Aproximadamente 1 de cada 3 estadounidenses padecerá herpes zóster a lo largo de su vida. Aunque las tasas de incidencia parecen estar estabilizándose o disminuyendo en los últimos años, sigue existiendo un mayor riesgo de desarrollar herpes zóster a medida que se envejece. Aunque no pone en peligro la vida, la enfermedad puede causar un dolor insoportable.
El herpes zóster suele ser fácil de diagnosticar a menos que se desarrolle sin la erupción reveladora. El desarrollo del herpes zóster sin esta erupción se conoce como «zoster sine herpete» (ZSH) y, aunque es poco frecuente, puede presentar mayores dificultades para las personas que intentan obtener un diagnóstico adecuado y rápido.
¿Existen distintos tipos de herpes zóster?
El herpes zóster no tiene diferentes tipos. Se trata de una infección vírica causada por la activación del virus varicela-zóster (VVZ), también llamado herpesvirus humano 3, el mismo virus que causa la varicela. Si alguna vez ha tenido varicela, ha estado expuesto al virus varicela-zóster, que permanece en su organismo durante el resto de su vida. Si esto ocurre, el virus puede reactivarse en forma de herpes zóster años más tarde.
El VVZ pertenece a la familia de los virus herpes. Cuando se desarrolla el herpes zóster, afecta a los nervios de todo el cuerpo y puede presentar síntomas dolorosos e incómodos.
¿Cuáles son los síntomas y los primeros signos del herpes zóster?
El herpes zóster puede durar entre dos y seis semanas y presentar varios síntomas, entre los que se incluyen:
— Fiebre.
— Dolor de cabeza.
— Letargo.
— Escalofríos.
— Malestar estomacal (náuseas, indigestión).
— Picor, hormigueo o ardor en la piel afectada.
— Dolor punzante similar a una descarga eléctrica.
— Enrojecimiento de la piel.
— Erupción cutánea (más frecuente en el torso).
— Ampollas llenas de líquido que acompañan a la erupción.
— Cambios en la vista si se ve afectado el nervio oftálmico (es decir, pérdida de visión, aumento de la sensibilidad a la luz, ceguera).
Como el virus del herpes zóster viaja a lo largo de nervios específicos, la erupción suele aparecer en forma de banda en un solo lado del cuerpo. La banda corresponde al lugar donde el nervio emite señales. También permanece localizada en su mayor parte, lo que significa que no se extiende por todo el cuerpo.
Aunque los síntomas pueden ser molestos, el herpes zóster no suele poner en peligro la vida de los adultos generalmente sanos con un sistema inmunitario que funciona bien. Los adultos inmunodeprimidos corren más riesgo de sufrir complicaciones causadas por el herpes zóster.
¿Qué causa el herpes zóster?
El pixabay zóster está causado por el virus de la varicela, VVZ. Tras la varicela, el virus permanece latente en los nervios del cuerpo. Si el virus se activa, normalmente más adelante en la vida, existe la posibilidad de que se desarrolle el herpes zóster. Se supone que si usted nació antes de 1980 en Estados Unidos, es probable que haya tenido varicela, aunque no lo recuerde. En muchas personas, el virus puede permanecer latente y no llegar a convertirse en herpes zóster.
El herpes zóster está causado por el virus de la varicela que afecta a los nervios. Después de desarrollar la varicela, el virus permanece latente en el organismo y puede reactivarse debido a un sistema inmunitario debilitado. Si se reactiva, da lugar al herpes zóster.
El herpes zóster está causado por el virus de la varicela que afecta a los nervios. Después de contraer la varicela, el virus permanece latente en el organismo y puede reactivarse debido al debilitamiento del sistema inmunitario. Si se reactiva, da lugar al herpes zóster. (Ilustraciones de The Epoch Times, Shutterstock)
Aunque no se conoce del todo el motivo de la reactivación, en general se cree que el virus del herpes zóster puede reactivarse si el sistema inmunitario de una persona está debilitado o comprometido o si la persona toma inmunosupresores o está sometida a altos niveles de estrés. A medida que se envejece, aumenta la probabilidad de que el sistema inmunitario se vea comprometido, lo que aumenta la susceptibilidad al herpes zóster.
¿Quién tiene más probabilidades de desarrollar herpes zóster?
En el aumento de la probabilidad de desarrollar herpes zóster influyen factores como la edad, el estado general de salud y la genética. El herpes zóster está causado por la reactivación del VVZ, que puede desencadenarse por los siguientes factores:
— Edad: El principal factor que influye en el desarrollo del herpes zóster es la edad. A medida que el cuerpo envejece, disminuye el crecimiento de las células T, las células que ayudan a regular el sistema inmunitario, lo que puede reducir el funcionamiento inmunitario general. Las personas mayores de 50 años son las más expuestas, y las mayores de 60 tienen más probabilidades de sufrir complicaciones más graves.
