La fibromialgia, también conocida como dolor generalizado, es una enfermedad crónica que causa dolor en todo el cuerpo, además de otros síntomas como sensibilidad, fatiga y problemas de sueño. Afecta a alrededor del 2 por ciento de los adultos estadounidenses (unos 4 millones de personas). Algunas estimaciones sugieren que aproximadamente el 5 por ciento de los individuos pueden experimentar algún nivel de fibromialgia.
Aunque se desconoce la causa exacta de la fibromialgia, existen estrategias eficaces de tratamiento y control.
¿Cuáles son los tipos de fibromialgia?
Por lo general, la fibromialgia se considera una única afección médica, pero con síntomas variables y afecciones coexistentes, puede manifestarse de forma diferente de una persona a otra.
Existen dos tipos de fibromialgia:
Primaria: La fibromialgia primaria es idiopática, es decir, es espontánea. Es la forma más común de fibromialgia, a menudo diagnosticada cuando no existe ningún trastorno subyacente asociado que pueda explicar los diversos síntomas asociados a la fibromialgia.
Secundaria: La fibromialgia secundaria se produce cuando existe otro trastorno médico clínicamente importante y dominante, como los trastornos reumáticos, la espondilitis anquilosante, el lupus, el síndrome del intestino irritable, los traumatismos y la cirugía.
Aunque no existen clasificaciones estandarizadas, los médicos también pueden tener en cuenta variaciones y subgrupos a la hora de diagnosticar y tratar la fibromialgia, a menudo basándose en síntomas y características específicas. Estos subtipos no están reconocidos oficialmente en la práctica clínica, pero se estudian para comprender mejor la afección.
¿Cuáles son los síntomas y los primeros signos de la fibromialgia?
Los síntomas de la fibromialgia pueden variar enormemente de una persona a otra. Afortunadamente, estos síntomas no dañan órganos y no son potencialmente mortales. Sin embargo, si no se controlan adecuadamente, pueden reducir considerablemente la calidad de vida de la persona. Algunos de los síntomas principales son
— Dolor generalizado: Es el síntoma más frecuente. El dolor crónico y a veces la rigidez pueden sentirse en todo el cuerpo o en múltiples sitios.
— Suele afectar a músculos, ligamentos y tendones, y puede originarse en una sola zona, pero puede sentirse en cualquier parte del cuerpo, con una intensidad y una sensación que varían de leves a intensas, como ardor, dolor, rigidez, molestias o molestias punzantes. Otras personas pueden soportar un dolor persistente durante todo el día. El dolor puede intensificarse durante la actividad física, la exposición al frío o los periodos de mucho estrés.
— Rigidez y dolor: Las personas con fibromialgia suelen experimentar rigidez corporal y dolor por las mañanas. A veces, los síntomas de rigidez, molestias y dolor mejoran a lo largo del día, pero empeoran por la noche.
— Puntos sensibles: Los puntos sensibles (también conocidos como puntos gatillo) son zonas específicas del cuerpo que, cuando se presionan, provocan dolor. La presión puede ser tan suave como un abrazo amistoso. Además, presionar un punto sensible también puede desencadenar dolor en una zona más amplia, como la pierna, el brazo o la espalda. Estos puntos se presentan en nueve pares, uno a cada lado del cuerpo, con un total de 18 puntos sensibles.
— Aumento de la sensibilidad al dolor: Esto se debe a una disminución del umbral del dolor.
— Aumento de la sensibilidad a los estímulos sensoriales: Estos estímulos incluyen la temperatura, la luz y los olores.
— «Niebla de la fibromialgia»: También conocida como «niebla fibrosa» o «niebla cerebral», es un término utilizado para describir una serie de dificultades cognitivas y desafíos mentales que pueden incluir problemas de memoria, problemas de concentración, confusión mental, procesamiento más lento y velocidad de resolución de problemas, así como confundir palabras y detalles.
— Trastornos del sueño: Los pacientes con fibromialgia tienen una alta prevalencia de problemas de sueño, que tienen un impacto significativo en la disminución del umbral del dolor y en el empeoramiento de los síntomas de la enfermedad. Estos trastornos del sueño incluyen el síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS), el insomnio crónico y el síndrome de las piernas inquietas (SPI), que dan lugar a un sueño no reparador.
— Fatiga extrema: Algunas personas con fibromialgia experimentan fatiga crónica con cansancio constante. Esta fatiga puede ser más difícil de controlar que el propio dolor. Puede ser el resultado de trastornos del sueño asociados a la fibromialgia. Incluso después de dormir entre ocho y diez horas, algunas personas se despiertan cansadas y sin sentirse renovadas.
— Dolores de cabeza: Más de la mitad de los pacientes sufren dolores de cabeza, incluidas migrañas y cefaleas tensionales.
Otros síntomas menos frecuentes son:
— Hormigueo, entumecimiento o sensación de quemazón o pinchazos en brazos y pies.
— Períodos menstruales dolorosos: Sin embargo, esto puede deberse en realidad a la endometriosis, una enfermedad en la que el tejido parecido al revestimiento uterino crece fuera del útero, lo que provoca un dolor pélvico importante y posibles problemas de fertilidad. Las personas con fibromialgia son más propensas a desarrollar endometriosis.
— Problemas digestivos, como síndrome del intestino irritable (SII), estreñimiento y diarrea.
— Ansiedad o depresión.
— Vejiga hiperactiva.
