Un especialista en la Rusia Soviética afirma que el ex Secretario General Yuri Andropov quería atacar al Occidente creando redes de pedofilia y tráfico de niños para chantajear a políticos y grandes empresarios.
Jeffrey Nyquist expuso los detalles del programa que su investigación descubrió sobre los regímenes comunistas, y su influencia en Occidente. Su fuente principal es el nieto de un ex miembro del Comité Central Soviético que se opuso al programa y fue posiblemente asesinado por ello. Dos otras fuentes fueron desertores de la Unión Soviética quienes revelaron información de los experimentos soviéticos sobre la pedofilia y perversiones sexuales.
Los tres pidieron reservar su identidad, ya que creen que este abuso continúa hoy en día y que hablar del tema pondría en peligro sus vidas.
Los líderes soviéticos comenzaron a planificar el programa a fines de los 70, cuando Andropov era jefe de la KGB, la agencia de inteligencia soviética que llevaba a cabo la operación. No obstante, Nyquist señala que el programa era controvertido incluso para los estándares de los líderes soviéticos.
Su contacto, que vive actualmente en Occidente, dice que su abuelo fue parte de una facción dentro del Comité Central que se opuso al programa. Se cree que los disidentes, incluido su abuelo, fueron asesinados por oponerse, y que el programa pudo así avanzar.
«Este abuelo le contó a su familia: ‘Andropov está construyendo redes de tráfico de niños y pedofilia, y este es un proyecto que la KGB ha comenzado internacionalmente, por todo el mundo'», dice Nyquist. El propósito del programa era seducir a políticos y grandes empresarios para luego controlarlos como agentes mediante el chantaje.
El abuelo entendía las consecuencias de oponerse a Andropov. Según Nyquist, él le contó a su familia que Andropov lo mataría si el programa seguía en pie, y que si él moría, su esposa debía escaparse con sus hijos a otra ciudad; y que si la KGB alguna vez golpeaba a su puerta, debían escapar otra vez, y nunca más regresar.
«Y por supuesto eso fue lo que pasó. El abuelo murió bajo circunstancias misteriosas», dijo Nyquist. «Cual haya sido la batalla dentro del comité central, él la perdió». Su familia huyó como él pidió.
Alrededor del mismo tiempo, otros dos testigos de Nyquist dicen que la Unión Soviética comenzó a experimentar en sus campos de Komsomol cómo hacer crecer la perversión sexual. Los campos eran para miembros de los Jóvenes Pioneros comunistas, con niños de 10 a 15 años. Nyquist interpreta que estos eventos en Kosmosol están conectados con el plan de Andropov sobre los que su fuente le contó.
Según Nyquist, los soviéticos organizaban orgías en algunos de los campos y «trataban de localizar gente pervertida para reclutarlos».
«La idea era que en esos campos de Komsomol buscaban gente que tuviera problemas psicológicos que les causaran ser pervertidos sexualmente de diferentes formas», dice Nyquist. «Era como si estuvieran estudiando diferentes perversiones y sus causas, y cómo cultivar eso, cómo extenderlo, qué clase de cosas conducía a la gente hacia perversiones más oscuras».
El ‘máximo chantaje’
El programa que describió el abuelo era una trampa clásica, un método de espionaje para tentar a la gente a que tenga encuentros sexuales comprometedores para luego chantajearlos. Pero este programa iba un poco más allá, usando niños como carnada.
Era una forma de «reclutamiento de bandera falsa», según Nyquist, donde los agentes de la KGB no revelaban a sus víctimas que ellos eran agentes. Él señaló que «si la KGB atrapaba a alguien, ellos no sabían para quién trabajaban, porque el oficial de la KGB podía ser alguien que hablara inglés sin acento, quien meramente se identificaba como parte de un grupo del crimen organizado».
Luego de que una persona caía en la trampa, los agentes o la organización fachada podían continuar ofreciendo servicios a la víctima a cambio de trabajo, mientras mantenían la evidencia para chantajear a sus objetivos si comenzaban a dudar en cooperar.
La táctica se usa aún ampliamente, incluso por el Partido Comunista Chino (PCCh). El PCCh fue acusado en 2015 de usar mujeres atractivas para seducir a espías de la agencia de inteligencia británica M16, y seducirlos para atraparlos y obtener secretos de Estado. Un memo altamente secreto de la M16 obtenido por el periódico Mirror del Reino Unido dice que los espías chinos buscaban «agresivamente» engañar a los espías y sus familias.
Las trampas eran también muy comunes durante la Unión Soviética. El ex general de la KGB, Oleg Kalugin, lo explicó una vez, diciendo que según la política extranjera, «en Estados Unidos, en Occidente, ocasionalmente se les pide a los hombres que se pongan de pie por su país. Hay poca diferencia. Solo que en Rusia, le pedimos a nuestras mujeres jóvenes que se acuesten».