— El sexo: Las mujeres corren más riesgo que los hombres, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDC).
— Raza: Los blancos son al menos un 30 por ciento más propensos que los negros a desarrollar herpes zóster, según un metaanálisis de 2020 en Open Forum Infectious Diseases. Otra encuesta de 2018 encontró que los hispanos tenían un 16 por ciento más de probabilidades de desarrollarlo que los blancos, y los asiáticos tenían un 17 por ciento más de probabilidades de desarrollarlo.
— Medicamentos y tratamientos: Ciertos medicamentos o tratamientos, especialmente los inmunosupresores, pueden comprometer el sistema inmune y dejarlo vulnerable al herpes zóster. La radiación y la quimioterapia pueden aumentar el riesgo, así como los fármacos que previenen el rechazo de órganos trasplantados o el uso prolongado de esteroides como la prednisona.
— Genética: Aunque es necesario seguir investigando sobre el papel de la genética en la activación del virus del herpes zóster, se cree que tener un familiar que haya padecido esta enfermedad puede aumentar el riesgo de padecerla. También se cree que ciertos genes, como el antígeno leucocitario humano (HLA), pueden aumentar el riesgo de padecer neuralgia posherpética persistente.
— Enfermedades subyacentes: Las enfermedades como el cáncer y el VIH, que debilitan el sistema inmunitario, aumentan el riesgo de padecerlas.
— Antecedentes de traumatismos físicos: Los antecedentes de traumatismos físicos fueron uno de los principales riesgos de herpes zóster, según el metaanálisis de 2020.
¿Cómo se diagnostica el herpes zóster?
Por lo general, el herpes zóster se diagnostica fácilmente debido a la erupción cutánea que lo acompaña a lo largo del trayecto del nervio afectado. No es infrecuente que las molestias o el dolor del nervio precedan en varios días a la erupción, por lo que el diagnóstico definitivo se sospecha pero se retrasa brevemente.
Normalmente, el médico hará preguntas sobre el historial médico y realizará una exploración física. Si hay erupción cutánea, el médico puede diagnosticar el herpes zóster basándose únicamente en indicios visuales. Acuda al médico en las 72 horas siguientes a la aparición de la erupción para optimizar el tratamiento posterior.
Si la erupción está ausente o no es típica, a pesar de más de tres días de dolor sospechoso en la raíz nerviosa, pueden solicitarse más pruebas diagnósticas. Entre las pruebas que pueden utilizarse para ayudar a un diagnóstico difícil se incluyen las siguientes:
— Prueba de reacción en cadena de la polimerasa (PCR): Se toma un hisopo de lesiones no cubiertas, costras, saliva o tejido y se analiza para detectar la presencia del VZV. Las pruebas PCR, o de ADN, suelen solicitarse cuando alguien presenta síntomas para detectar una infección activa. Una vez tomado el hisopo, los resultados suelen recibirse en el plazo de un día.
— Pruebas serológicas o de anticuerpos: Se toma una muestra de sangre para examinar los niveles de IgM e IgG, dos anticuerpos que pueden producirse si alguien se expone al VVZ. La IgM suele aparecer una o dos semanas después de la exposición inicial, mientras que los anticuerpos IgG se producen varias semanas después de la exposición y/o infección. También pueden solicitarse pruebas de anticuerpos contra el VVZ para ver si una persona ha desarrollado inmunidad contra el virus.
— Prueba de anticuerpos fluorescentes directos (DFA): En esta prueba se analizan células de una lesión cutánea. Se considera un método más rápido pero menos preciso que la prueba PCR.
¿Cuáles son las complicaciones del herpes zóster?
El herpes zóster puede cursar con diversas complicaciones y afectar a muchas zonas del cuerpo.
Algunas posibles complicaciones del herpes zóster son:
— Neuralgia postherpética (NPH): Es la complicación más frecuente del herpes zóster y consiste en una sensación persistente de quemazón o pinchazos en el nervio y la piel afectados. Este dolor puede durar mucho tiempo, más allá del punto de curación de la erupción y las ampollas, pero el dolor suele localizarse en la zona del cuerpo en la que estaba presente la erupción. Las personas que experimentan esta complicación pueden tener dolor que dura más de tres meses, sensibilidad extrema en la zona afectada, picor o entumecimiento de la piel afectada. En todos los grupos de edad, entre el 10 por ciento y el 18 por ciento de las personas experimentan esta complicación. Sin embargo, a partir de los 60 años, las probabilidades de desarrollar NPH superan el 60 por ciento, y puede durar mucho más tiempo.