— Síndrome de la articulación temporomandibular (ATM): Las personas con ATM pueden experimentar algunos síntomas debidos a problemas con la articulación y los músculos circundantes, como dolor facial, de mandíbula o de cuello, rigidez muscular de la mandíbula, restricción del movimiento o bloqueo de la mandíbula, chasquidos dolorosos en la mandíbula, así como desalineación de los dientes superiores e inferiores.
— Disminución de la resistencia al ejercicio.
— Sequedad ocular.
— Falta de aliento.
— Dificultad para tragar.
— Palpitaciones.
Las personas con fibromialgia experimentan con frecuencia síntomas fluctuantes. Estos pueden incluir «brotes», durante los cuales los síntomas se intensifican, especialmente en momentos de estrés, como cuando:
— Enfrentarse a una enfermedad.
— Al viajar.
— Cambios meteorológicos.
— Fluctuaciones en los niveles hormonales o en la medicación.
— Enfrentarse a situaciones estresantes.
¿Es real la fibromialgia?
Algunos, incluidos los profesionales médicos, consideran que la fibromialgia es una afección imaginaria o un diagnóstico de «papelera», una etiqueta comodín para describir una afección determinada por razones no médicas.
En su razonamiento puede influir lo siguiente:
— La fibromialgia no tiene biomarcadores claros.
— Sus síntomas tienden a ser subjetivos, y los principales criterios diagnósticos de la fibromialgia se basan en los síntomas que el propio paciente declara.
— La fibromialgia presenta una amplia gama de síntomas, que varían de un paciente a otro y pueden cambiar con el tiempo. Esta falta de coherencia ha hecho que algunas personas se muestren escépticas ante esta enfermedad.
— No se conocen claramente las causas subyacentes y, por tanto, no existen tratamientos específicos.
— El proceso de diagnóstico de la fibromialgia es complicado y desafiante, ya que a menudo implica descartar otras posibles afecciones que comparten síntomas similares. Por lo tanto, algunos pueden considerar que sólo se llega al diagnóstico de fibromialgia por exclusión.
— Ninguna prueba de laboratorio o de imagen específica puede diagnosticar la fibromialgia.
A algunos profesionales sanitarios les preocupa que, como la fibromialgia puede ser imaginaria, su diagnóstico pueda enmascarar las verdaderas afecciones médicas subyacentes que padece el paciente. Tales afecciones incluyen artritis reumatoide, ciertos trastornos autoinmunitarios, lupus, depresión e infecciones víricas o bacterianas. Por este motivo, algunos médicos consideran peligroso el diagnóstico de fibromialgia.
Además, algunos creen que las disputas en el campo de la fibromialgia surgen de los sistemas de creencias contradictorios de las especialidades médicas y psicológicas, las agendas de las organizaciones de apoyo a los pacientes, los incentivos financieros de la industria farmacéutica y los afanes académicos individuales, más que de la búsqueda genuina de avances científicos y clínicos.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la fibromialgia es una enfermedad real por exclusión y un trastorno crónico. También es percibida por el mundo académico mundial como no imaginaria, y la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) ha aprobado varios medicamentos para el tratamiento de la afección.
¿Qué causa la fibromialgia?
La causa de la fibromialgia depende de su tipo.
Primaria
La fibromialgia suele aparecer lenta y gradualmente, sin una causa identificable. En cambio, para algunos, la fibromialgia puede surgir tras una enfermedad, un incidente traumático o un acontecimiento emocional o muy estresante. Aunque se desconoce el motivo exacto por el que determinadas personas desarrollan fibromialgia, es probable que intervengan múltiples factores.
Las investigaciones indican que las personas que padecen esta afección tienen una mayor sensibilidad al dolor, lo que les hace sentir dolor cuando otras personas podrían no sentirlo en las mismas circunstancias. Estudios de imágenes cerebrales y otras investigaciones han revelado cambios en las vías neuronales responsables de transmitir y percibir el dolor en personas con fibromialgia. La teoría principal que subyace a esta enfermedad es que la estimulación nerviosa repetida provoca cambios en el cerebro, alterando sus niveles de neurotransmisores. En lugar de atenuarse con el tiempo, las señales de dolor se intensifican, y los receptores del dolor del cerebro recuerdan el dolor y se vuelven excesivamente sensibles y reactivos a las señales de dolor. Cuando el cerebro malinterpreta estas señales, aparece el dolor crónico.
Estos cambios en las vías neuronales pueden influir en la fatiga, las alteraciones del sueño y las dificultades cognitivas que sufren con frecuencia quienes padecen la enfermedad.
Una persona con fibromialgia es hipersensible al dolor. Cuando experimenta un estímulo, por inocuo que sea, la médula espinal y el cerebro alterados hacen que el cerebro interprete la sensación como más dolorosa de lo que debería ser. Entonces se supone que el cerebro debe suprimir la señal de dolor, pero en lugar de ello, la señal descendente para amortiguar la sensación no consigue conectarse, dejando a la persona en un estado de dolor.
Una persona con fibromialgia es hipersensible al dolor. Cuando experimenta un estímulo, por inocuo que sea, la médula espinal y el cerebro alterados hacen que el cerebro interprete la sensación como más dolorosa de lo que debería ser. Entonces se supone que el cerebro debe suprimir la señal de dolor, pero en lugar de ello, la señal descendente para amortiguar la sensación no consigue conectarse, dejando a la persona en un estado de dolor.
