Japón y Estados Unidos se han comprometido recientemente a donar más vacunas contra la COVID-19 y financiación a los países en desarrollo a través del plan de reparto global COVAX para contrarrestar la diplomacia de las vacunas del régimen comunista chino.
En la cumbre sobre el acceso global a las vacunas contra la COVID-19 (COVAX) celebrada el 2 de junio en Japón, el presidente de la cumbre, el primer ministro japonés Yoshihide Suga, prometió que Japón donaría 30 millones de dosis de vacunas producidas en el país a otros países a través del programa COVAX.
Suga también anunció que Japón donaría 800 millones de dólares —cuatro veces su compromiso original— para financiar vacunas gratuitas para los países de ingresos bajos y medios de todo el mundo. Junto con sus donaciones anteriores, Japón ha aportado 1000 millones de dólares al programa, lo que le convierte en el segundo mayor donante del mundo solo por detrás de los 2500 millones de dólares de Estados Unidos.
COVAX está dirigido conjuntamente por la Alianza Mundial para las Vacunas y la Inmunización (GAVI), Epidemic Preparedness Innovations (CEPI) y la Organización Mundial de la Salud (OMS). La plataforma tiene como objetivo suministrar 1800 millones de dosis de vacunas al 30 por ciento de la población que vive en países de ingresos bajos y medios.
Las nuevas promesas de los países durante la cumbre hicieron que el total de las donaciones aumentara a 9600 millones de dólares para adquirir y entregar vacunas a los países en desarrollo. Previamente, la Unión Europea había prometido donar 100 millones de dosis de vacunas, y Estados Unidos se había comprometido a donar 80 millones de dosis.
Muchos expertos en China han señalado que las donaciones de Japón, Estados Unidos y la UE son para contrarrestar la «diplomacia de las vacunas» del régimen chino, en la que el Partido Comunista Chino proporciona vacunas de fabricación china a otros países en un intento por asegurar la influencia política sobre los países receptores, informó Radio Free Asia (RFA). Japón y Estados Unidos lideran ahora la ayuda mundial en materia de vacunas, pidiendo a otros países que se unan y apoyen a los países en desarrollo para contener a la China comunista.
El régimen chino ha vendido 683 millones de dosis de sus vacunas contra la COVID-19 a través de acuerdos bilaterales con otros países, que en algunos casos han permitido al régimen presionar e influir directamente en los países receptores, según RFA.
China se unió al programa COVAX en octubre de 2020 y se comprometió a proporcionar 10 millones de dosis de vacunas fabricadas en China a COVAX en febrero de 2021, lo cual es mucho menos que las vacunas que ha exportado a través de las relaciones bilaterales. La OMS anunció el 1 de junio que la vacuna china Sinovac había sido aprobada para uso de emergencia, y que se incluiría en la lista de adquisiciones de COVAX dirigida por la OMS, junto con las vacunas chinas Sinopharm que fueron aprobadas por la OMS el 7 de mayo.
Los expertos también han señalado que China prefiere exportar sus vacunas a través de relaciones bilaterales para servir mejor a los objetivos estratégicos y económicos del régimen. Sin embargo, si las vacunas se donan a través de la OMS y de COVAX, significa que el régimen chino perderá el control sobre el destino de las vacunas y no será el benefactor directo que tenga la oportunidad de influir sobre los demás. Por el contrario, el secretario de Estado estadounidense, Blinken, enfatizó el 1 de junio que Estados Unidos «trabajaría en coordinación con COVAX» y distribuiría las «vacunas sin requerimientos políticos para los que las reciban».
El régimen chino ha estado impulsando su diplomacia de las vacunas desde el año pasado. Hungría, miembro de la UE y uno de los pocos países de Europa del Este que compró las vacunas chinas en marzo, ha vetado desde entonces las resoluciones de la UE para condenar los abusos de los derechos humanos del régimen chino en Hong Kong y contra los uigures en Xinjiang. La diplomacia de las vacunas del régimen ha alarmado a la comunidad internacional.
A finales de mayo, el régimen chino impidió que Taiwán obtuviera las vacunas de Pfizer/BioNTech, al tiempo que impulsaba las vacunas chinas para la isla autogobernada en un intento de lanzar una guerra de vacunas contra Taiwán. Sin embargo, la ayuda en materia de vacunas a Taiwán por parte de Japón y Estados Unidos ha puesto fin al plan del PCCh. Con el respaldo de Estados Unidos, Taiwán ha sido incluido como receptor en el programa COVAX.
Japón envió 1.24 millones de dosis de la vacuna de AstraZeneca a Taiwán en un vuelo numerado JL809 el 4 de junio, una fecha considerada tabú por el Partido Comunista Chino (PCCh). En la plaza de Tiananmen de Beijing, hace 32 años —el 4 de junio de 1989— el PCCh envió a sus militares y mató brutalmente a unas decenas de miles de estudiantes y ciudadanos desarmados que se manifestaban pacíficamente por la libertad y la democracia en torno a la «Puerta de la Paz Celestial».
El régimen ha prohibido cualquier conmemoración de la brutal masacre en la China continental desde entonces y en Hong Kong desde 2020 en los aniversarios de la masacre. Sin embargo, en Taiwán, una sociedad china que no está gobernada por el PCCh, el 4 de junio se conmemoró tanto en actividades oficiales como privadas.
El 5 de junio, el legislador taiwanés Wang Ting-yu declaró que el PCCh trata la vida humana y la prevención de la pandemia como capital político, lo que, según él, es cruel y repugnante.
La presidenta de la República de China (Taiwán), Tsai Ing-wen, publicó en Facebook: «El 4 de junio, la vacuna de Japón llega a Taiwán. Estamos agradecidos por la oportuna ayuda de los socios que también defienden los valores de la libertad y la democracia. Esto da a Taiwán más confianza en la democracia».
Continuó: «Nunca olvidaremos, en este día de hace 32 años, a los jóvenes que sacrificaron sus vidas en la plaza de Tiananmen, y a nuestros amigos de Hong Kong que siempre han conmemorado el Movimiento del 4 de Junio a la luz de las velas año tras año. Creo que todos los taiwaneses que están orgullosos de la libertad y la democracia nunca olvidarán este día de la historia, y se mantendrán firmes en sus convicciones y no se dejarán sacudir por los desafíos».
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