PLATTSBURGH, N.Y. —Una noche del pasado invierno, Lynne Lamon, de Plattsburgh, Nueva York, conducía por la U.S.-9 en dirección norte por la frontera con Canadá cuando vio a tres jóvenes caminando por un lado de la carretera.
Iban mal vestidos para las temperaturas bajo cero y la sensación térmica del lago Champlain. Sus chalecos de plumón estaban rotos y perdían plumas.
Lamon se detuvo, bajó la ventanilla y les dijo que subieran a calentarse.
Por medio de un mal inglés, se dio cuenta de que eran inmigrantes ilegales de Ecuador que se dirigían a la provincia canadiense de Quebec.
«Estaban contentos de que los llevaran. No tenía ningún miedo», dijo Lamon. «Eran hombres jóvenes que tenían esposas y madres en casa».
«Estaban muy agradecidos. Activé lo que se llama una aplicación inglés-español en mi teléfono para que pudiéramos hablar. Eso los hizo muy felices».
Lamon llevó a los hombres a un restaurante local, les compró el desayuno y les dio agua para el viaje hacia el norte.
Los hombres dijeron que querían ir al puerto de entrada estadounidense más cercano, pero Lamon les dijo: «No. Serán detenidos [por agentes federales de fronteras] y llevados de vuelta a Plattsburgh».
«¿Por qué van a Canadá? No lo sé», dijo Lamon sobre los tres hombres. «No tenían parientes allí. Caminaron una eternidad, como tres meses. Llevaban tenis que estaban congelados [hasta sus] pies”.
Como muchos ciudadanos estadounidenses, Lamon cree que es un imperativo moral prestar ayuda a los inmigrantes ilegales, a pesar de las consecuencias legales.
«En el fondo soy una vieja hippie», declaró a The Epoch Times.
Sin embargo, el estatuto federal 8 U.S. Code Section 1324, tipifica como delito el transporte de inmigrantes ilegales en Estados Unidos.
«Lo que esto significa es que si llevas a alguien que está ilegalmente en Estados Unidos, podrías ser acusado de transportar extranjeros ilegales. Una infracción federal de este tipo podría acarrear multas y hasta cinco años de cárcel», según el bufete de abogados de Abdel Jiménez, con sede en Florida.
En cualquier caso, el transporte de inmigrantes ilegales da dinero.
Algunos ciudadanos estadounidenses se ofrecen a llevarlos por cientos de dólares, alimentando un pasaje tranquilo a lo largo de las 3500 millas de frontera terrestre de Canadá con Estados Unidos.
Algunos, como Lynne Lamon, lo hacen por amabilidad.
En Derby (Vermont), los empleados de un hotel, Matt y George, cuentan que han visto a personas cobrar a inmigrantes ilegales hasta 500 dólares por llevarlos a zonas metropolitanas.
A veces, las familias son tan numerosas que se necesitan varios vehículos.
Un hombre de la zona dijo a The Epoch Times que ganó 400 dólares llevando a una persona de Derby a Boston.
Matt y George dicen que los inmigrantes ilegales son una molestia cuando se amontonan en el pequeño vestíbulo del hotel después de ser dejados por la Patrulla Fronteriza.
Como la Patrulla Fronteriza «tiene que dejarlos en algún sitio, los deja aquí, o en gasolineras», explica George. «Traen su equipaje, bolsas de basura. Tienen niños pequeños, no llevan sillas para coche. No tienen nada».
«No quieren una habitación. Buscan viajes a Boston, Nueva York o Miami. Esos son los lugares más importantes a los que quieren ir», afirma Matt.
Aunque algunos gastan dinero en una habitación de hotel, la mayoría de los inmigrantes ilegales merodean durante horas en el cálido vestíbulo para conseguir un viaje privado.
Pocos eligen quedarse en Derby, dijo Matt.
«La mayoría va a White River Junction [Vermont] a la estación Greyhound. Aquí no tenemos taxis. Muchos lugareños harán una fortuna con ello porque los llevarán a los sitios a los que quieran ir».
Matt dice que no considera que llevar a inmigrantes ilegales sea «ayudar e instigar» la inmigración ilegal.
Ya no.
«Ahora están aquí legalmente [mientras que] antes la Patrulla de Fronteras los detenía», dijo George. “En privado encuentran a una persona y le pagan para llegar a Greyhound o Amtrak, lo que sea”.
En el año fiscal 2020, los agentes de la Patrulla Fronteriza detuvieron a 32,376 inmigrantes ilegales a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y Canadá, según datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés).