Otros factores que pueden conducir al desarrollo de la fibromialgia son los siguientes:
— Genética y antecedentes familiares: La genética puede desempeñar un papel en la fibromialgia, pero faltan pruebas concluyentes. En su mayor parte, los genes específicos siguen sin estar claros, pero algunos expertos creen que existe un componente hereditario. Las personas con antecedentes familiares de fibromialgia parecen tener más probabilidades de desarrollar la enfermedad. Según un artículo publicado en Endotext, un recurso en línea sobre enfermedades endocrinas, una persona tiene 8.5 veces más probabilidades de desarrollar fibromialgia si tiene un pariente cercano con la enfermedad que si tiene un pariente con artritis reumatoide.
— Inmunidad e inflamación: Cada vez hay más pruebas de que los procesos inflamatorios de origen neurogénico en los tejidos periféricos, la médula espinal y el cerebro contribuyen a la fisiopatología de la fibromialgia. Esto implica la liberación de agentes biológicamente activos como quimiocinas y citocinas, que activan el sistema inmunitario. Estos procesos subyacen a varios síntomas clínicos de la fibromialgia, como la hinchazón, los cambios cognitivos y la fatiga. Los estudios realizados en pacientes también han confirmado la implicación de la inflamación en la fibromialgia. Las personas que la padecen presentan niveles elevados de citocinas inflamatorias en la circulación, incluidas las liberadas por las células inmunitarias. Se cree que el estrés y las emociones son desencadenantes clave de la inflamación neurogénica en la fibromialgia.
— Factores ambientales: Se cree que los factores ambientales influyen en el riesgo de una persona. Estos desencadenantes pueden incluir afecciones dolorosas como enfermedades agudas, intervenciones quirúrgicas, accidentes de tráfico o abusos físicos o emocionales.
Secundaria
La fibromialgia secundaria comparte síntomas similares con la primaria, pero está asociada a una enfermedad crónica subyacente. Por ejemplo, las siguientes enfermedades pueden causar fibromialgia secundaria:
— Artritis reumatoide.
— Lupus eritematoso sistémico.
— Espondilitis anquilosante.
— Osteoartritis.
— Depresión/ansiedad.
— Dolor de espalda crónico.
— Síndrome del intestino irritable.
¿Quién es más propenso a desarrollar fibromialgia?
Cualquier persona puede padecer fibromialgia, pero determinados grupos son más propensos a desarrollarla que la población general. A continuación se enumeran los factores de riesgo de la fibromialgia:
— Ser mujer: En las mujeres de entre 20 y 55 años, la fibromialgia es la principal causa de dolor musculoesquelético generalizado, siendo la prevalencia de la fibromialgia en las mujeres el doble que en los hombres. Los estudios también han demostrado que la prevalencia de la fibromialgia en adolescentes es similar a la de los adultos. La fibromialgia es más frecuente en las mujeres de mediana edad debido a una mayor prevalencia de ansiedad entre las mujeres, el uso de estrategias de afrontamiento ineficaces por parte de algunas, el cambio en las respuestas al dolor, el aumento de los niveles de depresión y las fluctuaciones hormonales durante sus ciclos menstruales.
— De mediana a avanzada edad: Normalmente, la fibromialgia se inicia en la mediana edad, y la probabilidad de desarrollarla aumenta con la edad, diagnosticándose normalmente en individuos de entre 35 y 45 años.
— Depresión o ansiedad: Hasta el 50 por ciento de las personas diagnosticadas de fibromialgia también padecen depresión y/o ansiedad en el momento del diagnóstico, lo que no significa que una cause la otra, pero sí indica una asociación.
— Antecedentes familiares: Dado que la fibromialgia tiende a ser hereditaria, los científicos creen que ciertos genes pueden provocar el desarrollo de la fibromialgia. Sin embargo, estos genes siguen siendo desconocidos. Además, las personas sin antecedentes familiares de fibromialgia también pueden desarrollarla.
— Afecciones subyacentes: La fibromialgia secundaria puede ser el resultado de algunas enfermedades reumáticas, trastornos del estado de ánimo y problemas del sueño.
— Obesidad.
— Lesiones repetitivas.
— Tabaquismo.
— Traumatismo cerebral o medular: El traumatismo puede deberse a lesiones físicas, como accidentes o enfermedades, o a estrés emocional, como el trastorno por estrés postraumático (TEPT).
— Enfermedad o infección reciente.
— Abuso de sustancias.
¿Cómo se diagnostica la fibromialgia?
En la actualidad no existen pruebas de laboratorio ni exploraciones de imagen específicas para confirmar la fibromialgia. El diagnóstico de la fibromialgia se basa principalmente en la percepción subjetiva de dolor generalizado en todo el cuerpo, además de otros síntomas acompañantes. Dado que los síntomas primarios -dolor y fatiga- se solapan con otras afecciones médicas, los médicos suelen trabajar para eliminar otras posibles causas de los síntomas.
Según los criterios diagnósticos preliminares del Colegio Americano de Reumatología para la fibromialgia y la evaluación de la gravedad de los síntomas, un paciente cumple los criterios diagnósticos de la fibromialgia si se satisfacen las tres condiciones siguientes:
— Un índice de dolor generalizado (IPM) de 7 y una puntuación de la escala de gravedad de los síntomas (SS) de 5, o un IPM de 3 a 6 y una puntuación de la escala SS de 9.
— Los síntomas han estado presentes de forma constante en un nivel similar durante un mínimo de tres meses.
