En la frontera sur de Estados Unidos, jóvenes inmigrantes ilegales están mintiendo sobre su edad y se hacen pasar por menores no acompañados para así tener más opciones de no ser expulsados hacia México, pero lo hacen sin saber que es un delito federal y las autoridades más pronto que tarde los suelen descubrir, complicando aun más la consecución de su «sueño americano”.
La práctica se evidenció esta semana cuando un gran jurado federal emitió acusaciones contra cuatro jóvenes inmigrantes que llegaron recientemente al país y afirmaron falsamente que eran menores de 18 años, advirtió en un comunicado la fiscal federal interina Jennifer Lowery en McAllen, Texas.
Los acusados son Fernando Antonio Flores-Gálvez, de 19 años; José Alfredo Sandoval-Hernández, de 23; Osmin Trochez-Miranda, de 24; y Sergio Galindo Chun-Cucul, de 23.
Cada una de las acusaciones indica que los jóvenes inmigrantes ilegales cruzaron el Río Grande, en Texas, en los pasados dos meses y fueron detenidos por agentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, (CBP).
Una mentira para no ser deportado
Los jóvenes supuestamente afirmaron a los agentes federales ser menores de edad para que pudieran ser liberados dentro de Estados Unidos, detalla la acusación.
Bajo el Acuerdo Flores, los menores no acompañados detenidos en la frontera de Estados Unidos deben pasar no más de 20 días bajo la custodia de CBP, y se les debe garantizar la protección.
Aquellos que cumplen 18 años bajo custodia del Gobierno de Estados Unidos son liberados bajo su propia responsabilidad para que sigan sus casos migratorios en libertad.
En un comunicado enviado a Efe, CBP explicó que la agencia recopila información biográfica y de otro tipo para determinar la edad de los inmigrantes.
La agencia destaca que al encontrar discrepancias recurre a “los socios” estatales y locales encargados de hacer cumplir las leyes federales, “cuando sea apropiado para una mayor investigación y enjuiciamiento”.
La mentira que destruye un caso
Lo que pudiera ser una vía rápida para quedarse en Estados Unidos se puede convertir en un dolor de cabeza, que incluso puede llevar a los ilegales a una cárcel federal.
Angela Dodge, vocera del Departamento de Justicia para el Distrito Sur de Texas, donde se está juzgando a los cuatro inmigrantes, explicó que es “ilegal hacer a sabiendas y deliberadamente una declaración o representación materialmente falsa, ficticia o fraudulenta en un asunto bajo la jurisdicción del Poder Ejecutivo, Legislativo o Judicial del Gobierno”.
En pocas palabras, mentir a un funcionario es un crimen que puede ser juzgado y que puede llevar una condena.
El abogado de inmigración Fernando Romo opina que en el caso de los inmigrantes mentir puede convertirse en un factor determinante para ser expulsados del país.
“Si un inmigrante está mintiendo en un dato tan básico como es su edad, la credibilidad sobre cualquier solicitud los afecta muchísimo”, dijo a Efe.
Añade que en el caso de los recién llegados cualquier declaración de “miedo creíble” pierde fuerza con un antecedente de mentir a las autoridades de inmigración.
También explica que aunque en el primer contacto con las autoridades de inmigración no se den cuenta de una declaración falsa sobre la edad, el país de origen o el estado civil, todos estos datos finalmente salen a la luz cuando los inmigrantes están frente a un juez de inmigración o quieren arreglar su estatus en un proceso con el Servicio de Inmigración y Ciudadanía (USCIS), lo que puede derivar en una deportación.
Más allá de la mentira
“Anteriormente veíamos más falsificaciones porque las partidas de nacimiento y otros documentos eran expedidos a mano, pero ya todos los países han ido actualizando su proceso de documentos y es muy difícil que los inmigrantes los alteren”, explicó Romo.
Además de hacer declaraciones falsas, los cuatro acusados enfrentan cargos por supuestamente haber utilizado documentos falsos con fechas de nacimiento incorrectas en un intento de convencer a las autoridades de que eran menores de 18 años.
Flores-Gálvez y Sandoval-Hernández, ambos hondureños, fueron detenidos cuando intentaban ingresar a Estados Unidos el pasado 21 de abril. Trochez-Miranda, también oriundo de Honduras, fue detenido el 28 de abril, mientras Chun-Cucul, de origen guatemalteco, fue hallado por CBP el 3 de mayo.
Si son declarados culpables, cada uno enfrenta hasta cinco años de prisión, así como una posible multa máxima de 250,000 dólares.
En los cuatro casos CBP llevó a cabo la investigación. Los inmigrantes se encuentran bajo custodia federal y tendrán que presentarse en una corte federal para la instrucción de cargos el próximo 27 de mayo.
Dodge explicó que el Departamento de Justicia ha acusado “a cientos de personas por hacer declaraciones falsas con una variedad de hechos subyacentes”.
El Departamento no tiene una cifra clara sobre cuántas de estas acusaciones podrían haber involucrado afirmar ser menor de edad.
“Los inmigrantes deben ser consientes de que mentir, incluso intentar mentir, refleja una imagen negativa frente a las autoridades de inmigración”, enfatizó Romo.
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