— Complicaciones oculares: Dado que alrededor del 20 por ciento de los casos de herpes zóster afectan a los nervios de la cabeza, es posible que la visión y los ojos se vean afectados. El herpes zóster puede afectar a la córnea y/o a la retina y provocar problemas de visión, sensibilidad a la luz, dolor ocular, drenaje ocular, enrojecimiento ocular, supuración y/o una posible infección bacteriana secundaria.
— Síndrome de Ramsay Hunt: Esta afección puede desarrollarse si el virus del herpes zóster afecta al nervio facial cerca de una oreja. Esto provoca parálisis facial o debilidad en un lado y puede causar pérdida de audición en el oído afectado. Si se detecta a tiempo y se trata con medicación, se puede mitigar el dolor y el riesgo de que esta afección empeore.
— Cicatrización: Si la erupción del herpes zóster va acompañada de ampollas, éstas empezarán a formar costras al curarse. Si estas costras se arrancan o se dañan, pueden producirse cicatrices. La mejor forma de prevenir las cicatrices es cuidar las costras mediante la aplicación de cremas tópicas, baños de avena, ropa holgada y medicación oral (si es necesario).
Otras complicaciones más raras del herpes zóster pueden ser:
— Neumonía: La neumonía por varicela puede ser una complicación poco frecuente del herpes zóster si el virus afecta a las vías respiratorias. Si se van a desarrollar síntomas pulmonares, suelen hacerlo entre uno y seis días después de la infección y normalmente deben tratarse con antibióticos.
— Hepatitis: En raras ocasiones, se ha documentado daño hepático como complicación de la infección por VVZ. Esto puede ser especialmente peligroso en personas inmunodeprimidas.
— Mielitis transversa: Aunque es poco frecuente, puede producirse una inflamación de la médula espinal tras la infección por el VVZ, sobre todo si la persona tiene el sistema inmunitario debilitado. A menudo se necesitan medicamentos y terapias de rehabilitación para tratar esta complicación.
— Encefalitis: La inflamación del cerebro es una complicación muy poco frecuente pero mortal del herpes zóster.
¿Cuáles son los tratamientos para el herpes zóster?
El herpes zóster no tiene cura, pero existen tratamientos eficaces para controlar el virus y sus síntomas. Es importante señalar que el tratamiento es más eficaz en las 72 horas siguientes a la aparición de la erupción. Empezar a tomar un medicamento antiviral durante este periodo de tiempo tiene más probabilidades de prevenir la complicación de la neuralgia postherpética. Sin embargo, puede seguir siendo útil después de 72 horas si siguen apareciendo nuevas ampollas.
Los tratamientos habituales pueden incluir los siguientes
— Aciclovir: un antivírico utilizado para tratar la infección y ayudar a reducir el dolor y las molestias de las llagas.
— Famciclovir: medicamento antivírico utilizado para tratar el VVZ y ayudar a reducir el dolor y las molestias de las llagas.
— Valaciclovir: medicamento antivírico para tratar el VVZ y la varicela. También puede ayudar a reducir las molestias de las llagas y a que cicatricen más rápidamente.
— Corticosteroides: En la práctica reciente, los corticosteroides orales se prescribían regularmente para disminuir la inflamación, reducir el dolor y disminuir la incidencia de la NPH. Desde entonces, los estudios han puesto en duda la eficacia de los corticosteroides para reducir la aparición de NPH. Sin embargo, siguen existiendo pruebas de que pueden ayudar a aliviar el dolor agudo intenso al principio del curso del herpes zóster activo.
— Medicamentos adicionales: Para tratar el herpes zóster pueden recetarse otros fármacos analgésicos, como parches tópicos de capsaicina, anticonvulsivantes, antidepresivos, agentes anestésicos e inyecciones de esteroides.
¿Cómo afecta la mentalidad al herpes zóster?
La mentalidad afecta a la posibilidad de contraer herpes zóster debido al efecto que una mentalidad más estresada tiene sobre el sistema inmunitario. Cuando el cuerpo está sometido a más estrés, puede producirse un debilitamiento del sistema inmunitario, lo que aumenta la susceptibilidad a la reactivación del VVZ.
Las investigaciones indican que el estrés en general, los acontecimientos vitales estresantes y los mayores índices de depresión están relacionados con mayores índices de reactivación del VVZ y brotes de herpes zóster. Esto sugiere que las personas más propensas a sufrir un brote de herpes zóster se beneficiarían si intentaran priorizar una mentalidad más positiva y/o terapias para mitigar el estrés. Un estudio de seguimiento de casi 13,000 adultos mayores de 50 años descubrió que una mayor carga de acontecimientos estresantes aumentaba significativamente las probabilidades de que los participantes desarrollaran herpes zóster.