— Ningún otro trastorno subyacente puede explicar el dolor.
En concreto, el WPI cuenta el número de zonas en las que el paciente ha experimentado dolor en la última semana. La puntuación oscilará entre 0 y 19. La puntuación de la escala SS evalúa la fatiga, el malestar matutino al despertarse y los síntomas cognitivos durante la última semana mediante esta escala: 0 = ningún problema, 1 = problemas leves, 2 = problemas moderados y 3 = problemas graves.
Si sospechas que puedes padecer fibromialgia o notas algún signo temprano, debes consultar a un profesional sanitario con experiencia en fibromialgia.
Su médico puede seguir los siguientes pasos para diagnosticar la fibromialgia:
— Conocer su historial médico: Tu médico analizará tu historial médico y tus síntomas, incluyendo detalles sobre el dolor (localización, gravedad, duración), la fatiga y cuestiones cognitivas como problemas de memoria, así como tus antecedentes familiares de fibromialgia (si procede). Sus afecciones médicas concurrentes serán importantes para determinar cualquier otro origen de su dolor.
— Realizará un chequeo: Tu médico te hará un examen físico para comprobar si tienes algún signo que sugiera otras afecciones médicas, como el síndrome de fatiga crónica, el síndrome de dolor miofascial, la polimialgia reumática o la esclerosis múltiple. Esto se debe a que algunas de estas afecciones presentan síntomas iguales/similares a los de la fibromialgia.
— Pedir determinadas pruebas para el diagnóstico: Estas pruebas se realizan para descartar otras afecciones que puedan causar dolor. También pueden solicitarse radiografías y otras pruebas de diagnóstico por imagen, además de las que se indican a continuación.
Pruebas diagnósticas
Se realizan pruebas como las siguientes para comprobar los niveles hormonales y los signos de inflamación, lo que proporciona información valiosa a su médico para realizar un diagnóstico preciso:
— Hemograma completo (CBC): Este análisis de sangre mide los niveles de glóbulos blancos, glóbulos rojos y plaquetas en la sangre y evalúa la capacidad de transporte de oxígeno del paciente.
— Prueba de la proteína C reactiva (PCR): La prueba de la proteína c reactiva mide el nivel de PCR en la sangre, que es una proteína producida por el hígado. Normalmente, los niveles de PCR son bajos, pero aumentan cuando hay inflamación en el organismo. Los niveles elevados de PCR pueden indicar un problema de salud importante asociado a la inflamación.
— Panel metabólico completo (CMP): El panel metabólico completo mide 14 sustancias sanguíneas, entre ellas la glucosa, el calcio, el sodio, el potasio, el dióxido de carbono, el cloruro y las proteínas totales. También mide la función renal. El panel metabólico completo ofrece información sobre el equilibrio químico y el metabolismo del organismo. Los niveles anormales de estas sustancias pueden indicar un problema de salud importante.
— Velocidad de eritrosedimentación (VSG): Esta prueba mide la velocidad a la que los glóbulos rojos se depositan en el fondo de un tubo de ensayo. En presencia de hinchazón e inflamación, las proteínas de la sangre se agregan y se vuelven más densas de lo normal, lo que hace que se sedimenten más rápidamente. Normalmente, cuanto más rápido descienden los glóbulos rojos, más pronunciada es la inflamación.
— Prueba de la función tiroidea (TFT): Una prueba de la función tiroidea consiste normalmente en medir la hormona estimulante del tiroides (TSH) y las hormonas tiroideas en la sangre para evaluar la función de la glándula tiroides y su capacidad para regular la producción de hormonas.
¿Cuáles son las complicaciones de la fibromialgia?
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE.UU., las complicaciones de la fibromialgia pueden incluir:
— Aumento de las tasas de hospitalización: Las personas con fibromialgia tienen el doble de probabilidades de requerir hospitalización que las que no padecen la enfermedad.
— Reducción de la calidad de vida.
— Mayor incidencia de depresión grave: Los adultos con fibromialgia tienen tres veces más probabilidades de sufrir una depresión grave que los que no la padecen.
— Mayor riesgo de suicidio y muertes relacionadas con lesiones: Los pacientes con fibromialgia presentan tasas más elevadas de suicidio y de muertes relacionadas con lesiones, pero la mortalidad general entre los adultos con fibromialgia es similar a la de la población general.
— Mayor prevalencia de otras afecciones reumáticas: La fibromialgia suele coocurrir con lupus y tipos de artritis, como la artrosis y la artritis reumatoide.
¿Cuáles son los tratamientos de la fibromialgia?
La fibromialgia suele persistir durante toda la vida. Es importante destacar que no es una enfermedad progresiva, lo que significa que no se agrava con el tiempo y que tampoco provoca daños en las articulaciones, los músculos o los órganos.
Aunque no existe cura conocida para la fibromialgia, sus síntomas pueden controlarse y tratarse con medicación y estrategias de autocontrol.
El tratamiento se dirige principalmente a tratar el dolor, la fatiga, la depresión y otros síntomas típicos asociados a la fibromialgia. El objetivo es interrumpir el ciclo continuo de sensibilidad al dolor que reduce la actividad física, lo que sólo conduce a una mayor sensibilidad al dolor. En el tratamiento de la fibromialgia secundaria, además de las opciones terapéuticas mencionadas, también deben abordarse y tratarse los trastornos subyacentes que causan los síntomas de la fibromialgia secundaria.
