Investigadores del Ártico dicen que la región ha sido arqueológicamente poco explorada pero siempre está arrojando novedades.
De hecho uno de sus descubrimientos, el trineo, ha permitido suponer que una de las grandes creaciones de los tiempos modernos, como es el coche para movilizarse por tierra se origina gracias a esta invensión que usaban los antepasados prehistóricos al final de la era glacial o quizás durante toda la era glacial, e incluso hoy, para trasladarse a grandes distancias.
Los restos arqueológicos demuestran que en la isla Zhokhov, al norte de Siberia, Rusia, hace más de 9000 años existía un gran flujo de movimiento. Las personas cuando debían trasladarse de un lugar a otro para la caza de la temporada no lo hacían a pie sino en trineo con perros amaestrados desde ya tiempos aún más remotos, según una expedición de la Academia Rusia de Ciencias.
Para llegar a los actuales carros el hombre se tardó en fabricar la tecnología necesaria. Tuvo que ir conectando las ideas del pasado con los logros de su época. La rueda y el eje fueron claves pero la idea ya estaba plasmada en el trineo.
«Se trata de conexiones, de redes. Puedes conocer personas que producen artículos, que cultivan, que piensan, que crean, etc. Y es de esa interacción de la que brotan las innovaciones que tenemos hoy», indica el arquitecto Danny Forster, a la BBC.
Mientras que hace 9000 se usaba el trineo, la primera rueda conocida surgió hace unos 6000 años, por lo que en ese período el hombre fue repitiendo la idea.
«Durante muchos años, la gente talaba árboles, alineaba los troncos y rodaba artículos sobre ellos”, dice Forster. También usaba otros objetos similares.
«Es curioso, pensamos en la rueda como un invento bastante antiguo. Yo tengo esa imagen de Pedro Picapiedra en un auto con ruedas de piedra en un paisaje prehistórico», agrega el arquitecto, sin embargo, “la rueda en realidad llegó relativamente tarde en el gran esquema de innovación humana, alrededor de 3500 o 4000 a.C.».
Por sí sola la idea de la rueda no se pudo plasmar en un carro, según Forster, hasta no conseguir los accesorios que la hicieran operativa, por lo que idea más genial no fue tanto de la rueda, sino del eje que permite conectarlas a una plataforma.
«El eje te permite fijar una rueda a una plataforma, para soportar peso y recorrer una distancia», explica Forster.
«El truco es que, para producir esas dos cosas, se necesitaba precisión, de lo contrario, no funciona», añade. “Y no se puede lograr ese nivel de precisión necesario sin metal».
El eje y el casco dependen de un apoyo redondo para que durante el movimiento no se atasque y su tamaño debe ser preciso porque si es demasiado ancho, la rueda se atasca, y si el espacio entre el eje y el interior de la rueda es demasiado grande, entonces la rueda se tambalea, “y puede hacer que toda la carreta se haga pedazos», destaca un reporte sobre el origen del automóvil de la BBC.
El eje preciso se logró plasmar solo después que el hombre hace 6000 a 5500 años logró extraer los metales y usarlos después de un proceso de fundición. Pudo entonces combinar el cobre y el estaño para crear el bronce. Con el bronce logró inventar un eje preciso para el primer carro de ruedas.
El cincel de bronce hace unos miles de años revolucionó el mundo, según Forster. Era duradero y firme. La rueda y el eje cambiaron todo, porque desde entonces el hombre pudo “mover más cosas, a distancias más largas, con menos esfuerzo».
En vez de usar perros el hombre optó por domesticar los caballos. El coche tirado por caballos duró 5000 años.
La idea del carro fue preconcebida conectado las ideas que nacieron en la prehistoria con las innovaciones de la actual tecnología, indica Forster. “Fue así como el eje tomó la rueda y transformó la historia», concluye Forster.
El automóvil de hoy es una sofisticación de las viejas ideas.
Los cazadores del Ártico hace 8.000 años criaban para el transporte una raza de perros que corresponde a la moderna Laika siberiana. Esos datos fueron obtenidos por la expedición Jano-Indigir del Instituto de Historia de la Cultura Material de la Academia de Ciencias de Rusia, que trabajó en las Islas Novosibirsk en el Océano Ártico, informa Arctic.
Los paleontólogos lograron demostrar que ya en esa época los perros de esta zona “no sólo estaban domesticados, sino que también eran utilizados como ayudantes en la caza de osos y para los trineos”, dijo el líder de la expedición, Vladimir Pitulko, según Arctic.
Pitulko afirma que los restos óseos de los perros encontrados por los arqueólogos muestran que los trineos utilizados por los residentes de estos lugares, “cumplían con los estándares de los modernos bancos de trineos siberianos, incluyendo el peso del cuerpo del animal, que no debe exceder los 25 kilogramos”.
Hasta ahora los vestigios humanos más antiguos encontrados en el Ártico datan de hace 45.000 años.
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