Opinión
Nuestro cuerpo es realmente asombroso, con dos órganos vitales, el corazón y el cerebro, que trabajan juntos a la perfección para mantenernos vivos y sanos. El corazón actúa como una «bomba», haciendo circular incansablemente la sangre por el sistema vascular, proporcionando oxígeno y nutrientes al cerebro, los pulmones y otros órganos para que funcionen correctamente. Mientras tanto, el cerebro actúa como centro de mando, comunicándose con el cuerpo a través del sistema nervioso.
La comunicación entre el corazón y el cerebro es un diálogo dinámico, continuo y bidireccional, en el que cada órgano influye continuamente en el funcionamiento del otro. Recientes investigaciones científicas puesieron de manifiesto las complejas interacciones entre estos dos órganos, destacando que el corazón también puede desempeñar un papel en nuestro funcionamiento conductual o fisiológico.
Un hallazgo significativo es que las variaciones del ritmo cardiaco pueden contribuir a desarrollar o exacerbar la ansiedad, uno de los trastornos de salud mental más comunes.
El aumento del ritmo cardíaco puede desencadenar ansiedad
Un estudio reciente realizado por un grupo de neurocientíficos de la Universidad de Stanford investigó la relación entre el aumento del ritmo cardíaco y los comportamientos de ansiedad en un conjunto concreto de ratones modificados genéticamente.
Los investigadores utilizaron luz para activar células específicas en el corazón de estos ratones para probar la hipótesis de que un aumento de la frecuencia cardíaca puede desencadenar ansiedad.
Dirigidos por el Dr. Karl Deisseroth, profesor de bioingeniería y psiquiatría y ciencias del comportamiento en Stanford, los investigadores emplearon un novedoso marcapasos óptico no invasivo para controlar la actividad eléctrica en los corazones de los ratones. Cuando el marcapasos detecta luz, activa vías de señalización en las células fotosensibles, transmitiendo finalmente al cerebro la información de que se ha detectado luz.
El estudio reveló que la estimulación lumínica del marcapasos óptico activaba proteínas específicas en el corazón de los ratones, lo que provocaba un aumento de la señalización eléctrica en las células cardiacas y el consiguiente incremento de la frecuencia cardiaca. Los ratones se volvieron más ansiosos a medida que sus corazones latían más deprisa, y mostraron menos disposición a explorar zonas abiertas o a buscar agua.
Se trata de una prueba clara, al menos en ratones, de que el aumento de la frecuencia cardiaca puede provocar ansiedad, lo que sugiere que, junto con el cerebro, el corazón puede desempeñar un papel en el desarrollo de los estados emocionales.
¿Cómo influye la variabilidad de la frecuencia cardiaca en la ansiedad?
El estudio reveló que la actividad en la ínsula, una región del cerebro implicada en el procesamiento de las emociones y las sensaciones corporales, aumentaba cuando aumentaba la frecuencia cardiaca.
Los investigadores también descubrieron que la inhibición de la ínsula durante el marcapasos óptico reducía los comportamientos de ansiedad en los ratones. Estos resultados sugieren que la ínsula desempeña un papel crucial en la transmisión de información sobre la frecuencia cardiaca al cerebro, lo que influye en los niveles de ansiedad.
En general, este estudio pionero aporta datos importantes sobre cómo determinadas estructuras cerebrales, como la ínsula, median en los comportamientos relacionados con la ansiedad en respuesta a los cambios de la frecuencia cardiaca.
Dicho de otro modo, para comprender el origen de los estados de ánimo o emocionales hay que tener en cuenta la implicación mutua del cerebro y el corazón.
Los estudios demostraron que el corazón se comunica con el cerebro de cuatro formas principales: a través de impulsos nerviosos, hormonas, ondas de presión e interacciones de campos electromagnéticos. Esta comunicación es importante y puede afectar a la actividad cerebral e inducir ansiedad.
En la práctica clínica, las personas con enfermedades cardiovasculares sufren a menudo ansiedad y trastornos relacionados, lo que puede repercutir negativamente en su salud cardiaca. La ansiedad se asoció a un mayor riesgo de resultados cardiovasculares adversos y puede contribuir al desarrollo y empeoramiento de las enfermedades cardiacas.
La relación entre los trastornos de ansiedad y las enfermedades cardiovasculares puede atribuirse a múltiples factores, como la disfunción autonómica, la inflamación, la disfunción endotelial y los cambios en la agregación plaquetaria.
Comunicación entre el corazón y el cerebro
El cerebro actúa como sistema de control central de todo el organismo, con numerosas vías para que las señales viajen del cerebro a otras partes del cuerpo, incluido el corazón.