Los profesionales sanitarios especializados en el tratamiento de la fibromialgia y los tipos de afecciones inflamatorias, como la artritis, se denominan reumatólogos. Otros profesionales sanitarios que pueden intervenir son los fisiólogos del ejercicio, los profesionales de la salud mental, un consejero formado en terapias de conversación, especialistas en el tratamiento del dolor, fisioterapeutas y especialistas del sueño.
Mientras que los casos menos graves pueden mejorar con la reducción del estrés o ajustes en el estilo de vida, los casos más graves pueden requerir un enfoque integral del tratamiento basado en el trabajo en equipo. Además, a pesar del tratamiento inicial no farmacológico y farmacológico único a dosis máximas toleradas, muchos pacientes siguen sintomáticos. En tales casos, puede aconsejarse una terapia farmacológica combinada, terapia cognitivo-conductual (TCC) u otras terapias complementarias.
Para empezar, las opciones de tratamiento recomendadas suelen ser las siguientes
1. Ejercicio y puesta en forma (fisioterapia)
La fisioterapia es un enfoque basado en la ciencia que se centra en mejorar o restablecer el funcionamiento de diversos sistemas corporales con remedios físicos.
El ejercicio regular, en particular las actividades cardiovasculares, es uno de los enfoques más eficaces para el tratamiento de la fibromialgia, ya que ayuda a aliviar el dolor y mejora la calidad del sueño. El entrenamiento cardiovascular recomendado implica al menos 30 minutos de ejercicio aeróbico tres veces por semana.
Además, se puede recurrir a la hidroterapia, como el aeróbic acuático o la natación, ya que la temperatura y la presión cálidas del agua pueden aliviar el dolor, reducir la inflamación y mejorar la función física.
El reumatólogo también puede sugerir ejercicios suaves adicionales, como yoga o caminatas ligeras, para mejorar la fuerza muscular, la flexibilidad y la resistencia.
A las personas con fibromialgia se les suele aconsejar que eviten las actividades que impliquen movimientos rápidos y bruscos y los ejercicios de alto impacto, como correr y saltar, aunque algunas personas pueden llegar gradualmente a estos niveles de actividad.
Debe comenzar con un enfoque suave y progresar gradualmente. Al principio, haga menos de lo que cree que puede soportar. Si el ejercicio le produce un dolor inusual o excesivo, es importante que deje de hacerlo. Empujar a través de este tipo de dolor puede resultar en lesiones o empeoramiento de los síntomas de la fibromialgia.
2. Cambios en el estilo de vida
El autocuidado también es una parte importante del tratamiento de la fibromialgia. Se recomiendan los siguientes cambios en el estilo de vida:
— Dormir lo suficiente: La mayoría de los adultos deberían dormir entre siete y ocho horas por noche. Dado que la fibromialgia puede alterar los patrones de sueño, puede intentar aumentar el tiempo y la calidad del sueño acostándose y levantándose a la misma hora, evitando la cafeína, el alcohol y las comidas picantes antes de acostarse, evitando las siestas diurnas y realizando actividades relajantes antes de dormir sin pantallas, como escuchar música relajante o darse un baño caliente.
— Controlar el estrés: Es necesario reducir el estrés, ya que éste desencadena la reagudización de los síntomas de la fibromialgia. Se pueden utilizar técnicas de relajación, programas formales de reducción del estrés, meditación, yoga, ejercicios de respiración, acupuntura, masajes y terapias de conversación.
— Identificar y evitar los desencadenantes: Debe aprender a reconocer y señalar los «desencadenantes» que exacerban sus síntomas, que pueden incluir cambios climáticos, actividades específicas, factores estresantes o falta de sueño. A continuación, evítelos o desarrolle estrategias para manejarlos eficazmente.
— Aliviar el dolor y la rigidez: Esto puede hacerse con analgésicos, compresas frías o calientes, ejercicio y masajes.
— Controlar el estado mental: La prevalencia a lo largo de la vida de los trastornos de ansiedad y la depresión es del 60 por ciento y el 74 por ciento, respectivamente. Debe consultar a su médico si experimenta signos de depresión o ansiedad.
— Seguir una dieta equilibrada y antiinflamatoria: Aunque no existe una dieta específica para la fibromialgia, seguir una dieta nutritiva y comer alimentos que reduzcan la inflamación, como verduras de hoja verde, verduras de color amarillo oscuro, frutas y cereales integrales, puede ser beneficioso para los síntomas de la fibromialgia y para la salud en general. Entre los alimentos inflamatorios se encuentran las carnes rojas -pero especialmente las procesadas-, la bollería comercial, la pastelería elaborada con harina refinada, los alimentos fritos, los alimentos con mucho azúcar añadido, los alimentos procesados elaborados con aceite de semillas y los alimentos que contienen grasas trans.
— Evitar fumar: En los pacientes con fibromialgia, fumar está relacionado con la disfunción cognitiva y el aumento de la gravedad de los síntomas, la reducción de la calidad de vida, los problemas de sueño y el aumento de la ansiedad en comparación con los no fumadores. Por lo tanto, evitar fumar es importante para las personas con fibromialgia.
— Ajustar las exigencias laborales: Trabajar es beneficioso para la salud, pero hay que evitar estresarse demasiado y hacer pausas regulares durante el trabajo. Puedes consultar a tu médico o a un terapeuta ocupacional para que te ayuden en este sentido.
