La historia mítica ideológica y el pleito con España

Por Gerardo De la Concha
29 de septiembre de 2024 3:27 PM Actualizado: 30 de septiembre de 2024 7:15 PM

Opinión

La historia mexicana tiene tres versiones: la escolar, la mítica y la trágica. La escolar y la mítica nutren a la ideología. Y la ideología es generalmente un método de manipulación de los políticos.

La versión escolar corresponde al predominio de un régimen, crea valores de identificación y permite una cohesión nacional. En todos los países los escolares aprenden su historia como una narración compartida que les da identidad como miembros de una comunidad nacional.

En 1993, cuando al grupo de Nexos, de Héctor Aguilar Camín, el gobierno en turno les dio la responsabilidad de hacer los contenidos de los libros de texto de primaria, en el caso de los de historia nacional se suscitó un escándalo porque se suprimió la historia de los Niños Héroes al referirse a la invasión estadounidense de 1847.

El alegato para suprimirlos es que se trataba de una historia falsa. Los militares expresaron su molestia y parecía el típico acto de un grupo de izquierda liberal presto para desacatar la tradición de la historia nacional.

Me di a la tarea inmediata —con el apoyo del doctor Juan Carlos Calleros— de demostrar que los cadetes del Colegio Militar sí habían realizado un acto heroico al resistir en el Castillo de Chapultepec a los invasores yanquis y que la muerte de seis de ellos constituía un “mito histórico patriótico” sin el cual resultaría penoso enseñar ese episodio —la guerra entre México y Estados Unidos—  a unos niños en edad escolar.

Para ello usamos los testimonios de oficiales estadounidenses quienes participaron en la batalla de Chapultepec y que en cartas o en los libros que escribieron rindieron homenajes a los cadetes del Castillo  —entre los que se encontraba el que luego sería el general Miguel Miramón, conservador que puso su espada al servicio del emperador Maximiliano.

En particular a esos testigos estadounidenses les había conmovido la muerte de algunos de esos cadetes, a quienes en un homenaje posterior un orador mexicano se refirió a ellos como “casi niños”, dando pie a su denominación de Niños Héroes.

Ese breve libro, Los Niños Héroes en la Historia y en el Mito, fue publicado en 1994 por la Secretaría de Gobernación. Sirvió para reparar el desaguisado cometido por parte de los intelectuales que encabezaba el escritor Aguilar Camín. La realidad de la historia de la guerra del 47 fue la de una guerra injusta —como reconoció el general Ulises Grant que participó en ella—, pero también de una guerra vergonzosa por la incapacidad de los generales mexicanos y el oportunismo de los políticos nuestros de ese tiempo, con el resultado de la pérdida de la mitad del territorio mexicano. Sin los Niños Héroes ¿cómo contarlo a los niños sin traumarlos?

Me he entretenido en esta historia escolar para mostrar que la manera de contar determina en gran parte el contenido. Así es como llegamos a la historia mítica. Si los Niños Héroes son un mito histórico patriótico con un grado alto de veracidad, sucede que la historia de la Conquista de México es netamente mítica y en ese sentido se ha convertido fácilmente en ideología.

El mito nació con los historiadores liberales posteriores a la Independencia. Era necesario tener un mito fundador y fueron los criollos quienes lo crearon. México tenía su raíz en los mexicas —llamados aztecas—, sometidos por un imperio extranjero —el español— que colonizó al país hasta que se dio el grito de la Independencia por el cura Miguel Hidalgo.

Se hace a un lado que México, como tal, no existía y tampoco el imperio español. La realidad es que un grupo de aventureros audaces provenientes del Reino de Castilla, dirigidos por un soldado de formación renacentista y con una gran habilidad política, Hernán Cortés, se encontraron con un rico territorio donde al margen de la Península maya, dominaba una Ciudad–Estado, la gran Tenochtitlán a un conjunto de pueblos indígenas que encontraron la oportunidad de liberarse de los mexicas cuyas guerras floridas consistían en apresar guerreros vencidos para sacrificarlos a sus dioses. Esto además de imponer severos impuestos y el control del comercio.

Sin el apoyo de los distintos pueblos indígenas —texcocanos, tlaxcaltecas, etcétera— enemigos de los mexicas, hubiera resultado imposible vencerlos y que Tenochtitlán cayera. Así que la historia ideológica que se cuenta no tiene asidero con la mínima verdad histórica.

Y México no fue en realidad colonia en un sentido clásico, su característica fue la de un Virreinato y las Leyes de Indias son un monumento jurídico para atemperar abusos de los conquistadores y sus descendientes.

Las ruinas del Templo Mayor se ven frente a la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, el 29 de abril de 2010. El Templo Mayor era el centro de la vida religiosa de los aztecas en su ciudad capital, Tenochtitlan, que ahora es la Ciudad de México. (JOEL SAGET/AFP via Getty Images)

Quiero poner un ejemplo. La historia ideológica habla de saqueos y esclavitud y violaciones propios de un imperio colonial. Cuando Tenochtitlán cayó después de una feroz y heroica batalla por las dos partes, muchos de los guerreros tlaxcaltecas cometieron violaciones con mujeres de los vencidos. Al enterarse, Hernán Cortés prohibió estrictamente que eso sucediera.

El mestizaje no nació ahí. Y el espíritu de Independencia si nació desde un principio con los criollos y mestizos que anhelaron crear una nación nueva. Es el caso de Martín Cortés, hijo del Conquistador, de madre indígena, Malinche, quien muriera respetada y llena de riqueza.

El periodo novo hispano fue grandioso, como grande fue también la historia de los mexicas, crueles sin embargo, por sus guerras floridas y sacrificios humanos a sus dioses. Una versión escolar y mítica de ese pasado se usa en la forma de un patético reduccionismo ideológico para revivir con ello un pasado falso y usarlo para manipular la ignorancia, las relaciones internacionales y establecer el predominio de un poder demagógico, que no tiene sentido al sustentarse en esta historia.

Imaginemos que exigimos a los presidentes de Estados Unidos que pidan perdón por la invasión de 1847 que mutiló nuestro territorio. Resultaría absurdo políticamente sin duda, pero es algo más cercano a nosotros todavía que lo sucedido hace más de quinientos años y, en el fondo, más congruente. ¿Qué decir entonces del pleito con España?


Únase a nuestro canal de Telegram para recibir las últimas noticias al instante haciendo click aquí


Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

Cómo puede usted ayudarnos a seguir informando

¿Por qué necesitamos su ayuda para financiar nuestra cobertura informativa en Estados Unidos y en todo el mundo? Porque somos una organización de noticias independiente, libre de la influencia de cualquier gobierno, corporación o partido político. Desde el día que empezamos, hemos enfrentado presiones para silenciarnos, sobre todo del Partido Comunista Chino. Pero no nos doblegaremos. Dependemos de su generosa contribución para seguir ejerciendo un periodismo tradicional. Juntos, podemos seguir difundiendo la verdad.