El presidente ruso, Vladímir Putin, anunció nuevas medidas de emergencia destinadas a apuntalar la moneda nacional, incluyendo la prohibición de que los residentes rusos transfieran divisas al extranjero y la obligación a los exportadores a utilizar la moneda nacional.
Las medidas, que entrarán en vigor el 1 de marzo, incluyen la prohibición de los pagos de divisas de los residentes a los extranjeros «en relación con acuerdos de préstamo», e incluirán restricciones a las empresas que compren sus propias acciones, así como algunas transferencias a cuentas extranjeras, según la declaración del Kremlin publicada el 28 de febrero.
Moscú dijo que el decreto es una respuesta a las sanciones de Estados Unidos y Europa por su movilización a Ucrania, las que provocaron una fuerte caída del rublo, obligando al banco central ruso a tomar medidas de emergencia para estabilizar el mercado.
«Se prohíbe a partir del 1 de marzo de 2022 el abono por parte de los residentes a cuentas de bancos situados fuera de la Federación Rusa y otras organizaciones del mercado financiero con divisas», se lee en la declaración.
Según la orden, cualquier transferencia de fondos debe realizarse únicamente a través de cuentas bancarias que utilicen pagos electrónicos proporcionados por los servicios de pago de proveedores extranjeros.
El banco central ruso emitió más tarde una aclaración, diciendo que la prohibición «solo cubre los nuevos préstamos y no el servicio de la deuda existente».
Por su parte los exportadores rusos deberán mantener el 80 por ciento de sus reservas en rublos, lo que significa que grandes empresas como el gigante energético Gazprom tendrán que comprar la moneda.
Las sanciones del fin de semana provocaron la caída del rublo hasta un mínimo histórico, y el banco central ruso duplicó con creces su tipo de interés clave hasta el 20 por ciento.
El valor del rublo frente al dólar es ahora alrededor de un tercio de su nivel anterior a 2014, cuando Rusia intervino por última vez en Ucrania, lo que provocó la primera ronda de sanciones de Occidente.
Desde 2014, los bancos y las empresas rusas perdieron su influencia significativamente, con una caída de los pasivos del país en 250,000 millones de dólares, y del total de la deuda externa, 135,000 millones de dólares vencen en un año.
Esta segunda ronda de nuevas sanciones está diseñada para congelar los bancos rusos fuera del sistema financiero internacional y limitar la capacidad del banco central para utilizar sus reservas para ayudar a apuntalar el rublo.
Estados Unidos dijo el 28 de febrero que había prohibido todas las transacciones estadounidenses con el banco central ruso y había congelado sus reservas, mientras que Suiza también dijo que adoptaría las mismas medidas anunciadas por la UE el fin de semana.
Estados Unidos y sus aliados también impusieron restricciones individuales a oligarcas y altos cargos del gobierno, incluido el propio Putin.
Se espera que la devaluación del rublo alimente la inflación en Rusia, mientras que las sanciones perjudicarán la capacidad de las empresas no relacionadas con la energía para exportar e importar bienes y servicios.
La subida masiva de las tasas de interés aumentará probablemente el costo de los préstamos, lo que afectará a los consumidores y a las empresas rusas endeudadas.
La Bolsa de Moscú cerró el 28 de febrero para evitar lo que se espera que sea una venta masiva de acciones rusas.
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