3. Medicamentos
Aunque algunos pacientes pueden conseguir un alivio suficiente únicamente con métodos no farmacológicos, para la mayoría de los pacientes con fibromialgia se aconseja combinar enfoques no farmacológicos con medicamentos.
Dado que los tratamientos convencionales, como la medicación para el dolor, no siempre alivian a las personas con fibromialgia, es posible que necesiten experimentar con varios medicamentos antes de encontrar el más eficaz, y que noten que un medicamento que inicialmente aliviaba sus síntomas pierde eficacia con el tiempo.
Existen tres medicamentos aprobados por la FDA para tratar la fibromialgia: duloxetina, milnaciprán y pregabalina. Pertenecen a distintas categorías de medicamentos, entre las que se incluyen:
— Antidepresivos: Los antidepresivos suelen recetarse para la fibromialgia con el fin de aliviar el dolor y la fatiga mediante el aumento de ciertos neurotransmisores cerebrales, reduciendo la sensibilidad al dolor. El tratamiento suele comenzar con antidepresivos tricíclicos. Una clase, conocida como inhibidores de la recaptación de serotonina y norepinefrina (IRSN), eleva los niveles de serotonina y norepinefrina. La duloxetina y el milnaciprán son IRSN. Además, los antidepresivos tricíclicos como la ciclobenzaprina aumentan los niveles de neurotransmisores y favorecen el sueño. En los casos en que los pacientes presentan una respuesta inadecuada o no toleran los antidepresivos tricíclicos, se consideran alternativas los IRSN o los anticonvulsivantes.
— Analgésicos (calmantes del dolor): Los analgésicos como el paracetamol y el ibuprofeno pueden aliviar temporalmente el dolor. Los analgésicos antiinflamatorios suelen ser ineficaces para la fibromialgia, ya que ésta no suele cursar con inflamación de los tejidos. Sin embargo, pueden aliviar otras afecciones dolorosas concurrentes. Los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) de venta libre, como el ibuprofeno y el naproxeno, pueden aliviar el dolor muscular y articular profundo de la fibromialgia. Los AINE pueden ser más eficaces cuando se utilizan en combinación con otros medicamentos para la fibromialgia. El uso prolongado de dosis altas de AINE puede aumentar el riesgo de acidez, hemorragias gastrointestinales y complicaciones en los sistemas cardiovascular, renal y hepático, así como la retención de líquidos.
Anticonvulsivantes: Los anticonvulsivantes como la pregabalina pueden aliviar el dolor de la fibromialgia al calmar las células nerviosas hiperactivas que transmiten las señales de dolor y pueden mejorar el sueño. Los efectos secundarios pueden ser somnolencia, mareos, retención de líquidos y aumento de peso. Los pacientes con fibromialgia también pueden utilizarlos para aliviar el dolor y mejorar la calidad del sueño, ya que funcionan interrumpiendo la transmisión de señales de dolor al cerebro.
Relajantes musculares: Los relajantes musculares también pueden aliviar el dolor y mejorar el sueño de las personas con fibromialgia. Sus efectos secundarios comunes incluyen mareos, somnolencia, visión borrosa, dificultad para orinar, estreñimiento y sequedad de boca.
4. Terapia de conversación y asesoramiento
La psicoterapia, a menudo denominada terapia de conversación, abarca una serie de tratamientos diseñados para ayudar a las personas a reconocer y modificar emociones, pensamientos y comportamientos angustiosos, para controlar el dolor, el estrés y los pensamientos negativos. Algunas opciones son:
— Terapia cognitivo-conductual (TCC): La TCC es una forma de asesoramiento que se centra en modificar patrones de pensamiento y comportamientos específicos para controlar los síntomas de una enfermedad. Hay pruebas que indican que la TCC puede ser eficaz para reducir el dolor y la discapacidad asociados a la fibromialgia.
— Terapia de aceptación y compromiso (ACT): La terapia de aceptación y compromiso implica aprender a aceptar lo que no se puede controlar y comprometerse con cambios que mejoren la vida. La ACT ha demostrado su eficacia para mejorar la calidad del sueño, aliviar el dolor y abordar los pensamientos y emociones negativos.
5. Estimulación Transcraneal por Corriente Directa (tDCS)
La estimulación transcraneal por corriente directa (tDCS) es una técnica de estimulación cerebral ampliamente utilizada que puede mejorar o inhibir diversos comportamientos mediante el ajuste de la excitabilidad cortical. La tDCS se ha mostrado prometedora en el tratamiento del dolor crónico, como el causado por la fibromialgia.
En una revisión sistemática de noviembre de 2023 de 20 estudios para el análisis cualitativo y 11 estudios para el análisis cuantitativo, se determinó que la tDCS tenía un efecto analgésico a corto plazo sobre el dolor de la fibromialgia y efectos a corto y medio plazo sobre la depresión y la ansiedad. Sin embargo, no se observaron efectos a más largo plazo y, aunque la mayoría de los estudios informaron de efectos secundarios leves o inexistentes, cinco informaron de efectos secundarios significativos.
En última instancia, aunque la tDCS puede ser un tratamiento eficaz, especialmente para la depresión y la ansiedad relacionadas con la fibromialgia, es necesario seguir investigando para determinar los mejores lugares diana y parámetros para el tratamiento. Actualmente, las pruebas de su eficacia sobre el tratamiento simulado son limitadas.
¿Cómo afecta la mentalidad a la fibromialgia?