Durante la pandemia, los encuentros fronterizos se desplomaron a unos 27,180, pero volvieron a aumentar a 109,535 en el año fiscal 2022.
Cruces ilegales en ambos sentidos
A lo largo de la frontera noreste con Canadá, el Sector Swanton abarca unas 24,000 millas cuadradas, incluyendo todo Vermont, seis condados de Nueva York y tres condados de New Hampshire.
En el condado de Clinton (Nueva York), de 79,596 habitantes, el sheriff David Favro afirmó que en los últimos meses se ha producido una oleada creciente de inmigración ilegal en todo el condado.
«Está yendo en ambas direcciones. Lo que está ocurriendo es que algunos grupos locales están trabajando para ayudar a las familias que intentan llegar a Canadá con una causa legítima. Por otro lado, hay un tráfico que se devuelve de Canadá a Estados Unidos», dijo Favro.
Favro no ha dejado de denunciar los cruces ilegales de la frontera desde que su departamento y los agentes de la Patrulla de Fronteras detuvieron a 39 inmigrantes ilegales en un fin de semana.
Cree que se trata de una crisis humanitaria en ciernes.
«El problema, especialmente en esta época del año, es que el tiempo puede ser impredecible», dijo Favro.
«Hemos tenido un par de fines de semana a 50 grados bajo cero. No van bien abrigados. Atraviesan bosques y pantanos. La ropa se les congela. Tienen hipotermia. Algunos han sufrido congelaciones y problemas en las extremidades. Llevan niños pequeños. Se crea un mal ambiente; no están preparados para ello».
Clima peligroso y fronteras abiertas
Favro calificó de humanitarios los esfuerzos de las fuerzas policiales por ayudar a los inmigrantes ilegales que entran en Estados Unidos a través de fronteras esencialmente abiertas.
Dijo que con demasiada frecuencia llegan mal preparados para el largo viaje a través de Nueva York.
«No les informamos de cuáles son las condiciones, el terreno y hacia dónde se dirigen. Es lo contrario de un esfuerzo humanitario», dijo Favro.
En febrero, la Patrulla Fronteriza registró 367 encuentros sobre el terreno en el sector de Swanton en enero, con temperaturas de 4 grados bajo cero.
El total de enero «superó las aprehensiones de enero precedentes de los últimos 12 años consecutivos combinados», según la CBP.
Antes de enero, el sector de Swanton experimentó una «racha ininterrumpida de siete meses de aumento sostenido de encuentros, parte de una tendencia al alza que se remonta a principios del año fiscal 22».
En muchos casos se trataba de familias con niños pequeños, «incluidos bebés, que cruzaban ilegalmente de Canadá a EE. UU.».
La CBP añadió: «A medida que avanzamos más en el invierno y seguimos abordando el ritmo continuo de tráfico transfronterizo ilícito, el nivel de preocupación por la vida y el bienestar de nuestros agentes de la Patrulla Fronteriza, y los que estamos encontrando —en particular las poblaciones vulnerables— sigue aumentando».
Congelados hasta la muerte
Favro dijo que las fuerzas policiales encontraron recientemente a un inmigrante ilegal que había muerto congelado en la naturaleza.
«Podemos encontrar uno o dos cadáveres después de que la nieve se derrita atascados bajo la nieve. Volamos con helicópteros y drones para vigilar las zonas boscosas. Aun así, se pierden algunos», dijo Favro a The Epoch Times.
«Hemos tenido una familia que se perdió en un pantano. Llamaron al 911. Hacía frío. Hacía frío. El agua les llegaba hasta las rodillas. Llevaban ropa de poliéster que no aguantaba bien el frío y el agua. La ropa se les congelaba. Están en peligro».
La línea de emergencias de Canadá recogió la llamada y «la devolvió a Estados Unidos», explicó Favro. Los bomberos locales respondieron con un equipo de búsqueda y rescate.
Según Favro, es probable que las muertes se deban a la exposición al frío extremo y a los elementos.
Rechazados de Canadá
En 2021, la población inmigrante de Canadá superó los 8 millones, como resultado directo del Plan de Niveles de Inmigración del gobierno, que busca agregar 460,000 nuevos inmigrantes anualmente.
Los inmigrantes representan ahora casi el 25 por ciento de la población de Canadá, de 38.25 millones de ciudadanos.
Favro dijo que muchos inmigrantes ilegales acaban siendo rechazados por el gobierno canadiense e intentarán regresar a Estados Unidos a través de la frontera norte.
«Estamos recibiendo a los que se dirigen hacia el sur rechazados por Canadá por diversas razones», dijo Favro.
