Opinión
A menudo se dice que los nuevos presidentes de Estados Unidos planifican a nivel nacional pero en el primer año son recibidos con inesperados desafíos en materia de política exterior. Los adversarios a menudo quieren probar la intromisión de un presidente entrante. Dada la condición de Joe Biden, sin mencionar su historial de malas elecciones en política exterior, sería el presidente más débil jamás elegido y eso sería peligroso para el país y para el mundo.
Retos inesperados de política exterior saludaron a nuestros nuevos presidentes. El presidente John Adams, a solo dos meses después de su toma del mando tuvo que pedir al Congreso un aumento del gasto de defensa en caso de que Estados Unidos entrara en guerra con Francia. En 1961, el nuevo presidente John F. Kennedy se enfrentó a repetidos desafíos en su primer año con la Unión Soviética. La tensión aumentó tanto que el presidente Kennedy creyó que había una posibilidad entre cinco de que ocurriera una guerra nuclear.
En 1989, en su primer año, George Herbert Walker Bush se enfrentó al colapso de la Unión Soviética. Cuatro años más tarde, en su primer año, el sucesor de Bush, Bill Clinton, se enfrentó a la Batalla de Mogadiscio, en la que murieron 19 soldados estadounidenses y otros 73 soldados quedaron heridos. Por supuesto, en 2001 y en su primer año, el 11 de septiembre cambió drásticamente a Bush la presidencia número 43.
El presidente Obama, apenas un mes después de haber asumido la presidencia, optó por intensificar la guerra estadounidense en Afganistán. En cuanto al presidente Trump, en abril de 2017, en su primer año se enfrentó al uso de armas químicas por parte de Siria contra sus propios ciudadanos.
Como pueden ver, los retos de política exterior del primer año para los presidentes se han producido desde el comienzo de nuestro país y ahora se han convertido en la norma.
En la era nuclear/terrorista, por definición, los riesgos son mucho más altos que durante la mayor parte de nuestra historia.
Entonces, ¿qué riesgos enfrenta el próximo presidente? Irán, China y Rusia para empezar.
Irán, quizás más que cualquier otra nación en la historia, ha dado señales de querer la guerra con un aliado de Estados Unidos, Israel, y no se va con rodeos en cuanto a su deseo de adquirir un arma nuclear. Irán claramente quiere dominar el Medio Oriente, y si no más lejos, además es el mayor estado patrocinador de terrorismo en el mundo.
Biden ya ha dicho que quiere revivir el acuerdo de Obama con Irán, el que derivó a un Irán más provocativo porque el dinero que recibió alimentó sus incursiones en la guerra convencional en el Oriente Medio.
Mientras que el presidente Trump dejó desprovistos de fondos a Irán (y a Rusia) con el boom energético de Estados Unidos —bajando los precios y quitándoles clientes— Biden quiere acabar con el aumento del poder energético estadounidense en todo el mundo. Lo haría llevando a cabo una guerra contra la producción de combustibles fósiles estadounidenses. Combinado con el levantamiento de parte de Biden a las sanciones contra Irán, ese país volvería a tener dinero en efectivo, volvería a ser más provocativo que nunca y a estar más cerca que nunca de una bomba nuclear.
En otras palabras, un Joe Biden débil sería la causa del resurgimiento de Irán y entonces se vería obligado a hacer frente al peligro que él mismo permite que surja.
Eso causaría una crisis inmediata con nuestros aliados en la región, incluidos los Emiratos Árabes Unidos, cuyo trato con Israel es un repudio de la debilidad de parte de Obama/Biden hacia Irán y del socavamiento de Israel.
China ha dicho en modo rotundo que quiere ser la superpotencia más importante del mundo. China no quiere tener nada que ver con el ajuste de cuentas de Trump por los abusos de China en todo el mundo.
¿Se imaginan a Joe Biden enfrentándose a China?
China ha hecho «negocios» con la familia Biden, incluyendo la financiación de la empresa del hijo de Joe Biden. China espera más de lo mismo. Ese no es lugar donde Estados Unidos deba estar.
Rusia también se beneficiaría de la guerra de Biden contra la energía estadounidense. El aumento de los precios de la energía significaría más divisas para Rusia. Los clientes de la energía estadounidense encontrarían un vendedor dispuesto en Rusia. Obviamente, una Rusia llena de dinero en efectivo presenta un mayor peligro que una Rusia desfinanciada por la energía estadounidense.
Entonces, ¿cómo respondería Joe Biden a las provocaciones iraníes? ¿Un movimiento de China en el Mar Meridional de China contra nuestros aliados? ¿O las incursiones rusas en el Medio Oriente o Europa del Este?
Tal vez su selección de Kamala Harris nos proporciona una pista, además está el hecho de que Obama/Biden se quedaron sentados a pesar del aumento de la presencia de ISIS en 32 países, junto con el acuerdo con Irán y la incursión de Rusia en Crimea.
Kamala Harris más que nadie atacó a Joe Biden en las primarias. ¿Qué hizo él en respuesta? ¿Exigió una disculpa? La respuesta es no. Él la hizo su candidata nominada a la vicepresidencia.
La verdad es que Estados Unidos ha vuelto a la paz a través de la fuerza bajo la presidencia de Trump. El Medio Oriente dio un paso gigante hacia la paz por el apoyo inequívoco de Trump a Israel y el debilitamiento de Irán. Un Joe Biden debilitado revertiría todo eso y ese es un peligro que el mundo no puede permitirse.
Thomas Del Beccaro es un aclamado autor, conferencista, escritor de opinión de Fox News, Fox Business y Epoch Times, y expresidente del Partido Republicano de California. Es autor de las perspectivas históricas «The Divided Era” y “The New Conservative Paradigma».
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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