La fibromialgia parece tener una relación más sustancial con la mentalidad y las características psicológicas que muchas otras afecciones físicas. Si bien el trauma y el alto estrés pueden desencadenar la fibromialgia, una mentalidad negativa, las condiciones mentales adversas y el temperamento pueden afectar la gravedad de la afección, según un artículo de 2019 en Psicología Investigación y Gestión del Comportamiento.
Además, la extraversión en pacientes con fibromialgia también se asocia con niveles más bajos de ansiedad, depresión y dolor, lo que sugiere que la personalidad de una persona y el enfoque de su condición pueden ofrecer efectos protectores.
Según la Asociación Nacional de Fibromialgia, tener una actitud positiva es muy importante, ya que muchos estudios indican que una actitud positiva tiene un impacto fisiológico notable. El pesimismo se asocia a una peor salud, mientras que el optimismo se correlaciona con una recuperación más rápida ante la enfermedad.
Un estudio reveló que, entre la población general, los individuos más optimistas tenían una esperanza de vida media entre un 11 y un 15 por ciento mayor, y tenían probabilidades significativamente más altas de llegar a los 85 años en comparación con los del grupo menos optimista.
Aunque una mentalidad positiva por sí sola no puede curar la fibromialgia, puede ayudar a controlar sus síntomas y mejorar la calidad de vida general del paciente. Por ejemplo, una mentalidad positiva puede conducir a lo siguiente
Reducción del estrés: Mantener una actitud positiva puede ayudar a reducir el estrés, que se sabe que exacerba los síntomas de la fibromialgia.
Disminución del dolor: Los factores psicológicos y emocionales, incluida la propia percepción del dolor, pueden influir en la experiencia del dolor. Una mentalidad positiva puede dar lugar a emociones positivas, lo que potencialmente puede conducir a una reducción del dolor.
Reducción de la depresión: Una mentalidad positiva puede sacar al paciente de la depresión y darle una sensación de bienestar.
Promueve la adherencia al tratamiento: Los pacientes con una mentalidad positiva pueden estar más motivados para adherirse a sus planes de tratamiento.
¿Cuáles son los enfoques naturales de la fibromialgia?
Muchas de las terapias alternativas y complementarias recomendadas por los profesionales médicos son las siguientes:
1. Acupuntura
La acupuntura es una práctica médica tradicional china que consiste en la inserción de agujas finas en puntos específicos del cuerpo. Según un metaanálisis, la terapia de acupuntura parece ser un enfoque seguro y eficaz para los pacientes con fibromialgia. En otro metaanálisis, se hallaron pruebas entre bajas y moderadas de que la acupuntura podría aportar ciertos beneficios para la salud de las personas que padecen esta enfermedad.
2. Suplementos
Muchos suplementos han demostrado su eficacia para aliviar los síntomas de la fibromialgia. Sin embargo, pueden no ser adecuados para todos los pacientes, ya que pueden tener efectos secundarios e interacciones con otros medicamentos que estés tomando. Además, a diferencia de los fármacos, no requieren la aprobación de la FDA antes de su venta. Consulte a su médico antes de probar cualquier suplemento.
— Ácidos grasos omega-3 (aceite de pescado): Conocido por sus atributos antiinflamatorios, la incorporación de un suplemento de aceite de pescado de alta calidad puede reducir potencialmente la inflamación y el dolor a la vez que mejora la función del sistema inmunitario.
— Vitamina D: Algunos estudios han descubierto que la ingesta de suplementos de vitamina D por parte de pacientes con fibromialgia podría reducir el dolor.
— Acetil L-carnitina: También conocida como ALCAR, la acetil L-carnitina es una forma modificada del aminoácido carnitina. Interviene en la producción de energía en el organismo. Los resultados iniciales de un estudio indicaron que ALCAR también puede ser eficaz para reducir los síntomas depresivos y el dolor y mejorar la calidad de vida de las personas con fibromialgia.
— Citrato de magnesio: Algunos estudios sugieren que la deficiencia de magnesio, que afecta a los niveles de energía muscular, podría estar relacionada con el desarrollo de la fibromialgia. En un estudio, las mujeres que recibieron 300 miligramos diarios de citrato de magnesio durante ocho semanas observaron mejoras en los puntos sensibles, la depresión y la ansiedad.
— S-adenosilmetionina (SAMe): La S-adenosilmetionina se sintetiza de forma natural en el organismo a partir de la metionina, un aminoácido presente en los alimentos, y se ha descubierto que regula funciones esenciales en las células vivas. Un estudio indicó que la SAM-e podría ser beneficiosa para las personas con fibromialgia, y la dosis recomendada es de 800 miligramos al día.
— Coenzima Q10 (CoQ10): La coenzima Q10 es un compuesto que transforma la energía y un potente antioxidante presente en casi todas las células del organismo. En un ensayo aleatorizado, 20 pacientes con fibromialgia tomaron 300 miligramos diarios de CoQ10 durante 40 días, lo que produjo una notable reducción del dolor, los puntos sensibles, la fatiga y el cansancio matutino, así como mejoras en la actividad de las enzimas antioxidantes y la función mitocondrial.
— Melatonina: La melatonina, la hormona del sueño producida por la glándula pineal cada noche, no sólo favorece un sueño reparador, sino que también ofrece beneficios antioxidantes. Un estudio encontró que la melatonina puede ayudar a mejorar el dolor relacionado con la fibromialgia, el umbral del dolor y la calidad del sueño.
