La dulce y secreta influencia de nuestras ferias estatales y comarcales

Un recordatorio para unirnos y celebrar la tierra

Por ANNIE HOLMQUIST
30 de agosto de 2023 1:14 PM Actualizado: 30 de agosto de 2023 1:14 PM

El canto de los grillos y la vista de los jardines crecidos, los céspedes secos y las rebajas por el regreso a la escuela indican que el verano está llegando a su fin. Pero esa última rosa del verano suele ser la llegada de la feria del condado o del estado.

Yo nunca participé en una feria estatal, pero sí que observé con ojo crítico las distintas propuestas con las que podría haber competido.

«Sí», me decía a mí misma mientras recorría los expositores de verduras de la feria, «mis tomates tienen sin duda mejor aspecto que los que tienen el lazo azul, ¡aunque esas judías verdes seguro le ganan a las mías!». Lo mismo ocurría en casa, cuando me sentaba a admirar uno de mis tarros de pepinillos recién envasados, convencida de que los pepinos eran lo bastante rectos y uniformes como para satisfacer a cualquier juez crítico de la feria estatal.

Aunque nunca tuve la ambición de presentar los frutos de mi trabajo en la feria, tengo amigos cuyos hijos sí lo hacen. Recientemente, las fotos de sus grandes campeones y de los primeros puestos salpicaron mis redes sociales, y me puse a pensar en el valor de las ferias estatales o comarcales.

Una imagen de una feria a la antigua puede puede verse en el libro de Laura Ingalls Wilder «Farmer Boy». Escrito sobre la infancia de su esposo Almanzo en una granja al norte del estado de Nueva York, parte del libro describe la preparación y asistencia de la familia Wilder a la feria del condado tras la conclusión de la temporada de cultivo. Tres lecciones son evidentes.

Conexión con la tierra

Los Wilder eran una familia que trabajaba unida para sacar adelante su granja. Por eso, los niños ayudaban a plantar, cuidar y cosechar los cultivos, y a menudo trabajaban en algún proyecto especial para presentar en la feria del condado.

Para Almanzo, ese proyecto era el crecimiento de una calabaza. Él y su padre apartaron una cepa especial, arrancando cuidadosamente todas las flores menos una. Almanzo aprendió entonces algunos trucos del oficio de agricultor, ya que él y su padre hicieron cortes en la cepa, alimentándola diariamente con leche para estimular su crecimiento. El resultado visible fue una calabaza premiada, pero el resultado menos visible fue que Almanzo creció en sus habilidades agrícolas, adquiriendo una conexión con la tierra mientras trabajaba con su padre.

Esa conexión no era una experiencia ecologista mística, sino que fomentaba el carácter y la mentalidad que hicieron grande a Estados Unidos.

«Los que trabajan en la tierra son el pueblo elegido de Dios», escribió Thomas Jefferson en sus «Notas sobre el Estado de Virginia», «en cuyos pechos ha hecho su depósito peculiar para la virtud sustancial y genuina».

Cultivar la tierra, explicaba Jefferson, forja un carácter natural que fomenta la ambición y la independencia. Modales como éstos son los que «preservan una república en vigor», concluía.

Presentación pulida

Además de la calabaza de Almanzo, los niños Wilder presentaron otras cosas en la feria, incluyendo «jaleas, encurtidos y conservas que Eliza Jane y Alice hicieron». Estos eran los frutos de su trabajo, la demostración de su habilidad para producir bienes comestibles de la tierra.

«Interesarse por la comida pero no por su producción es claramente absurdo», escribió en una ocasión el escritor Wendell Berry. La feria dio a los niños Wilder una meta a la que aspirar, una recompensa que ganar por la mejor presentación de su cosecha. Pero en el proceso, aprendían las técnicas de producción necesarias para sobrevivir, a la vez que apreciaban los alimentos que se les ofrecían y el trabajo que implicaban, algo de lo que muchos de nosotros en la sociedad moderna no tenemos ni idea.

Pero la presentación no se limitaba a los frutos de la cosecha y el trabajo manual. También se evidenciaba en la vestimenta que llevaban los asistentes a la feria. Toda la familia Wilder iba «vestida con sus ropas de domingo excepto mamá», que «se puso su segunda mejor ropa y cogió un delantal, porque iba a ayudar en la cena de la iglesia». A esta familia bien vestida se unieron otros feriantes vestidos «con sus mejores galas» a pesar del polvo que reinaba en las calles de la feria.

En otras palabras, estas personas se respetaban a sí mismas, a los demás y a la reunión a la que asistían, y lo demostraban a través de su vestimenta.

En comparación con las ferias de hoy en día, en las que se puede ver una plétora de tatuajes, ropa escasa y otras demostraciones de excentricidad, parece que la gente del siglo XIX se las arreglaba para presentar un aspecto más pulido, lo que probablemente era también una demostración del carácter interno que querían practicar.

Cultivo de la comunidad

Quizá uno de los mayores beneficios de las ferias en tiempos de Almanzo era el hecho de que unían a la comunidad.

«El gentío era más numeroso que el del Día de la Independencia», nos cuenta el «Farmer Boy» de Wilder, y «alrededor del recinto ferial había acres de carretas y carruajes, y la gente se apiñaba como moscas».

La abundancia de cosechas y alimentos convertía el acontecimiento en una especie de celebración de acción de gracias por un año más de provisiones, mientras que la multitud recordaba a las familias campesinas, a veces aisladas, que no estaban solas en su lucha por la supervivencia y el éxito.

Por desgracia, la feria que conoció Almanzo dista mucho de muchas de las que vemos hoy en día, en las que el libertinaje parece primar.

Pero ese libertinaje no tiene por qué ser la feria que vivimos nosotros y nuestros hijos. Al igual que mis amigos antes mencionados hacen con sus hijos, podemos convertir nuestras ferias locales y estatales en los festivales que conocieron los Wilders: unos que sirvan de incentivo para conocer la tierra, cultivar nuestros propios alimentos, producirlos bien y reunirnos en acción de gracias y comunión por la abundancia que recibimos.


Únase a nuestro canal de Telegram para recibir las últimas noticias al instante haciendo click aquí


Cómo puede usted ayudarnos a seguir informando

¿Por qué necesitamos su ayuda para financiar nuestra cobertura informativa en Estados Unidos y en todo el mundo? Porque somos una organización de noticias independiente, libre de la influencia de cualquier gobierno, corporación o partido político. Desde el día que empezamos, hemos enfrentado presiones para silenciarnos, sobre todo del Partido Comunista Chino. Pero no nos doblegaremos. Dependemos de su generosa contribución para seguir ejerciendo un periodismo tradicional. Juntos, podemos seguir difundiendo la verdad.