¿Se siente más estresado que de costumbre? Si es así, dormir bien es esencial para evitar que los pensamientos negativos secuestren tu mente.
Dormir poco puede reducir significativamente la capacidad de mantener alejados los pensamientos no deseados, según un estudio realizado en el Reino Unido.
En un esfuerzo de colaboración, investigadores del departamento de psicología de la Universidad de York y de la Unidad de Cognición y Ciencias Cerebrales de la Universidad de Cambridge, determinaron que los individuos que carecen de sueño son significativamente menos capaces de detener la intrusión de recuerdos negativos que los que han descansado bien.
El estudio, publicado en la revista Clinical Psychological Science, sugiere que los malos hábitos de sueño y los trastornos emocionales pueden crear un círculo vicioso que se agrava, lo que pone de manifiesto la importancia del sueño en la recuperación de la angustia emocional.
El cuerpo recuerda el trauma
Los pensamientos negativos y las respuestas fisiológicas asociadas, como el nerviosismo y la sudoración, pueden aparecer como resultado de un encuentro desencadenante. Por ejemplo, alguien que fue víctima de un robo puede sentirse incómodo cuando vuelve a la escena del crimen, o una persona que sufrió un accidente de auto puede ponerse nerviosa y empezar a sudar cuando conducen demasiado rápido en un auto.
Si uno se enfrenta a un recuerdo de un acontecimiento traumático, es normal que surjan pensamientos y sentimientos negativos. Sin embargo, la capacidad de un individuo para suprimir los pensamientos no deseados varía enormemente, al igual que la capacidad para regular las emociones cuando se ha desencadenado un pensamiento negativo.
Ahora, los investigadores han identificado una clara asociación entre la cantidad de sueño que se tiene y la capacidad de detener los pensamientos desagradables y los sentimientos negativos asociados, una facultad vinculada a la salud mental y al bienestar general.
El control de la memoria está relacionado con el bienestar
Los investigadores reclutaron a 60 adultos jóvenes sanos para probar la hipótesis de que el control de la memoria requiere un sueño adecuado. Se asignó a los participantes en el estudio a los grupos «dormir» o «no dormir» y se les pidió que se abstuvieran de consumir tanto alcohol como cafeína durante las 24 horas previas al experimento.
El estudio empleó un método de prueba ampliamente utilizado llamado paradigma «pensar/no pensar» (TNT), en el que se pide a los participantes que se comprometan activamente (pensar) o supriman (no pensar) los pensamientos asociados a una imagen visual específica llamada «señal recordatoria».
Losrecordatorios consistían en 48 imágenes de rostros emocionalmente neutros. Se emparejaron aleatoriamente con un número igual de imágenes «objetivo» seleccionadas de una base de datos internacional de imágenes, que representaban escenas negativas (una zona de guerra) y neutras (un paisaje urbano). Así, cada par de caras y escenas incluía una señal facial asignada al azar con una escena objetivo específica.
En la primera fase, los participantes proporcionaron clasificaciones de efectos emocionales para las escenas utilizando una escala que iba desde una cara triste con un valor numérico de «1» (extremo izquierdo de la escala) hasta una cara sonriente con un valor de «9» (extremo derecho de la escala).
Cara triste/1 se utilizó para clasificar las escenas que les hacían sentirse completamente infelices, molestos, insatisfechos, melancólicos, desesperados o aburridos. Cara sonriente/9 se utilizó para las escenas que les hacían sentirse completamente felices, contentos, satisfechos y esperanzados.
Los participantes completaron dos sesiones de clasificación de emociones divididas por un retraso de una noche en la que dormían o no dormían. Durante cada sesión, se les indicó que se concentraran en una pantalla que presentaba la imagen de una escena durante unos segundos, seguida de unos segundos de pantalla en blanco. Se les pidió que dieran un rango de emoción del 1 al 9 para cada escena. Se completaba cada sesión cuando se veían y clasificaban las 48 escenas.
Los recordatorios pueden estimular pensamientos negativos
La segunda parte del estudio fue una fase de aprendizaje y prueba en la que los participantes memorizaron completamente los pares de caras y escenas. La segunda fase se completó después de que cada uno de los 48 pares de caras y escenas era identificado correctamente por cada sujeto al menos una vez.
Se realizó una segunda prueba idéntica para reforzar el aprendizaje mediante el «sobreentrenamiento», lo que garantizó que cada participante tuviera problemas para evitar que las escenas se inmiscuyeran en su conciencia durante la fase posterior de evaluación «sin pensamientos».
Por último, en la fase de evaluación del TNT, los participantes clasificaron la intrusión de los pensamientos pulsando una tecla correspondiente a una de las tres opciones —nunca, brevemente y a menudo— después de presentarles cada señal facial. Esta clasificación representaba la capacidad del sujeto para suprimir los pensamientos de la escena asociada después de ver cada señal facial.
Los participantes del grupo de sueño tuvieron la oportunidad de dormir ocho horas durante el retraso nocturno, mientras que los sujetos del grupo sin sueño permanecieron despiertos en una sala de seminarios de la universidad bajo la supervisión de al menos un investigador. En el momento de la segunda sesión de evaluación del afecto, los sujetos del grupo sin sueño habían estado despiertos durante más de 24 horas.
Cuerpo fatigado = mente cansada
Los participantes que habían dormido encontraron más fácil la práctica, pero a los que no durmieron les costó mucho mantener fuera de sus mentes los pensamientos no deseados sobre las escenas negativas y neutras. Los sujetos sin dormir informaron de casi un 50 por ciento más de intrusiones de pensamiento que los individuos bien descansados, lo que demuestra que la privación del sueño perjudica significativamente el control de la memoria.
Los participantes privados de sueño también tuvieron recaídas de pensamientos negativos significativamente mayores que los que habían dormido, lo que indica que el control inicial sobre los pensamientos dio paso a pensamientos negativos incontrolados cuando aparecieron los recordatorios más tarde. En resumen, un cuerpo fatigado se correlaciona con un menor control de los pensamientos en general.
Los investigadores también comprobaron si la privación del sueño afectaba a la relación entre la supresión del pensamiento y las emociones resultantes y descubrieron que los sujetos que eran capaces de suprimir eficazmente los pensamientos negativos también sentían menos emociones negativas cuando encontraban esas escenas posteriormente.
Los investigadores concluyeron planteando la posibilidad de que la privación del sueño perturba el control de las partes del cerebro que apoyan la memoria y la regulación emocional. La alteración crónica del sueño es un síntoma formal de la mayoría de los trastornos psiquiátricos, en particular los que se caracterizan por pensamientos intrusivos, como el TEPT, la esquizofrenia y el trastorno depresivo mayor (TDM).
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