En pocas palabras, el cuerpo envía constantemente mensajes al cerebro, como si se tratara de una serie de mensajes de texto o llamadas telefónicas. Sin embargo, en lugar de utilizar un teléfono o un ordenador, el cuerpo utiliza una compleja red de nervios y circuitos de retroalimentación para comunicarse con el cerebro.
Estos nervios actúan como pequeños mensajeros que recogen información sobre nuestro entorno interno y externo, como lo que vemos, olemos, tocamos y saboreamos. Una vez que esta información llega al cerebro, se procesa y combina con otros estímulos sensoriales y recuerdos, dando lugar a nuestra percepción del mundo. Esto significa que los colores que vemos, los olores que percibimos y los sabores que degustamos son producto de una conversación continua de nuestro cuerpo con el cerebro.
¿Cómo regula la ansiedad el eje corazón-cerebro?
El «eje corazón-cerebro» se refiere a la comunicación e interacción bidireccional entre el corazón y el cerebro. Si no está familiarizado con el término, puede sonarle desconcertante, pero no es más que otra forma de subrayar la interdependencia de las funciones del corazón y el cerebro.
El corazón es algo más que una bomba; tiene su propio sistema nervioso interno que puede percibir y responder a su entorno independientemente del cerebro. Se demostró que este eje desempeña un papel crucial en la regulación de una amplia gama de procesos fisiológicos y psicológicos, incluidos el estado de ánimo y la ansiedad.
Investigaciones científicas recientes descubrieron que el corazón envía más información al cerebro que el cerebro al corazón, lo que pone de relieve la intrincada naturaleza de su comunicación, que parece ser más compleja de lo que se creía en un principio.
Además, se descubrió que el sistema nervioso cardíaco intrínseco puede funcionar independientemente del mando neuronal central. Este hallazgo aumenta nuestra comprensión de la complejidad del funcionamiento del corazón y su relación con el cerebro.
La ansiedad activa el sistema nervioso simpático, lo que puede provocar un aumento de la frecuencia cardiaca, la tensión arterial y la frecuencia respiratoria. En ocasiones, esta activación puede provocar cambios en la actividad eléctrica del corazón, que pueden dar lugar a latidos irregulares o arritmias.
El eje corazón-cerebro es fundamental para regular esta respuesta de ansiedad. Según las investigaciones, cuando el corazón funciona correctamente, envía señales al cerebro que reducen la ansiedad y el estrés. Esto se consigue liberando hormonas ansiolíticas, como la oxitocina y la vasopresina.
La ansiedad es un trastorno muy complejo en el que influyen muchos factores que varían considerablemente de una persona a otra. El eje cerebro-corazón es sólo uno de los sistemas que intervienen en la respuesta del organismo al estrés.
Cuando el corazón no funciona correctamente, como en el caso de las cardiopatías, puede contribuir a un desequilibrio en el eje corazón-cerebro, aumentando el riesgo de ansiedad y otros trastornos mentales.
En resumen, el eje corazón-cerebro desempeña un papel crucial en la regulación de la ansiedad. Cuando el corazón no está sano, puede aumentar el riesgo de ansiedad y otros trastornos mentales. Por el contrario, un corazón sano reduce la ansiedad y el estrés.
Muchos órganos de nuestro cuerpo se comunican con el cerebro a través de varios «ejes», entre ellos el eje estómago-cerebro. Los científicos denominan interocepción a la percepción constante por parte del cerebro de las señales procedentes del interior del cuerpo, incluidas las de los sistemas respiratorio, gastrointestinal y cardiovascular. La interocepción es una parte vital de nuestro subconsciente.
¿Puede el subconsciente influir en la ansiedad?
El subconsciente es un término psicológico que se refiere a los procesos mentales que ocurren por debajo del nivel de conciencia. Estos procesos pueden incluir emociones y pensamientos. Son la respuesta automática, o subconsciente, del organismo a los estímulos externos.
Por ejemplo, cuando empieza a conducir, está tan nervioso que mantiene la vista fija en la carretera. Pero ahora se le da tan bien conducir que es algo natural y, cuando surge una emergencia, reacciona instintivamente. ¿Quién controla este instinto? La mente subconsciente. ¿Cómo afecta la ansiedad a la mente subconsciente?
Algunas personas, por ejemplo, caminan despacio, tienen joroba o expresiones faciales asimétricas, como la boca torcida o los hombros altos y bajos. Un antiguo proverbio chino dice: «La apariencia de uno se forma a través de sus pensamientos», refiriéndose al hecho de que la mente subconsciente influye en la apariencia y el comportamiento de una persona. Una persona crónicamente ansiosa, por ejemplo, puede tener un rostro poco atractivo.
