El ministro de Defensa israelí, Israel Katz, declaró el 23 de diciembre que Israel participó en el asesinato el 31 de julio del líder de Hamás, Ismail Haniyeh.
Es la primera vez que Israel admite formalmente el ataque de su equipo de inteligencia, que se asumió ampliamente que había sido planeado por el gobierno.
Haniyeh, líder supremo de Hamás, murió cuando estalló una bomba en su habitación de Teherán mientras se encontraba en la capital iraní para asistir a la toma de posesión de su nuevo presidente.
El asesinato, pocas horas después de un ataque aéreo israelí que terminó con la vida del jefe militar de Hezbolá, Fuad Shukr, en Beirut, inició la cadena de victorias de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) y el Mossad en la eliminación de la cúpula de los enemigos de Israel.
Le siguieron la explosión de un buscapersonas contra Hezbolá, un ataque aéreo que mató a su líder Hassan Nasrallah en su búnker subterráneo, el asesinato por las IDF del escurridizo jefe militar de Hamás Yahya Sinwar, y la eliminación de decenas de otros miembros de los altos mandos de los dos grupos terroristas.
Las pérdidas de dirigentes de Hezbolá contribuyeron significativamente a que el grupo terrorista, enemigo implacable de Israel, aceptara a finales de noviembre un alto el fuego de 60 días condicionado a su propia salida del sur del Líbano, una paz distinta que sus dirigentes habían jurado que nunca alcanzarían.
Aunque Hamás no ha accedido a liberar al centenar de rehenes israelíes, vivos o muertos, que aún mantiene retenidos, reanudó las negociaciones con Israel sobre el intercambio de rehenes y el alto el fuego.
Katz hizo la admisión al abordar las crecientes hostilidades entre Israel y los rebeldes hutíes de Yemen.
Israel ha respondido a los ataques de cohetes de los hutíes dirigidos a Tel Aviv con ataques aéreos contra puertos e infraestructuras energéticas yemeníes controlados por los rebeldes.
«Decapitaremos a los líderes de los hutíes, igual que hicimos con Haniyeh, Sinwar y Nasralá», dijo Katz en un discurso pronunciado en un evento del Ministerio de Defensa.
Los hutíes recibieron suministros y entrenamiento de Irán, que también patrocina a Hezbolá y Hamás.
La intensificación de los combates con los hutíes ha avivado los debates entre los líderes militares y de inteligencia de Israel sobre si Israel debe, tarde o temprano, enfrentarse directamente con Irán.
«Derrotamos a Hamás, triunfamos sobre Hezbolá, cegamos los sistemas de defensa de Irán y golpeamos sus capacidades de producción, derrocamos al régimen de Assad en Siria, golpeamos con dureza al eje del mal… y también golpearemos con dureza a la organización terrorista Houthi en Yemen, que sigue siendo la última en pie», dijo Katz.
Al parecer, Haniyeh fue abatido por una bomba accionada por control remoto que se activó cuando se confirmó que estaba en su habitación.
Murió Haniyeh y un guardia.
La explosión sacudió el edificio, lo derrumbó parcialmente y rompió ventanas. Haniyeh se había alojado varias veces en la casa de huéspedes del gobierno.
La audaz maniobra demostró que Israel podía atacar incluso en un lugar de alta seguridad de la capital de su archienemigo.
La oficina de Netanyahu declaró en noviembre que el primer ministro había aprobado los ataques con buscapersonas.
El 17 de septiembre, buscapersonas dirigidos por miles de agentes de nivel medio y alto de Hezbolá -y sus allegados, como el embajador iraní en Líbano- explotaron simultáneamente, causando 30 muertos y miles de heridos.
Muchos de los heridos quedaron ciegos o mutilados.
Al día siguiente, un atentado similar tuvo como objetivo las radios portátiles de Hezbolá.
Los detalles del atentado fueron revelados por dos ex agentes del Mossad en el programa de noticias «60 Minutes» de la CBS el 22 de diciembre.
Los dos, que portaban mascarillas y hablaban con voces encubiertas, describieron un complot que llevaba 10 años planeándose.
Hezbolá empezó a usar radios con trampas explosivas que no sabía que recibía de Israel, dijeron.
La siguiente fase del complot comenzó en 2022, cuando el Mossad se enteró de que Hezbolá estaba utilizando localizadores fabricados en Taiwán para eludir la vigilancia de los teléfonos móviles israelíes.
El Mossad amplió los localizadores para que pudieran contener los explosivos. Hizo pruebas con maniquíes para determinar la cantidad de explosivos necesaria para herir al usuario y minimizar el daño a otras personas que estuvieran cerca.
También probó tonos de llamada para encontrar uno que sonara lo suficientemente urgente como para garantizar que el usuario respondiera a él.
Los nuevos dispositivos de mayor tamaño se anunciaban en YouTube como resistentes al polvo y al agua y con una batería de mayor duración.
El uso de empresas fantasma, incluida una en Hungría, ocultó su participación del Mossad tanto a la empresa taiwanesa Gold Apollo como a Hezbolá.
El 17 de septiembre, los buscapersonas empezaron a pitar y luego explotaron, los sacaran o no de sus bolsillos. Los walkie-talkies explotaron al día siguiente, algunos en los funerales de las 30 personas que murieron en los ataques con buscapersonas.
Los dispositivos estaban diseñados para herir más que para matar, dijeron los ex agentes. Los heridos inundaron los hospitales y las salas de urgencias del Líbano.
«Y esas personas sin manos ni ojos», dijo uno de ellos, cuyo nombre en clave era Gabriel, “son la prueba viviente, caminando por Líbano, de ”no te metas con nosotros’. Son la prueba andante de nuestra superioridad en todo Oriente Próximo».
Las revelaciones sobre Haniyeh y el buscapersonas parecen ser parte de un esfuerzo de relaciones públicas de Netanyahu, a medida que Israel ha ido ganando terreno en los últimos meses, para mostrar su liderazgo en una guerra que está rehaciendo Oriente Próximo.
Netanyahu está siendo juzgado por cargos de corrupción que se le imputan desde hace tiempo. En algún momento deberá enfrentarse a los electores, así como a una investigación sobre los fallos de inteligencia y seguridad que condujeron al ataque de Hamás contra Israel el 7 de octubre de 2023.
En una larga entrevista publicada el 20 de diciembre, Netanyahu expuso la cronología de la guerra desde el 7 de octubre.
Él dio detalles de los desafíos que enfrentó y las decisiones que tomó, a menudo en contra de los deseos de Estados Unidos, frente a la condena internacional, e incluso en contra de los deseos de gran parte de la opinión pública y los dirigentes de Israel.
Su juicio, dijo, ha demostrado ser acertado en repetidas ocasiones.
«Yo abogaba por la victoria total, y ellos dijeron que la victoria no existe», aseguró.
Con información de The Associated Press y Reuters.
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