3. Hierbas
Ciertas terapias a base de hierbas también pueden aliviar los síntomas de la fibromialgia, entre ellas las siguientes:
— Raíz de jengibre (Zingiber officinale): La raíz de jengibre contiene compuestos activos conocidos como gingeroles y shogaoles, que tienen propiedades analgésicas y antiinflamatorias. Los resultados de un estudio con animales indicaron que cuando ratones con dolores musculares similares a los de la fibromialgia consumían raíces de jengibre a diario, la medicación analgésica funcionaba mejor y mejoraban sus problemas de inflamación y memoria relacionados con el dolor crónico.
— Ginseng (Panax ginseng): El ginseng contiene unos compuestos especiales llamados ginsenósidos que pueden aliviar el dolor. En un estudio, el extracto de ginseng pareció ayudar a reducir el número de puntos sensibles y mejorar la calidad de vida de los pacientes con fibromialgia en comparación con los valores iniciales, pero los investigadores no pudieron concluir definitivamente que el tratamiento fuera más eficaz que el placebo.
— Cúrcuma (Curcuma longa): La cúrcuma contiene curcumina, un polifenol con propiedades antioxidantes, anticancerígenas y antiinflamatorias. Se realizó un estudio sobre el uso del medicamento de curcumina conocido como Flexofytol en pacientes con fibromialgia. Los resultados mostraron que 41 de 62 pacientes habían experimentado beneficios para su salud gracias a este medicamento.
— Capsicum o capsaicina (Zostrix): La capsaicina es uno de los compuestos químicos que se encuentran en los pimientos picantes responsables de la sensación picante o caliente cuando se consume o se aplica sobre la piel. Se utiliza habitualmente como tratamiento analgésico en diversas formas, como cremas, líquidos, parches e incluso algunos suplementos dietéticos. Según un estudio, pacientes con fibromialgia gravemente afectados experimentaron un alivio a corto plazo aplicando una crema de capsaicina al 0,075 por ciento tres veces al día durante seis semanas.
4. Terapia quiropráctica
La terapia quiropráctica se centra en diagnosticar y tratar los trastornos mecánicos del sistema musculoesquelético. Los quiroprácticos utilizan la manipulación manual y los ajustes de la columna vertebral y otras partes del cuerpo para aliviar el dolor y mejorar la función.
En un estudio piloto en el que participaron 21 pacientes con fibromialgia, el tratamiento quiropráctico permitió mejorar la flexibilidad del cuello y la zona lumbar, aumentar la movilidad de las piernas y reducir los niveles de dolor declarados.
5. Masaje
La terapia de masaje consiste en la manipulación manual de los tejidos blandos del cuerpo para promover la relajación y aliviar el dolor. Suele incluir técnicas como el amasamiento, el frotamiento y la aplicación de presión sobre los músculos y los tejidos conjuntivos.
Según una revisión sistemática, la terapia de masaje durante al menos cinco semanas mostró efectos positivos inmediatos en la reducción del dolor, la ansiedad y la depresión en pacientes con fibromialgia.
6. Prácticas cuerpo-mente
Práctica de la atención plena: En un estudio, tras participar en un programa de reducción del estrés basado en la atención plena (MBSR), un grupo de pacientes con fibromialgia experimentó una disminución significativa del estrés percibido, las alteraciones del sueño y la gravedad de los síntomas.
Tai chi y qigong: El tai chi, derivado de antiguas prácticas de artes marciales chinas, implica movimientos lentos y suaves, meditación y respiración controlada. El qigong es una práctica china centenaria cuyo objetivo es optimizar la energía del cuerpo, la mente y el espíritu para mejorar la salud y el bienestar general. Ambas prácticas pueden reducir el estrés y ayudar a relajarse a los pacientes con fibromialgia.
Concretamente, en un estudio, el tai chi mostró una mejora similar o superior de los síntomas de la fibromialgia en comparación con el ejercicio aeróbico, que es un tratamiento existente muy común. Además, las sesiones de tai chi más largas produjeron mayores mejoras.
Asimismo, según una revisión, en cuatro estudios con 201 participantes que practicaron de forma constante entre 30 y 45 minutos diarios de qigong durante seis a ocho semanas, se observaron mejoras notables en el dolor, el sueño, el impacto en la vida diaria y la función tanto física como mental. Estos beneficios se mantuvieron entre cuatro y seis meses más.
Yoga: El yoga también es magnífico para reducir el estrés y fomentar el bienestar general. En un estudio de caso, la participante practicó posturas especiales de yoga durante una hora diaria, seis días a la semana, durante nueve meses. Como resultado, experimentó una reducción de la fatiga muscular y una mejora de la calidad de vida y del sueño.
¿Cómo puedo prevenir la fibromialgia?
Lamentablemente, la fibromialgia no puede prevenirse de forma definitiva, ya que su causa exacta no se conoce del todo y puede tener un componente genético. Sin embargo, las estrategias de autocuidado utilizadas para tratar la afección pueden ayudar a reducir el riesgo de desarrollar fibromialgia, entre ellas:
— Ejercicio regular.
— Control del estrés.
— Dieta equilibrada y nutritiva.
— Sueño adecuado.
— Evitar el sobreesfuerzo.
— Mantenimiento del bienestar emocional.
Si usted está en riesgo debido a antecedentes familiares u otros factores, considere la posibilidad de discutir las medidas preventivas con un profesional de la salud.
Revisado médicamente por Beverly Timerding, MD.
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