Kansas se ha convertido en el primer estado en adoptar una definición de género con la aprobación de una ley que mantiene a los hombres, independientemente del género con el que se identifiquen, fuera de los baños, vestuarios, deportes y otros espacios íntimos de las mujeres.
También separa a los reclusos y restringe la participación en deportes según el sexo biológico.
La medida se adoptó la tarde del jueves, cuando la asamblea legislativa del estado votó a favor de anular el veto de la gobernadora de Kansas, Laura Kelly, a la ley S.B. 180, conocida como la «Declaración de Derechos de la Mujer».
En virtud de ella, una mujer se define como «un individuo cuyo sistema reproductor biológico está desarrollado para producir óvulos». Un varón se define como «un individuo cuyo sistema reproductor biológico está desarrollado para fertilizar los óvulos de una hembra».
También define las palabras de género, utilizando «mujer» y «niña» para referirse a las hembras humanas y «hombre» y «niño» para referirse a los machos humanos. Define «madre» como progenitor del sexo femenino y «padre» como progenitor del sexo masculino.
La anulación se produce poco más de una semana después de que Kelly vetara la ley el 20 de abril. Kelly vetó la ley después de que fuera aprobada por un margen de dos a uno entre republicanos y demócratas tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado.
Kelly declaró que había vetado la ley porque le preocupaba que pudiera exponer al estado a costosas demandas por discriminación, provocar la pérdida de fondos federales y perjudicar a la economía del Estado del Girasol.
El proyecto de ley obtuvo un apoyo muy diverso, y los grupos de defensa de los derechos de la mujer, firmemente partidarios del aborto, celebraron el veto.
«¡Victoria!», tuiteó el Frente de Liberación de la Mujer (WOLF, por sus siglas en inglés) al conocer la noticia de la anulación del veto.
La organización nacional de defensa de los derechos de la mujer, que en realidad contribuyó a la elaboración de la ley, escribió en su sitio web: «Este proyecto adopta medidas de procedimiento para incorporar a la ley definiciones de sentido común que garanticen que el significado de palabras como ‘mujer’ y ‘madre’ no se ve corrompido por burócratas no elegidos que pretenden imponer la ideología de género».
El grupo dijo que sus miembros enviaron más de 600 mensajes a los legisladores de Kansas en apoyo del proyecto de ley.
Fuerzas de oposición
La legislación también tuvo su parte de oposición, que la calificó de antitrans y reminiscencia de la segregación racial de los años sesenta.
«Son los mismos dichos», dijo el representante estatal John Alcala (D-Topeka) en una audiencia pública sobre el proyecto de ley. «No te quiero en mi baño, no quiero que bebas de mi fuente de agua. No te quiero en mi casa. No quiero que mi hijo esté contigo».
Beth Oller, una médica que testificó en contra del proyecto de ley, dijo que el título era inapropiado y violaba los derechos de las mujeres. «Esto no es en modo alguno una declaración de derechos de la mujer. El proyecto de ley hace lo contrario de proteger a las mujeres, las perjudica».
Oller dijo que los médicos «durante décadas han estado de acuerdo en que no hay manera suficiente de definir lo que hace a una mujer».
«El género no es binario, sino que es un espectro de rasgos biológicos, mentales y emocionales que existen a lo largo de un continuo», dijo. «Las personas intersexuales existen».
El proyecto de ley incluye una disposición que sí reconoce a las personas intersexuales. «Las personas nacidas con un diagnóstico médicamente verificable de trastorno/diferencias en el desarrollo del sexo recibirán las protecciones legales federales y estatales disponibles», afirma la legislación.
También se opusieron a la SB 180 la Asociación de Superintendentes de Kansas, la Asociación de Administradores Escolares de Kansas y los Servicios Jurídicos de Kansas.
La Coalición de Kansas contra la Violencia Doméstica también se opuso a la Declaración de Derechos de la Mujer, que cita específicamente los refugios para mujeres, los centros de crisis por violación, los refugios contra la violencia doméstica y las prisiones de mujeres como lugares protegidos en los que los varones biológicos que se identifican como mujeres deberían estar restringidos.
Espacios femeninos en peligro
Tras el testimonio público contra el proyecto de ley de la reverenda Carolene Dean, pastora asociada de la Iglesia Congregacional de Plymouth, Lauren Bone, abogada de WOLF, preguntó si Dean, una mujer, «había tenido alguna vez la desgracia de encontrarse en un refugio para víctimas de violencia doméstica, en un centro de asesoramiento para casos de violación o en una cárcel de mujeres».
Bone dijo que con muchos estados que ahora abren esos lugares a los hombres, se ha puesto a las mujeres biológicas en «mayor riesgo de más violencia y acoso».
Cuando un legislador republicano le preguntó cuántos géneros hay, Dean respondió: «Hay tantos géneros como bellas creaciones en el mundo».
Proyectos de ley similares al aprobado en Kansas para definir el género están pendientes en otros estados, como Oklahoma y Montana.
En todo el país se han denunciado agresiones a mujeres por parte de hombres que se identifican como mujeres.
A principios de este mes, The Windsor Star reportó de la detención en Ontario de un hombre que se identificaba como mujer transgénero, acusado de haberse metido en la cama con una mujer biológica en un centro de acogida de mujeres y haberla agredido sexualmente.
También hay pendientes varias demandas de derechos civiles presentadas por abogados en nombre de reclusas que han denunciado haber sido violadas por hombres con los que estaban encarceladas porque decían ser mujeres. Entre ellas, una por agresiones sexuales en el Centro Correccional de Logan, la mayor prisión de mujeres de Illinois.
El año pasado, en el marco de un acuerdo con la fiscalía, el preso transexual Ramel Blount se declaró culpable de violar a una reclusa mientras se duchaba. Blount, varón biológico cuyo nombre de pila es «Diamond», estaba alojado con mujeres en la prisión neoyorquina de Rikers Island.
El entonces preso, de 33 años, admitió haber agarrado a la reclusa por el cuello y haberla sujetado contra su voluntad mientras la violaba, según declaraciones publicadas por la fiscalía del condado del Bronx.
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