El Gobierno italiano prorrogará el estado de emergencia hasta el 15 de octubre para poder gestionar la crisis del virus del PCCh, comúnmente conocido como nuevo coronavirus, «más eficazmente», después de recabar este miércoles el apoyo del Parlamento, aunque con la oposición de los partidos de derecha.
El primer ministro, Giuseppe Conte, acudió este miércoles a la Cámara de los Diputados (baja) para solicitar esta extensión del estado de alarma a dos días de que expire el actual, como ya lograra el martes en la otra sede parlamentaria, el Senado.
«Permite activar poderes y potestades necesarios para afrontar eficaz y rápidamente la crisis en curso», dijo el primer ministro.
Al contrario que en la Cámara Alta, la aprobación por parte de los diputados se daba por descontada pues la coalición de Gobierno, del Movimiento 5 Estrellas (M5S), el Partido Demócrata (PD) y otras fuerzas progresistas, cuenta con una mayoría holgada en esa cámara.
Finalmente 286 diputados votaron a favor de la prórroga, 221 en contra y 5 se abstuvieron. Esta tarde el Consejo de Ministros se reunirá a las 20.00 hora local (18.00 GMT) para formalizarla.
Entre otros muchos factores, Conte justificó esta medida con la situación que registran varios países vecinos, como España, Francia y los de los Balcanes, que en su opinión «imponen una actitud de atenta vigilancia».
Las razones para alargar la emergencia
El actual estado de emergencia se aprobó el pasado 31 de enero, cuando solo se había confirmado el caso de dos turistas chinos con el COVID-19 que habían llegado a Roma, y debía durar seis meses, es decir, hasta el 31 de julio, el próximo viernes.
La crisis se desataría un mes después, el 21 de febrero, con los primeros casos autóctonos, sobre todo en la región de Lombardía, y en estos meses Italia ha sumado 246,500 contagios y 35,100 muertes.
Ahora la situación ha cambiado y la curva epidemiológica está en mínimos, pero Conte insistió en que el virus «sigue en circulación» y el estado de emergencia en primer lugar permite al Gobierno actuar rápidamente. Es decir, por decreto, sin pasar por el Parlamento.
Pero no solo eso, sino que conlleva importantes implicaciones en el ámbito sanitario, escolar y laboral.
En primer lugar, la prórroga permite mantener la vigencia de una serie de normas aprobadas durante la emergencia, así como preservar las prerrogativas asignadas al jefe de la Protección Civil y los poderes extraordinarios de las administraciones regionales.
En el plano laboral, permite el teletrabajo a miles de personas, mientras que en el educativo, el comisario para la emergencia, Domenico Arcuri, podría adquirir de forma extraordinaria material para que la vuelta al colegio en septiembre transcurra con seguridad.
Otro poder importante es que consiente la suspensión inmediata de vuelos y conexiones con países de riesgo. En la actualidad Italia ha vetado las llegadas de catorce países, entre ellos Brasil, Perú, Chile y Panamá, y ha impuesto cuarentena a Bulgaria y Rumanía.
Pero sobre todo, la prórroga facilita aislar eventuales focos, como los que han ido surgiendo en el país en las últimas semanas, pequeños y controlados, a pesar de que la pandemia se ha reducido notablemente (unos 200 contagios diarios).
La oposición en contra
Conte ha querido implicar al Parlamento en su decisión de extender este periodo al 15 de octubre pero en sus cámaras se ha encontrado con la oposición de las ultraderechistas Liga y Hermanos de Italia y la conservadora Forza Italia, de Silvio Berlusconi.
Estos tres partidos, por lo general con una postura común, han rechazado la prórroga porque creen que actualmente no hay ninguna emergencia en curso debido al descenso de los contagios y muertes y temen que el Gobierno legisle sin pasar por el Parlamento.
Ayer martes el líder de la Liga, Matteo Salvini, se dirigió al jefe del Estado, Sergio Mattarella, para expresar su «desconcierto y preocupación» por la voluntad del Gobierno a pesar de «la ausencia de justificaciones sanitarias y jurídicas».
La líder de Hermanos de Italia, Giorgia Meloni, al alza en todas las encuestas, criticó que esta medida solo sirve para «consolidar al Gobierno en el poder» y para que actúe «sin reglas ni controles».
Por su parte, la diputada del M5S Rosa Menga negó cualquier riesgo de «deriva autoritaria» o «conflictos entre poderes» y elogió «el equilibrio» con el que el Gobierno ha actuado en estos meses.
Y recordó que fue el propio Salvini quien reclamó «plenos poderes» hace un año, cuando dinamitó su alianza de gobierno con el Cinco Estrellas, quedando excluido desde entonces del Ejecutivo.
El propio Conte reprochó la actitud de la oposición y tachó de «grave» decir que sus intenciones son «liberticidas», suscitando el aplauso de las bancadas que lo apoyan.
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