Japón se prepara para contrarrestar a China

Por Milton Ezrati
08 de enero de 2024 10:04 PM Actualizado: 08 de enero de 2024 10:04 PM

Opinión

Mientras China y Estados Unidos siguen buscando ventajas comerciales entre sí, los acontecimientos en Japón dan todas las señales de complicar enormemente los cálculos político-económicos de Beijing.

El aumento del gasto en defensa y los esfuerzos de Tokio por dar a sus fuerzas armadas más margen de maniobra complican los retos militares y económicos de Beijing en un momento especialmente difícil.

Aunque Japón afirma seguir adhiriéndose a la constitución pacifista que adoptó al final de la Segunda Guerra Mundial en 1945, decidió claramente emprender reinterpretaciones radicales. Japón decidió aumentar su gasto en defensa para 2023-2027 y, en el último año, incrementó los desembolsos militares en torno a un 16 por ciento, hasta el equivalente a unos 56,000 millones de dólares.

Esta cifra es muy inferior al presupuesto militar de China, que roza el equivalente a 300,000 millones de dólares, y mucho menos al de Estados Unidos, que supera los 850,000 millones. No obstante, la cifra de Japón es sustancial y, si las indicaciones del gobierno de Tokio son correctas, es sólo el comienzo de aumentos comparables para los próximos años. Sin duda es suficiente para captar la atención de Beijing, sobre todo porque apunta claramente a las ambiciones chinas. En palabras del primer ministro japonés, Fumio Kishida, «esperamos contribuir a defender un orden internacional libre y abierto basado en el Estado de Derecho y a lograr la paz y la estabilidad en la región Indo-Pacífica».

Cuatro cambios generales japoneses deben destacarse en el cálculo de Beijing. Uno es el claro compromiso de las fuerzas armadas japonesas de colaborar con sus aliados y asumir funciones más ofensivas. Otro es la decisión de Tokio de desplegar misiles de crucero de largo alcance que puedan alcanzar objetivos en Corea del Norte. Esta respuesta era de esperar dada la naturaleza provocadora del despliegue y las pruebas de misiles de Corea del Norte, pero a Beijing no se le escapa que esas armas también pueden alcanzar objetivos en China. El tercer cambio significativo es la decisión de Tokio de permitir a la industria japonesa una mayor capacidad para exportar armas letales, incluidos aviones de combate F-15 y motores de aviones de combate fabricados en Japón bajo licencia estadounidense, así como misiles guiados Patriot tierra-aire, también fabricados en Japón bajo licencia estadounidense. Se habla incluso de que Japón envíe este tipo de misiles a Ucrania. En cuarto lugar está el reciente acuerdo de Japón con el Reino Unido e Italia para desarrollar la próxima generación de aviones de combate. En palabras del embajador estadounidense en Japón, Rahm Emanuel, «El alcance, la escala y la velocidad de las reformas de seguridad de Japón no tuvieron precedentes».

Aunque Beijing no puede estar contenta con nada de esto, lo que más preocupa directamente a los de Zhongnanhai es, sin duda, una partida concreta del presupuesto de defensa de Japón para 2024: una asignación equivalente a 5200 millones de dólares para misiles de defensa aérea destinados a proteger las islas suroccidentales de Japón en caso, según deja claro el documento presupuestario, de conflicto entre China y Taiwán. Dado que Taiwán fue en su día una colonia japonesa, este interés particular debe resonar, especialmente en Beijing, y suena tan cerca de una amenaza directa como es diplomáticamente posible.

Beijing puede quejarse y ya lo ha hecho, pero por lo demás, poco puede hacer diplomáticamente en respuesta a las acciones de Tokio. La única respuesta sustancial de que dispone Beijing es reforzar sus propias capacidades militares. Sin duda, Beijing aumentará sus capacidades militares incluso más de lo que ya había planeado. Pero esta respuesta llega en un momento especialmente difícil para China.

La economía china no va bien y no puede permitirse destinar más recursos a su ejército y su armada. El colapso del todavía importante sector de la promoción inmobiliaria exige costosos esfuerzos gubernamentales para evitar el desastre financiero y, por ende, económico. Lo mismo ocurre con el enorme y a veces paralizante sobreendeudamiento de las administraciones locales. Con el declive de las exportaciones y la ralentización de la economía respecto a su anterior ritmo vertiginoso de crecimiento, Beijing necesita todos los recursos financieros y económicos a su alcance para reanudar el crecimiento a un ritmo aceptable y reorientar su economía alejándola de la enorme dependencia de las exportaciones en la que antaño basaba su crecimiento y que ahora hace a China demasiado vulnerable a los acontecimientos en Europa y Norteamérica. Aun así, las mayores exigencias en materia de defensa no harán sino dificultar esta tarea esencial.

Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista de The Epoch Times.


Únase a nuestro canal de Telegram para recibir las últimas noticias al instante haciendo click aquí


Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

Cómo puede usted ayudarnos a seguir informando

¿Por qué necesitamos su ayuda para financiar nuestra cobertura informativa en Estados Unidos y en todo el mundo? Porque somos una organización de noticias independiente, libre de la influencia de cualquier gobierno, corporación o partido político. Desde el día que empezamos, hemos enfrentado presiones para silenciarnos, sobre todo del Partido Comunista Chino. Pero no nos doblegaremos. Dependemos de su generosa contribución para seguir ejerciendo un periodismo tradicional. Juntos, podemos seguir difundiendo la verdad.