en la norma de inflamabilidad de California para muebles y productos para bebés, que se actualizó para incluir requisitos más modernos que podrían cumplirse sin utilizar estas sustancias químicas.
La investigación permite comprender tanto el problema como la solución, que es «que la NHTSA actualice la norma para que se cumpla sin retardantes de llama innecesarios», dijo la Sra. Jahl.
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