Un estudio holandés del 2022 sugirió que la expresión facial de una persona puede revelar su estado emocional, incluidas emociones como el entusiasmo, la alegría y la confianza. Esta información puede ser valiosa, por ejemplo, a la hora de evaluar a los candidatos a un puesto de trabajo, ya que puede proporcionar información sobre su posible idoneidad para un determinado puesto.
Diagnóstico y síntomas de la ansiedad
Los trastornos de ansiedad se diagnostican basándose en criterios específicos, como se describe en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM) de la Asociación Americana de Psiquiatría. En él se define la ansiedad como una preocupación excesiva y expectativas aprensivas que se producen más días que otros durante al menos seis meses y que afectan a varios acontecimientos o actividades, como el trabajo o el rendimiento escolar.
Según el DSM, para cumplir los criterios diagnósticos del trastorno de ansiedad generalizada (TAG), una persona debe experimentar ansiedad y preocupación excesivas durante al menos seis meses, junto con tres o más de los siguientes síntomas:
-inquietud o sensación de estar nervioso o al límite
-fatiga intensa
-dificultad de concentración o mente en blanco
-irritabilidad
-tensión muscular
-alteraciones del sueño, como dificultad para conciliarlo o mantenerlo, o sueño agitado e insatisfactorio.
Muchos de estos síntomas de ansiedad se deben a sentimientos subconscientes.
Cómo aliviar la ansiedad
Los trastornos de ansiedad son el trastorno mental más frecuente, ya que afectan a casi el 30 por ciento de los adultos en algún momento de su vida. Afortunadamente, los trastornos de ansiedad son tratables y existen muchos tratamientos eficaces. El tratamiento puede ayudar a la mayoría de las personas a llevar una vida productiva. El estudio de la Universidad de Stanford descubrió cómo un corazón acelerado puede provocar un comportamiento ansioso y proporcionó información sobre las estrategias actuales para tratar la ansiedad.
Bio-retroalimentación de la variabilidad del ritmo cardiaco
La bio-retroalimentación de la variabilidad de la frecuencia cardiaca es una técnica muy popular que proporciona información en tiempo real sobre los cambios en la frecuencia cardiaca y la respiración mientras se enseña a respirar de forma controlada. Demostró ser prometedora como herramienta de intervención para la ansiedad y la depresión.
En un estudio publicado en Frontiers in Neuroscience, los investigadores descubrieron que el uso de la bio-retroalimentación de la VFC puede aumentar la variabilidad de la frecuencia cardiaca en un 18 por ciento y reducirla en 5,2 latidos por minuto. Esto provoca cambios en una amplia red funcional de regiones cerebrales, como la amígdala, que controla las emociones, y la ínsula.
Se propusieron otros mecanismos potenciales para la eficacia del bio-retroalimenación HRV, como el restablecimiento del equilibrio interno de nuestro sistema nervioso autónomo (la parte que controla las funciones automáticas) y la reducción de la inflamación.
Prácticas cuerpo-mente
Las prácticas cuerpo-mente, como el yoga, el tai chi, la meditación consciente y las técnicas de relajación, se estudian cada vez más por su potencial para aliviar los síntomas de ansiedad.
El conjunto actual de investigaciones sugiere que estas prácticas pueden ser eficaces como tratamiento de la ansiedad, ya sea como intervenciones independientes o en combinación con terapias convencionales como la medicación y la psicoterapia.
-Los estudios demostraron que el yoga puede reducir los síntomas de ansiedad asociados con el trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno de pánico y el trastorno de estrés postraumático.
-Se observó que el tai chi afecta positivamente a los síntomas de ansiedad, incluida la reducción de los niveles de hormonas del estrés y la mejora del estado de ánimo.
-La meditación de atención plena puede reducir los síntomas de ansiedad y depresión y puede ser especialmente eficaz para las personas con trastornos de ansiedad.
Las técnicas de relajación, como la relajación muscular progresiva y los ejercicios de respiración profunda, también resultaron eficaces para reducir los síntomas de ansiedad, incluido el trastorno de pánico, el trastorno de ansiedad y el trastorno de ansiedad social.
Aunque se necesita más investigación para comprender plenamente los mecanismos y la eficacia de las prácticas mente-cuerpo para el tratamiento de la ansiedad, la evidencia actual sugiere que estas prácticas pueden ser herramientas útiles para controlar los síntomas de ansiedad y mejorar el bienestar general.
Sin embargo, es importante señalar que las prácticas mente-cuerpo no deben utilizarse como sustituto de los tratamientos convencionales, sino más bien como un enfoque complementario que debe utilizarse junto con los tratamientos basados en la evidencia.
Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista de The Epoch Times.
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