Un estudio piloto mostró una tendencia hacia el alivio de la NPH y descubrió que tanto el dolor como el funcionamiento físico mejoraban a menudo en las personas que practicaban la meditación. Hubo una asociación positiva entre los ejercicios meditativos, la salud emocional general y la calidad de vida percibida. Aunque se necesitan más estudios para examinar esta relación con más detalle, esta investigación indica que la atención plena y/o la práctica basada en la meditación pueden ayudar a las personas a controlar el dolor y mejorar la calidad de vida en general.
¿Cuáles son los métodos naturales para tratar el herpes zóster?
Aunque no se puede matar el virus ni curar el herpes zóster, existen varios enfoques naturales que pueden ayudar a reducir el dolor y las molestias asociadas a esta enfermedad.
Algunos de estos enfoques son los siguientes:
— Baños: Sumergirse en un baño de avena coloidal con agua tibia puede ayudar a aliviar las ampollas que pueden acompañar a la erupción del herpes zóster. Eche de 1 a 2 tazas de avena coloidal en el agua tibia. Además, los baños o duchas frías también pueden ayudar a enfriar la piel inflamada. Evite el agua caliente, que podría exacerbar los síntomas.
— Compresas frías: Aplicar compresas frías en la zona afectada puede ayudar a reducir las molestias debidas a las ampollas o erupciones.
— Remedios contra el picor: Los remedios para reducir el picor, como el bicarbonato de sodio mezclado con maicena y/o las lociones antipicores como la calamina, también pueden ayudar a secar las ampollas.
— Alimentos inmunoestimulantes: Los alimentos antiinflamatorios y de refuerzo inmunitario pueden ayudar a fortalecer el sistema inmunitario y prevenir la reactivación del virus. Añadir alimentos diversos en colores puede ayudar a potenciar la dieta con antioxidantes. Además, unas fuentes adecuadas de proteínas son esenciales para reforzar la inmunidad y alimentar la masa muscular magra.
— Vitamina D: Mantener unos niveles adecuados de vitamina D en sangre también puede fortificar el sistema inmunitario del organismo y, por tanto, evitar la activación del virus. Un estudio retrospectivo de 2019 publicado en la revista Nutrients halló pruebas de una relación entre un nivel bajo de vitamina D y la NPH. Además, un estudio coreano encontró una prevalencia de niveles bajos de vitamina D entre los pacientes hospitalizados por herpes zóster.
¿Cómo puedo prevenir el herpes zóster?
Algunas de las principales formas de reducir el riesgo de desarrollar herpes zóster son las siguientes:
— Vacunas: Existe una vacuna (marca Shingrix) que puede ayudar a prevenir el herpes zóster. Los Institutos Nacionales del Envejecimiento recomiendan que los adultos mayores de 50 años se vacunen con dos dosis. Se recomienda recibir esta vacuna si ya ha tenido varicela, la vacuna contra la varicela, si tiene antecedentes de herpes zóster, si ha recibido la vacuna anterior contra el herpes zóster, Zostavax, y/o incluso si no recuerda haber tenido varicela. Sin embargo, vacunarse es una elección personal que requiere investigación, y siempre deben tenerse en cuenta los efectos secundarios.
— Control del estrés: Los niveles elevados de estrés pueden aumentar el riesgo de herpes zóster debido al efecto inmunodepresor que tiene el estrés en el organismo. Por lo tanto, es importante tomar medidas para mitigar los niveles de estrés. Las prácticas mentales y corporales como el yoga y el tai chi, la meditación y las prácticas de atención plena pueden ayudar a controlar el estrés y reducir el riesgo de desarrollar la enfermedad y mejorar los resultados del herpes zóster.
— Higiene del sueño: Es importante priorizar una higiene del sueño adecuada para que el cuerpo disponga de tiempo suficiente para restaurar la mente y el cuerpo. Intente dormir siete u ocho horas por noche y mantenga una rutina constante y sin pantallas a la hora de acostarse.
— Hábitos de vida: Los hábitos de vida antiinflamatorios y de refuerzo inmunitario, como seguir una dieta rica en nutrientes y hacer ejercicio con regularidad, pueden ayudar a mantener latente el VVZ.
— Evita el virus, si es posible: Si nunca se ha tenido varicela ni se ha recibido la vacuna contra la varicela, es importante evitar el contacto con cualquier persona que tenga un herpes zóster activo. Aunque el herpes zóster en sí no es contagioso, exponerse a él supone un riesgo de contraer el VVZ, que puede provocar el herpes zóster.
Revisado médicamente por Beverly Timerding, MD.
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