En trampas convencionales, el objetivo puede ser controlado por un amante que es secretamente un agente especial, o puede ser controlado con evidencia de aventuras extramaritales, algo que puede arruinar una carrera política.
Sin embargo, con la pedofilia, el escándalo y las consecuencias son mucho peores, y los efectos de la trampa son mucho más vinculantes.
Nyquist lo llamó «el máximo chantaje».
Una ola de abuso
El tiempo en que se inicio el programa de trafico de niños soviético coincide con un rápido aumento de destape de redes de pedofilia en Occidente. Aunque es probable que ya existieran previamente formas similares de abuso, los nuevos escándalos se alinean bastante bien con lo que advirtió la fuente de Nyquist.
En los 80 y 90, conmocionantes casos de pedofilia y abuso extremo comenzaron a emerger en Estados Unidos, Australia y Europa. Muchos de los casos involucraban funcionarios de alto nivel. Algunos fueron procesados, pero muchos fueron desestimados por falta de evidencia física y porque no se reconocieron los testimonios de los niños.
Entre los casos más prominentes está el del multimillonario Jeffrey Epstein, un pedófilo condenado, acusado de retener a niñas menores como esclavas sexuales en su isla privada en el Caribe. Él llevó a la isla en su avión privado –apodado por la prensa como «lolita express»– a varios políticos con altos cargos y grandes empresarios. Según informes de la prensa, el avión tenía una cama que era usada para tener sexo con niñas. Según los mismos informes, los registros de vuelo del avión de Epstein mostraban que Bill Clinton voló en el lolita express 26 veces.
Varias niñas dijeron haber sido abusadas sexualmente por Epstein, y el departamento de policía de Palm Peace hizo la denuncia. Aún así, luego de un acuerdo para reducir la condena, fue sentenciado a solo 13 meses de prisión por la única acusación de solicitar prostitución de una niña de 14 años.
Una filmación del juicio de 2006, citada por el New York Post, afirma que una requisa policial en la mansión de Epstein halló cámaras escondidas para grabar a sus invitados en orgías con niñas menores de edad. Las filmaciones eran para ser usadas como material de chantaje.
Epstein tenía muy buenas conexiones. Se ha dicho que Epstein tenía contactos con un gran número de figuras como Tony Blair, Naomi Campbell, Dustin Hoffman, Michael Bloomberg y Richard Branson, pero nunca se encontraron registros de vuelo que mostraran que alguno de ellos haya volado a la isla de Epstein. Muchos de sus contactos famosos se alejaron luego de su condena en 2008.
Un detalle a menudo ignorado en el caso de Epstein es que el padre de su ex novia Ghislaine Maxwell es el ahora difunto magnate Robert Maxwell, a quien Ghislaine acusó de abusarla sexualmente.
Robert Maxwell podría haber sido también un espía soviético. Según archivos del FBI publicados en 2013, se creía que Maxwell, quien nació en Checoslovaquia y vivía en el Reino Unido, usó su imperio de prensa Pergamon Press en los 50 para proveer inteligencia a la Unión Soviética.
Los informes, con muchas partes censuradas, notan que cuando Maxwell y su colega Kurt Wallersteiner operaban su firma Anglo-Continental Exchange en Londres en 1953, ambos habían sido supuestamente «reclutados por el Servicio de Inteligencia Soviético (SIS) para taras de espionaje».
El ex agente del FBI, Marc Ruskin, dijo en una entrevista previa que dos agentes de la policía nacional belga le contaron sobre una red de abuso infantil en Bélgica a mediados de los 90, que también supuestamente involucraba a funcionarios del gobierno.
«Ellos habían estado trabajando en un caso que involucraba corrupción política y también había un aspecto de pornografía infantil», dijo. «Y mientras la investigación avanzaba, comenzaron a desarrollar sujetos –objetivos de investigación– que eran funcionarios públicos de alto rango».
Cuanto la investigación se empezaba a profundizar más, el supervisor llamó a los agentes a su oficina y les dijo que abandonaran el caso. Ruskin dijo, refiriéndose a la corrupción política de la fuerza policial, que «esta era Europa occidental, no un país subdesarrollado con un dictador. Si esto puede pasar en Europa occidental, puede pasar donde sea».
Abuso en rituales satánicos
Los conmocionantes casos de redes de pedofilia, que servían a altos funcionarios y que Ruskin reportó que estaban sucediendo en Bélgica y cuya investigación fue silenciada, han pasado en otros lugares de Occidente. Desafortunadamente, no hay ni un solo informe que registre fuentes sobre redes de pedofilia, en cambio sí hay un patrón de misteriosos eventos obstruyendo la investigación cuando son reportados.
Desde 1980, las víctimas de las redes de pedofilia que encajan con el accionar de los soviéticos comenzaron a aparecer en Occidente con un nuevo elemento en común: prácticas satánicas. Relatos de niños víctimas y reportes policiales revelan horrorosos actos de abuso sexual, prácticas de ocultismo y altos funcionarios.