«Para algunos, puede tratarse de antecedentes penales. Algunos ya han entrado ilegalmente en Canadá. Intentan escabullirse de nuevo en Estados Unidos y van por los bosques, los pantanos, el agua… por donde pueden. Eso plantea una complicación.
«Normalmente, si salen corriendo en mitad de la noche, saben que están haciendo algo mal».
Favro dijo que el sector de Swanton es la zona de cruce ilegal más activa de la frontera norte. El condado de Clinton abarca casi 30 millas del sector.
Cada encuentro con un inmigrante ilegal es una incógnita, dijo.
Viaje incierto
Favro dijo que muchas organizaciones sin ánimo de lucro y grupos de defensa proporcionarán financiación para el viaje y boletos para los migrantes ilegales, pero luego están por su cuenta.
«Lo que más nos complica la vida es la mezcla de inmigrantes que van hacia el norte y hacia el sur. Estamos atrapados en medio de todo esto», dijo Favro.
Una empleada de un hotel de Plattsburgh dijo a The Epoch Times que ella vivía en Roxham Road en Champlain, donde los cruces de inmigrantes ilegales son ahora comunes.
«No vi a muchos [inmigrantes ilegales] volviendo por aquí» en ese momento, dijo la conserje. «Veo a muchos que van a Canadá. Están mal vestidos para el invierno en esta zona».
La conserje dijo que cuando salía a su cobertizo, los inmigrantes solían estar acurrucados dentro.
«Dormían en mi cobertizo. Al menos estaba calentito», dice la conserje. «Los dejan aquí, en Plattsburgh. Se alojan aquí, en uno de los hoteles. Se agrupan y toman un taxi hasta Roxham Road. Los dejan y cruzan a pie» la frontera con Canadá.
«Los he visto venir de Guatemala, Guam… de todas esas zonas. Es gente que intenta mejorar su vida».
Más arriba en la carretera rural, una anciana llamada Wanda estaba en el porche de la granja de su hija mientras empezaba a caer nieve.
Wanda dijo que a menudo ve inmigrantes ilegales caminando por Roxham Road, cargados con maletas o empujando carritos de bebé.
«Me da miedo porque tengo nietos, caballos y vacas en estos graneros. Están aquí fuera a todas horas», explica.
«Sólo queremos que pare»
Johnsbury, Vermont, a 49 millas de Derby, el jefe de policía Tim Page dijo que los inmigrantes ilegales han ido apareciendo poco a poco en la comunidad después de cruzar desde Canadá.
El Centro de Acogida del pueblo ayudó recientemente a cuatro familias de inmigrantes ilegales comprando boletos y organizando el transporte a Nueva York y Plattsburgh.
«No sabía cómo llegaban aquí. Me enteré de que era la Patrulla Fronteriza la que los dejaba aquí. Así que llamé a la Patrulla Fronteriza para averiguar por qué lo hacían», dijo Page.
El agente dijo a Page que «no tenía elección».
«Tiene que llevar a estas personas a zonas donde puedan conseguir transporte. Las comunidades [a lo largo de la frontera] están inundadas. Piden que se reparta [la responsabilidad]».
«Hasta ahora, la gente ha estado buscando información y arreglos de viaje. Todavía no he tenido a nadie que quiera quedarse en esta zona. Sigue siendo un problema para nosotros encontrarles transporte, comida, alojamiento si necesitan pasar la noche aquí».
Page dijo que la Patrulla Fronteriza le informó que la situación «seguirá ocurriendo y probablemente más porque han tenido un aumento inesperado en la frontera norte».
«¿Cuáles son los acuerdos? No lo sé. Esta persona en concreto [dijo] que están desbordados. No tienen muchos recursos, así que le pregunté si podía llevarlos a ciudades más grandes que pudieran ocuparse de ellos. Me dijo que no tenía recursos para llevarlos a otros lugares. Los lleva donde puede. Somos uno de los lugares más cercanos».
Aunque varias agencias locales de servicios sociales se han ofrecido a ayudar, sus recursos son limitados y las fuerzas policiales locales no se dan abasto, declaró Page a The Epoch Times.
Frustrado, Page llamó por teléfono al gobernador republicano de Vermont, Phil Scott, diciéndole que la situación superaba la capacidad de la comunidad para manejarla por sí sola.
«Afortunadamente, puso algo en marcha. Las cosas están en marcha. No estoy seguro de dónde están en este momento», dijo Page.
Todavía no es una crisis
Mientras tanto, Page ve la situación como una crisis potencial.
«Si se vuelve insostenible, tendremos problemas. Tenemos que solucionarlo antes de que se convierta en ese problema. Personas más inteligentes que yo van a resolverlo. Espero que lo hagan pronto. Eso es todo».
