Estados Unidos está volviendo a participar en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas y planea volver a unirse a él, anunció el lunes la administración del presidente Joe Biden.
El consejo «es un organismo deficiente que necesita una reforma», sin embargo la salida por parte de EE. UU. en 2018 no solo no alentó un cambio significativo, sino que «creó un vacío de liderazgo de EE. UU., que países con agendas autoritarias han utilizado para su beneficio», dijo el secretario de Estado, Antony Blinken, en un comunicado.
«Para abordar las deficiencias del Consejo y garantizar que esté a la altura de su mandato, Estados Unidos debe estar en la mesa utilizando todo el peso de nuestro liderazgo diplomático», agregó.
Los miembros se anuncian para el consejo una vez al año, lo que significa que Estados Unidos no puede volver a unirse de inmediato. Por ahora, el país participará como observador, dialogará con él, participará en las negociaciones y trabajará con las partes en la presentación de resoluciones.
“Opinamos que la mejor manera de mejorar el Consejo es colaborar con él y sus miembros de una manera basada en principios. Creemos firmemente que cuando Estados Unidos se compromete de manera constructiva con el Consejo, en concierto con nuestros aliados y amigos, el cambio positivo está al alcance”, dijo Blinken.
«Si bien reconocemos las fallas del Consejo, sabemos que este organismo tiene el potencial de ser un foro importante para aquellos que luchan contra la tiranía y la injusticia en todo el mundo», dijo Mark Cassayre, encargado de los asuntos de EE. UU. en la misión de EE. UU. ante la ONU en Ginebra, a los periodistas en Ginebra, y agregó: «Al estar presentes en la mesa, buscamos asegurarnos de que esto pueda estar a la altura de ese potencial».
La reanudación encaja en la perspectiva de Biden sobre las asociaciones internacionales, con la convicción de que es mejor tratar de cambiarlas desde adentro que retirarse por completo.
La administración de Trump retiró a Estados Unidos del consejo hace casi tres años, señalando que algunos de los mayores abusadores de derechos humanos, incluyendo a China, se encuentran entre los miembros.
“El Consejo de Derechos Humanos es un inepto defensor de los derechos humanos”, dijo el entonces secretario de Estado, Mike Pompeo, agregando que: «Peor que eso, el Consejo de Derechos Humanos se ha convertido en un ejercicio de hipocresía descarada, con muchos de los peores abusos de los derechos humanos del mundo siendo ignorados y algunos de los más graves criminales del mundo formando parte del propio consejo».
China es uno de los 15 miembros actuales, junto con Bolivia, Côte d’Ivoire, Cuba, Francia, Gabón, Malawi, México, Nepal, Pakistán, Federación de Rusia, Senegal, Ucrania, Reino Unido y Uzbekistán.
El consejo comenzó un nuevo período el 1 de enero. Se prevé que cada nación sea miembro durante tres años. Y no pueden cumplir mandatos consecutivos.
Estados Unidos podría postularse para ocupar uno de los tres puestos ocupados por los países de Europa occidental: Austria, Dinamarca e Italia. Esos escaños estarán disponibles en octubre.
El diplomático fiyiano, Nazhat Shameem Khan, el nuevo presidente del consejo, dijo a sus colegas el lunes que el consejo continuaría trabajando para responder a las “profundas desigualdades” que dejó al descubierto la pandemia por COVID-19.
“Sabemos, como comunidad de naciones, que las emergencias y desastres, ya sean causados por una crisis climática o una emergencia sanitaria, tienen el efecto de exacerbar las desigualdades existentes y de profundizar la pobreza”, dijo Khan. “Este Consejo, y la naturaleza constructiva e inclusiva del diálogo que puede albergar, es crucial para la construcción de sociedades más justas, resilientes y basadas en la dignidad humana y la igualdad. Al hacerlo, el Consejo de Derechos Humanos asume un papel capaz de transformar las relaciones sociales, nacionales y globales”, agregó.
No se mencionaron, ni el consejo ha abordado, algunos de los abusos por parte del Partido Comunista Chino, como la detención generalizada y el genocidio contra los uigures en Xinjiang y su persecución en curso hacia el grupo espiritual Falun Gong.
Un grupo de republicanos de la Cámara había instado a Biden a no volver a unirse al consejo, argumentando que este «no ha logrado avanzar seriamente en los principios básicos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y, en cambio, ha respaldado a algunos de los regímenes más opresivos del mundo».
«Estados Unidos no debería conceder a este organismo más credibilidad de sus miembros», agregaron.
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