La Eurozona: Un ejemplo de keynesianismo fracasado

Por Daniel Lacalle
04 de septiembre de 2023 3:08 PM Actualizado: 26 de septiembre de 2023 2:02 PM

Las cifras económicas de la eurozona muestran el riesgo de estanflación, y el impacto a corto plazo es claro en Alemania y Francia, pero también se extiende al resto de los países.

¿Por qué la eurozona se ha quedado rezagada respecto a Estados Unidos y otras economías desarrolladas en los últimos años? Los enormes paquetes de estímulo, incluidos el Plan de Crecimiento y Empleo de 2009, el Plan Juncker, el Nuevo Pacto Verde y la Nueva Generación de Europa, están demostrando que la planificación centralizada solo produce escaso crecimiento, elevada deuda y, ahora, alta inflación.

Las últimas cifras del Banco Central Europeo muestran que los agregados monetarios están empezando a moderarse, pero la inflación sigue siendo alta y, en la última impresión, está aumentando.

Las estimaciones de consenso sobre el crecimiento del PIB en 2023 se sitúan en el 0,6 por ciento, con una inflación superior al 5,0 por ciento, según Bloomberg, y es importante recordar que la inflación subyacente sigue siendo tres veces superior al objetivo de estabilidad de precios.

Los mensajes de la presidenta del BCE, Christine Lagarde, sobre la inflación parecen claros, pero el objetivo del BCE debe cumplirse, y las subidas de los tipos de interés han llegado para quedarse, aunque el mercado estima que el BCE empezará a bajar los tipos de interés en 2024. El problema es que la eurozona solo apuesta por subidas de tipos para moderar la inflación, mientras los gobiernos siguen gastando miles de millones de euros en los llamados fondos de Nueva Generación y en déficits que significan más inflación o impuestos en el futuro.

No debería sorprendernos que el crédito en la eurozona esté cayendo junto con los agregados monetarios. Todo el peso de la normalización monetaria está recayendo sobre el sector productivo, las familias y las empresas, mientras muchos gobiernos siguen aumentando el gasto deficitario.

Las cifras de crecimiento de la eurozona son muy pobres, pero son aún peores si tenemos en cuenta que los avances de Irlanda, según Eurostat, explican casi por completo la última revisión al alza. ¿Qué hace la eurozona? En lugar de incentivar el modelo de libertad económica, subvenciona a los intervenidos.

Se espera que la economía crezca ligeramente en 2023, lastrada por la alta inflación, el aumento de los tipos de interés y el descenso de las exportaciones. Los fondos de Nueva Generación no tienen un efecto marginal o multiplicador perceptible.

El débil estado de los índices manufactureros y de servicios confirma este temor. Los índices de directores de compras muestran una tendencia negativa generalizada en los nuevos pedidos y la inversión.

No basta con subir los tipos cuando el balance del BCE representa el 52 por ciento del PIB. La inflación armonizada cayó al 5,3 por ciento en julio, frente al 5,5 por ciento de junio, debido al efecto de base y al descenso de las materias primas. Sin embargo, las materias primas llevan rebotando desde mayo, cuando el mercado empezó a descontar el fin de las subidas de tipos.

No podemos ignorar que los datos de expectativas de inflación de la eurozona están subiendo y se situaron en máximos en 2018.

El BCE elevó su tipo de interés de referencia del 4,00 por ciento al 4,25 por ciento, lo que supone un aumento acumulado desde julio de 2022 de 425 puntos básicos. Creo que terminará en 2023 en el 4,43 por ciento y en 2024 en el 3,68 por ciento, pero sin terminar la batalla de la inflación.

A pesar de los billones de déficit y los planes centrales de crecimiento, la eurozona se enfrenta a un entorno de escaso crecimiento y alta inflación con fuertes vientos en contra, liderados por el aumento de los costes energéticos y el efecto retardado que puede generar la subida de tipos, ya que los incrementos de los tipos de interés no muestran todo su efecto en la economía hasta 12-18 meses después de completarse, según las estimaciones del BCE.

También tendríamos en cuenta los problemas tecnológicos de la Unión Europea. Mientras Estados Unidos y China lideran los avances tecnológicos mundiales, parece que la Unión Europea se ha quedado rezagada en crecimiento e inversión, pero sobre todo en patentes y empresas tecnológicas. La UE no cuenta con gigantes tecnológicos que puedan desafiar a los líderes mundiales, y uno de los factores que más preocupa es el altísimo nivel impositivo. Va en contra de las oportunidades de crear gigantes tecnológicos de talla mundial.

Según la propia Comisión Europea, la fiscalidad en Europa sigue siendo muy elevada para el capital (27,8 por ciento) y la mano de obra (21 por ciento), dos factores clave para el desarrollo de empresas tecnológicas. Una fiscalidad tan elevada pone en peligro la innovación, la atracción de inversiones y la mejora del capital humano.

Si hay una lección para Estados Unidos y el resto del mundo, es que la planificación central masiva no genera crecimiento y que los gobiernos no lideran el desarrollo económico y la innovación. La eurozona se beneficiaría de un enfoque ascendente de la economía basado en la oferta. Desgraciadamente, se está redoblando la planificación central.


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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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