Un juez federal de Texas, en una medida sin precedentes, ordenó a la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) que detenga temporalmente su aprobación de la mifepristona, un medicamento utilizado para abortar.
En Amarillo, Texas, el juez de distrito estadounidense, Matthew J. Kacsmaryk, designado por Trump, firmó un mandato judicial que ordena a la FDA suspender la aprobación de la mifepristona, mientras continúa la demanda que cuestiona la seguridad y aprobación del medicamento.
Kacsmaryk dijo que la FDA había ignorado los riesgos al aprobar el medicamento. «El Tribunal no cuestiona a la ligera la toma de decisiones de la FDA», dice la decisión del viernes (pdf). «Pero en este caso, la FDA consintió preocupaciones legítimas de seguridad —en violación de su deber legal— sobre la base de un razonamiento claramente infundado y estudios que no apoyan sus conclusiones».
También hay pruebas que indican que la FDA se enfrentó a importantes presiones políticas para renunciar a las precauciones de seguridad propuestas con el fin de promover mejor el objetivo político de aumentar el «acceso» al aborto químico —que era la ‘idea central de la mifepristona'».
La decisión de Kacsmaryk no entrará en vigor hasta dentro de una semana, lo que dará tiempo a los abogados federales que representan a la administración Biden y a la FDA a presentar un recurso de urgencia. Se espera que lo hagan rápidamente. Es probable que la sentencia se recurra ante la Corte de Apelaciones del 5º Circuito de EE. UU., con sede en Nueva Orleans. También es posible que el caso termine en la Corte Suprema de Estados Unidos.
Básicamente, no hay precedentes de que un solo juez anule las decisiones de la FDA.
El impacto inmediato de la sentencia no está claro.
La mifepristona, ampliamente utilizada en Estados Unidos desde el año 2000, forma parte de un proceso de aborto químico diseñado para causar la muerte del feto en embarazos de hasta 10 semanas. También se utiliza a veces en mujeres que sufren abortos espontáneos.
El aborto químico, también conocido por otros términos como «aborto con medicamentos», es el método de aborto más popular en Estados Unidos, y supone más de la mitad del total de abortos en ese país.
Consiste en un régimen de dos fármacos. En concreto, la mifepristona bloquea la progesterona, privando así al feto de los nutrientes necesarios para mantenerse con vida, e impide que el embarazo progrese. Un segundo fármaco, el misoprostol, induce el parto para expulsar al feto.
Por ahora, la mifepristona está disponible como medicamento genérico y también bajo la marca Mifeprex. En enero, la FDA comunicó que el gobierno de Biden autorizaba la dispensación de mifepristona en farmacias minoristas. La medida se enfrentó a las críticas de los fiscales generales de 22 estados de Estados Unidos, que la calificaron de ilegal y peligrosa.
Las clínicas y los médicos que prescriben la combinación de dos fármacos han declarado que, si se retira la mifepristona del mercado, pasarán a utilizar únicamente el segundo fármaco, el misoprostol. Este único fármaco tiene un índice de eficacia ligeramente inferior en la interrupción del embarazo, pero se utiliza mucho en países donde la mifepristona es ilegal o no está disponible.
La sentencia de Kacsmaryk se produjo en el marco de una demanda presentada en noviembre de 2022 por Alliance Defending Freedom. El grupo alegó que la aprobación inicial de la mifepristona por parte de la FDA en 2000 era defectuosa porque no revisó adecuadamente sus riesgos de seguridad cuando la utilizaban chicas menores de 18 años para interrumpir un embarazo.
El gobierno de Biden, en respuesta a la demanda, afirmó que la aprobación de la FDA estaba respaldada por la ciencia, y que la impugnación legal llega demasiado tarde.
El consejero principal de Alliance Defending Freedom, Erik Baptist, calificó la decisión del viernes de «victoria significativa» para la salud y la seguridad de las mujeres y las niñas.
«Al aprobar ilegalmente medicamentos químicos peligrosos para el aborto, la FDA puso a mujeres y niñas en peligro, y ya es hora de que la agencia rinda cuentas por sus acciones imprudentes», dijo Baptist en una declaración.
«El embarazo no es una enfermedad, y los fármacos abortivos químicos no aportan ningún beneficio terapéutico: pueden plantear complicaciones graves y potencialmente mortales para la madre, además de acabar con la vida del bebé. La FDA nunca tuvo autoridad para aprobar estos peligrosos fármacos y eliminar importantes salvaguardias».
El caso es Alliance for Hippocratic Medicine contra U.S. Food and Drug Administration.
En la actualidad, 16 estados de Estados Unidos tienen leyes contra el aborto químico.
Con limitadas excepciones, los abortos son ilegales o no están disponibles en 14 estados: Alabama, Arkansas, Idaho, Kentucky, Luisiana, Mississippi, Misuri, Dakota del Norte, Oklahoma, Dakota del Sur, Tennessee, Texas, Virginia Occidental y Wisconsin.
Con información de The Associated Press.
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