Las empresas y los bancos occidentales que operan en Rusia—ya sea que tengan la intención de salir del país o de permanecer en él—se enfrentan a enormes dificultades al tratar de equilibrar la presión internacional para desinvertir y las posibles represalias de Moscú.
Más de 400 empresas occidentales han salido de Rusia desde la invasión a Ucrania, abandonando miles de millones de dólares en activos. Cerca de 80 empresas siguen operando, aunque han suspendido nuevas inversiones. La mayoría de estas empresas son empresas farmacéuticas y de consumo que afirman que retirarse de Rusia perjudicará innecesariamente al pueblo ruso.
A unos cuantos también les preocupa que sus empleados puedan enfrentar represalias legales por parte del Kremlin.
«Las empresas creen que no pueden abandonar fácilmente a las pequeñas empresas y consumidores rusos que confían en ellas», dijo Bruce Haynes, copresidente global de comunicaciones de crisis de la firma de relaciones públicas SVC+FGH, según Reuters.
SVC+FGH ha estado asesorando a empresas acerca de retirarse de Rusia.
Empresas como Procter & Gamble Co., PepsiCo Inc. y Nestlé han anunciado que continuarán haciendo negocios en Rusia, centrándose principalmente en productos esenciales de nutrición e higiene personal, como leche y pañales.
Las corporaciones farmacéuticas Bayer AG y Pfizer Inc. cesarán sus operaciones no esenciales pero continuarán suministrando medicamentos para enfermedades como el cáncer y la diabetes.
El Kremlin ha amenazado a las empresas extranjeras que se retiran con que el gobierno podría confiscar sus activos. Los fiscales del Estado han advertido a las empresas que si cierran la producción de bienes esenciales, los empleados podrían ser arrestados.
Mientras tanto, los bancos occidentales luchan por liquidar activos. La Bolsa de Moscú ha estado cerrada desde el 25 de febrero. Las grandes empresas de gestión de activos confían en los bancos para minimizar las pérdidas una vez que se reinicie el comercio en Rusia. Pero esto podría requerir la obtención de los permisos necesarios, y es dudoso que consigan compradores.
En Estados Unidos, la venta de activos a entidades sancionadas requiere licencias especiales de la Oficina de Control de Activos Extranjeros. El tiempo necesario para obtener dichas licencias no está claro.
En la Unión Europea, los sistemas de liquidación han sido bloqueados para realizar transacciones en bonos, acciones y derivados en rublos, la única moneda con la que las empresas rusas pueden pagar en este momento.
Los bancos solo tienen unas pocas semanas para cerrar cualquier contrato pendiente con clientes rusos sujetos a sanciones occidentales, y los bancos también deben asegurarse de que las transacciones con sus clientes rusos restantes no violen dichas sanciones.
Es probable que los bancos enfrenten un mayor riesgo de sufrir problemas legales y regulatorios relacionados con Rusia durante décadas, dijo Pushan Dutt, profesor de economía de INSEAD a Reuters. «A falta de un cambio de régimen, Rusia seguirá aislada del sistema bancario internacional».
El grupo bancario italiano UniCredit podría terminar cancelando 7400 millones de euros (USD 8190 millones) a su salida de Rusia, y el banco de inversión francés Societe Generale advirtió que Rusia podría confiscar sus activos en el país, informó Reuters.
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