Opinión
La postura nuclear de Rusia, Europa del Este y el mundo es cada día menos estable.
Para empezar, Rusia confirmó que ha trasladado armas nucleares tácticas a la vecina Bielorrusia. Según el presidente ruso Vladimir Putin, las armas solo se usarían si el Estado o el territorio ruso se vieran amenazados.
Ese criterio necesita más explicaciones… o tal vez no.
La promesa de Putin de defender el territorio ruso usando armas nucleares de ser necesario se entiende claramente, aunque es totalmente hipócrita a la luz de su invasión a Ucrania.
La guerra contra Putin
Pero, ¿qué quiere decir Putin con su término de una amenaza para el “Estado” ruso?
Uno podría interpretar que se refiere a cualquier amenaza contra el propio Putin, ya que él es esencialmente el Estado de Rusia. De hecho, Putin bien podría estar diciendo a Occidente que cualquier amenaza contra él personalmente sería respondida con represalias nucleares.
¿Hay otra forma razonable de verlo?
¿Qué otra cosa podría significar una amenaza para el Estado ruso, especialmente desde que el presidente Joe Biden hizo comentarios que parecían ser un llamado a destituir a Putin? Un funcionario de la Casa Blanca restó importancia a las declaraciones del presidente —pero ¿por qué Putin debería creer lo contrario?
Y sí, Ucrania también anuló su exigencia de que la destitución de Putin formara parte de un plan de paz.
Pero cuanto más dure la guerra y más muertes, destrucción y atrocidades inflija Rusia a Ucrania, menos probable es que se llegue o se cumpla un acuerdo de paz mientras Putin siga en el poder.
Abundan las amenazas internas
Incluso algunas élites rusas ven esa realidad y el hecho de que Putin amenaza su propia supervivencia.
Esta división interna pone a Putin en una situación difícil. Aunque gane la guerra, es muy posible que se encuentre descansando «seis pies bajo tierra» en paz. En otras palabras, la propia vida de Putin puede depender de su capacidad para prolongar la guerra.
Además, Estados Unidos tiene una larga historia de cambios de régimen en países como Libia, Iraq y otros; dado el esfuerzo financiero y material que Estados Unidos está destinando a Ucrania y contra Rusia, Putin tiene todas las razones para creer que él es el objetivo final.
Muchas élites rusas temen cualquiera de los dos resultados, algunos quieren reemplazar a Putin y muchos dudan de la capacidad de Rusia para vencer en la guerra.
Por lo tanto, la decisión de Putin de trasladar armas nucleares tácticas a Bielorrusia puede ser tanto una reacción contra las élites rusas como contra la implicación militar de Estados Unidos en Ucrania.
Al hacerlo, Putin está, para todos los efectos y propósitos, prolongando la guerra.
Bielorrusia depende en gran medida de Rusia para abastecerse de combustible, y el presidente Alexander Lukashenko debe su supervivencia política a Putin. Dada su estrecha lealtad, un ataque a Bielorrusia, que se encuentra en la frontera norte de Ucrania, probablemente sería visto como un ataque a Rusia.
El Grupo Wagner cambia el juego
Pero Estados Unidos no es el único jugador en la guerra de Ucrania que amenaza la existencia política y personal de Putin.
El Grupo Wagner, una fuerza mercenaria rusa dirigida por Yevgeny Prigozhin, amenazó recientemente con marchar sobre Moscú tras un presunto ataque a su posición por parte del ejército ruso.
El levantamiento fue abortado poco después de que comenzara por razones que son turbias en este momento. Pero sabemos que Bielorrusia medió en las conversaciones entre Putin y Prigozhin, y que la breve pero notoria rebelión de Prigozhin ha amenazado la credibilidad de Putin y su capacidad para dirigir y defender el país. Lukashenko también ofreció a Prigozhin asilo en Bielorrusia.
Pero un temor aún mayor en Rusia y, de hecho, en el mundo entero es la posibilidad de que el Grupo Wagner haya adquirido la posesión de armas nucleares tácticas.
¿Se evitó una catástrofe mundial?
Se dice que Wagner podría haber obtenido acceso a una de las instalaciones rusas de almacenamiento de armas nucleares en la región central de Voronezh. El vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, Dmitri Medvédev, advirtió que el mundo estaría al “borde de una catástrofe” si el Grupo Wagner obtiene armas nucleares, según el medio estatal ruso TASS.
Obviamente, la posibilidad de que agentes no estatales malintencionados obtengan armas nucleares de cualquier tamaño o capacidad añade un nuevo nivel de complejidad a la prevención del uso de armas nucleares.
¿Los mercenarios de Wagner venderían las armas nucleares que pudieran poseer al mejor postor? ¿Las utilizarían para desafiar a Putin?
¿O ambas cosas?
La autonomía y el poder del Grupo Wagner complican la maniobrabilidad de Putin y potencialmente reducen su autoridad y control sobre las fuerzas rusas. Las armas nucleares en manos de Wagner ciertamente minimizarían el control de Putin sobre ellas.
El mundo de Putin es complejo
La situación a la que se enfrenta hoy Putin es mucho más compleja de lo que podía haber previsto cuando decidió invadir Ucrania.
Los resultados ya han sido desastrosos tanto para Ucrania como para Rusia; los efectos siguen propagándose tanto hacia el exterior como hacia el interior.
Putin se encuentra con que sus fuerzas luchan contra armamento occidental avanzado procedente de Europa y Estados Unidos. Sus soldados se desilusionan, su credibilidad se debilita, su liderazgo se ve cuestionado y su capacidad para controlar acontecimientos militares estratégicos dentro de sus propias fronteras se desvanece.
Al mismo tiempo, está expandiendo el territorio de la guerra, agregando armas nucleares a Bielorrusia incluso cuando él podría estar perdiendo el control de ellas en Rusia.
De hecho, no hay descanso para Putin.
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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