Esto comenzó en el llamado «pánico satánico», que duró hasta mediados de los 90. Resultó en condenas a prisión para solo un puñado de perpetradores, y también hubo muchas aseveraciones sobre conspiraciones del gobierno detrás de las redes.
Entre los casos más famosos está el caso de la red de prostitución de menores de Franklin, desde 1988 hasta 1990. Según se afirmaba en el caso en Omaha, Nebraska, políticos de alto perfil se involucraron con la red de prostitución infantil. A los niños se los trasladaba por avión a fiestas privadas de políticos donde eran abusados. Las víctimas relataron otros crímenes como canibalismo, sacrificios humanos y tráfico de drogas.
Los acusados fueron declarados inocentes, pero la manera en que se desarrolló el caso fue acusado de ser un encubrimiento. Los tres testigos principales fueron acusados de perjurio, y muchas figuras claves del caso acabaron muriendo.
Hubo problemas documentados con el caso que luego fueron compiladas por el ex senador estatal John DeCamp en su libro «El encubrimiento de Franklin: Abuso infantil, satanismo y asesinato en Nebraska», donde dice: «Dos grandes jueces, uno local y uno federal, tenían una orden judicial para considerar esta y otras acusaciones de abuso infantil conectados con el caso Franklin Credit Union. En vez de hacer eso, ¡imputaron a los testigos por perjurio!».
DeCamp también dice que la evidencia del caso «conduce a tráfico de drogas, lavado de dinero, pornografía, prostitución infantil y el secuestro y venta de niños en diferentes partes de Estados Unidos y el extranjero».
El premiado autor y realizador cinematográfico Tim Tate produjo un documental sobre el caso Omaha, con similares hallazgos. Discovery Channel estaba por transmitir el documental «Conspiración del silencio» en mayo de 1994, pero lo canceló abruptamente antes de que pudiera salir al aire. Tate explica en su sitio web sobre lo delicado que es cubrir el tema del abuso con ritual satánico. Según su experiencia: «tócalo, y al menos profesionalmente, estás muerto».
El documental completo, que estaba en las últimas etapas de edición, fue luego publicado en Internet.
Según el Washington Post, en un caso en el Reino Undo, el ex miembro del parlamento Geoffrey Dickens, fallecido en 1995, investigó lo que según sus palabras, era una red de pedofilia de poderosos individuos con «grandes, grandes nombres».
Barry Dickens, el hijo de Geoffrey Dickens, le contó a la BBC que su «padre pensaba que el dossier en ese momento era la cosa más poderosa que se había jamás producido, por los nombres de los involucrados y el poder que tenían».
Su hijo entregó la investigación a las autoridades británicas, pero los archivos se perdieron en 2014 junto en evidencia de entradas forzadas. 114 documentos adicionales sobre la supuesta red de pedofilia también se perdieron alrededor de la misma fecha. The Guardian reportó que «la revelación de la desaparición de documentos relevantes hará surgir nuevos temores de un encubrimiento del establishment«.
Influencia y control
Según Nyquist, cuando en 2016 emergieron los rumores de redes satánicas de pedofilia en círculos de poder, su contacto, el nieto de quien detalló el plan soviético, se puso nervioso y con miedo.
«Tengo que contarte que estoy muy asustado desde el año pasado», dijo. «Fui a hablar del tema con él otra vez, y me dijo ‘no quiero hablar de esto en lo absoluto; me asusta demasiado’. Él cree que esto es una parte tan significativa del poder ruso, estas redes de pedofilia, que si hablas podrías terminar muerto».
Nyquist dice que sus fuentes no mencionan el elemento de abuso satánico en las redes de pedofilia soviéticas, pero señala que habiendo estudiado métodos comunistas de infiltración y subversión, no le parece inusual.
«Cuando los comunistas diseñan un ataque, usan métodos así de horribles; una de las ventajas de un método horrible es que nadie cree que alguien pudiera hacer algo así», dice. Dice que el elemento de forzar víctimas a realizar un asesinato ritual, y matar a quien se rehusa a participar, también funcionaría como mecanismo de control sobre los involucrados, ya que todos serían culpables.
También agrega que el sistema completo, si es cierto, le habría dado a los soviéticos y luego a los participantes post-soviéticos, un poder sustancial para establecer redes de influencia y control. Él hace notar que incluso entre grandes empresarios –que suelen financiar a políticos y causas políticas– al chantajearlos «estás de pronto insertándote entre las ranuras del poder político. Es posible penetrar el sistema político».
«La pedofilia, si lo piensas, es una herramienta importante para corromper, controlar y manipular a un gobierno extranjero y sabotear su economía, sabotear su proceso político, incluso sembrar confusión», dijo. «Todo esto puede ser usado de todas las maneras creativas para dañar al país objetivo».
Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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