JPMorgan Chase retiró voluntariamente su demanda contra Tesla, poniendo fin a la batalla legal de casi tres años sobre una serie de solicitud de garantías de acciones y el infame tuit de Elon Musk de 2018 sobre la privatización de Tesla.
La estipulación de desestimación voluntaria se presentó el 29 de noviembre en el Tribunal de Distrito de Estados Unidos para el Distrito Sur de Nueva York y fue firmada por los abogados de ambas partes. El caso fue desestimado sin perjuicio, lo que significa que JPMorgan no puede volver a presentar la demanda.
El gigante bancario presentó la demanda en 2021, en la que acusaba a Tesla de incumplir sus obligaciones contractuales al no cumplir los términos de las transacciones warrants, y solicitaba más de 162 millones de dólares por daños y perjuicios.
La presentación no proporcionó detalles sobre los términos del acuerdo, por lo que no está claro si Tesla pagó a JPMorgan o si se acordaron otros términos para resolver la demanda.
La disputa se derivó de una serie de transacciones warrants entre JPMorgan y Tesla en 2014, cuando el fabricante de vehículos eléctricos vendió acciones warrants al banco. Estos warrants, que eran similares a las opciones de compra, daban a JPMorgan el derecho a comprar acciones de Tesla a un precio de ejercicio predeterminado si el precio de las acciones de Tesla superaba ese precio cuando vencían los warrants. La cuestión central surgió a raíz de los acontecimientos de agosto de 2018, cuando Musk, como consejero delegado de Tesla, publicó un mensaje en Twitter en el que aseguraba que estaba considerando llevar a Tesla al mercado privado a 420 dólares por acción, afirmando que «la financiación [estaba] asegurada».
El posteo de Musk causó una inmediata agitación en el mercado bursátil, elevando el precio de las acciones de Tesla a medida que los inversionistas reaccionaban a la noticia. Esto llevó a JPMorgan, que actuaba como «Agente de Cálculo» para las transacciones warrants, a ajustar el precio de ejercicio de los warrants para tener en cuenta el impacto económico de la publicación de Musk, que el banco consideró un «Acontecimiento anunciado» en virtud de los acuerdos rectores. Tesla se opuso a los ajustes, lo que dio lugar a una disputa sobre el valor apropiado de los warrants.
Varias semanas después, Musk dio marcha atrás al acuerdo de privatización, lo que llevó a JPMorgan a ajustar de nuevo el precio de ejercicio, fijándolo finalmente en un nivel más favorable para él. En contra de las objeciones de Tesla, JPMorgan argumentó que estaba actuando dentro de los términos del acuerdo, que le concedía una discreción considerable como agente de cálculo, siempre que actuara de buena fe. Cuando los warrants expiraron en 2021, el precio de las acciones de Tesla se había disparado muy por encima del precio de ejercicio ajustado, y JPMorgan exigió la entrega de las acciones o dinero en efectivo, como estipulaba el contrato.
Sin embargo, Tesla se negó a cumplir, lo que llevó al banco a presentar su demanda en noviembre de 2021, acusando a Tesla de haber «ignorado descaradamente su clara obligación contractual de pagar a JPMorgan en su totalidad», y exigiendo 162 millones de dólares por daños y perjuicios. El caso llamó una atención considerable, en parte debido a su conexión con el polémico tuit de Musk, que llevó a problemas legales y regulatorios separados para el CEO de Tesla.
En septiembre de 2018, Musk resolvió los cargos de fraude presentados por la Comisión de Bolsa y Valores (SEC), que alegó que la afirmación de «financiación asegurada» era engañosa. Como parte del acuerdo, Musk aceptó renunciar a la presidencia de Tesla durante tres años, y tanto Musk como Tesla pagaron 20 millones de dólares cada uno en multas. El tuit de Musk también provocó demandas de accionistas y un debate más amplio sobre el impacto de sus declaraciones públicas en la valoración de Tesla y la volatilidad del mercado.
Recientemente, Musk se anotó una victoria legal en una demanda interpuesta por un grupo de inversionistas de Tesla, que afirmaban que su tuit «financiación asegurada» y otras publicaciones eran engañosas y les habían hecho sufrir pérdidas financieras de hasta 12,000 millones de dólares por las oscilaciones del precio de las acciones. El Consejero Delegado de Tesla, que pasó horas en el estrado como testigo en el caso, alegó que no tenía ningún motivo oculto y que creía sinceramente que la financiación estaba asegurada tras mantener conversaciones con posibles inversionistas.
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