Dijo que la mayoría de los inmigrantes ilegales hasta ahora son ciudadanos haitianos o mexicanos con destino a Canadá y a una nueva vida.
«Hay preocupación y empatía. Podemos usar un poco de ambas. Al fin y al cabo, [los inmigrantes] son seres humanos», dijo Page. «Ahora mismo estoy preocupado por mi comunidad. Tengo gente a la que proteger. Ese es mi foco ahora mismo».
También tiene sus propias convicciones políticas sobre cómo abordar el problema, pero las mantiene separadas de sus tareas cotidianas.
«Tengo un trabajo que hacer aquí. Y eso es lo que voy a hacer», dijo Page.
Con 13 policías a tiempo completo, el departamento de policía de St. Johnsbury se concentra en dos millas cuadradas del centro de la ciudad.
En este momento, los oficiales están «locamente ocupados» con las llamadas, dijo Page.
Page dijo que el problema de la inmigración ilegal añade otra capa de responsabilidad y la posibilidad de una reacción pública, «Esa es la parte que me preocupa y trato de estar listo», dijo.
Idealmente, Page dijo que sólo quiere que el problema «se detenga».
«Eso sería lo mejor».
Canadá responde
En Quebec, Canadá, la cabo de la Real Policía Montada de Canadá (RCMP) Tasha Adams dijo que la agencia se enfrenta regularmente a «repuntes esporádicos» de personas que intentan cruzar la frontera en dirección sur.
«En muchas ocasiones, cuando nuestros agentes patrullan la frontera, se encuentran con personas que sufren hipotermia y congelación. Muchas veces estas personas están en Canadá legalmente (con estatus de visitante o de otro tipo) e intentan entrar ilegalmente en EE. UU. entre los puertos de entrada designados», dijo Adams.
En cada encuentro, Adams dijo que los agentes de la RCMP corren riesgos al realizar rescates, ya que el terreno es inseguro y montañoso, con muchos barrancos.
«Además, el clima es tal que a menudo hay que atravesar grandes cantidades de nieve. Una vez rescatados, como están legalmente en Canadá, estas personas son puestas al cuidado del personal médico, ya que no han cometido ningún delito», dijo Adams.
Según Adams, los migrantes suelen estar mal equipados para las duras condiciones climáticas de Canadá y el noreste de Estados Unidos.
«Aunque no puedo explicar por qué ocurre esto, es evidente que estas personas están mal orientadas o mal informadas sobre los factores que deben tener en cuenta», declaró Adams a The Epoch Times.
La tendencia ha puesto a prueba los recursos. A los agentes de la RCMP también les preocupa la seguridad, ya que «a menudo hay niños con sus familias».
Adams explicó que hay varios factores que influyen en las tendencias de la inmigración, y añadió que la situación cambia constantemente.
«Disponemos de información sobre las tendencias mundiales de la inmigración ilegal que nos ayuda a prepararnos mejor para estos posibles escenarios». La RCMP adopta un enfoque de múltiples capas para supervisar y responder a la actividad a lo largo de nuestras fronteras utilizando los recursos, la tecnología, la inteligencia y las asociaciones a nuestra disposición», dijo Adams.
«Este modelo de seguridad fronteriza significa que desplegamos nuestros recursos de control fronterizo en las zonas de mayor riesgo entre los puertos de entrada. La RCMP revisa continuamente sus prioridades operativas para garantizar que los sectores cuentan con los recursos adecuados».
Afluencia repentina
En el Centro de Bienvenida de St. Johnsbury, la asociada Mary Foster dijo que la repentina afluencia de inmigrantes «comenzó la semana pasada» con una familia de cinco haitianos.
«De repente, están aquí. Es como, OK. Todo es nuevo para nosotros en St. Johnsbury. Ayudamos todo lo que podemos. Sé que tenían que tomar un autobús esta mañana temprano para ir a algún sitio», dijo Foster.
«Tenían dinero, lo sé, para pagar la habitación del hotel. Sí, tenían ropa de abrigo. Hasta ahora, ha sido gente con niños de paso. Aquí no tenemos tantos recursos para ayudarlos».
La directora de Discover St. Johnsbury, Gillian Sewake, dijo que todos los recién llegados tenían destinos específicos en mente.
«Así que estamos revisando por los horarios de autobuses. Tenemos el autobús RCT que para aquí y nos aseguramos de que llegan a su destino final desde allí», dijo Sewake a The Epoch Times. «Hemos tenido un montón de socios de la comunidad que han sido capaces de proporcionar servicios de traducción, y ha sido genial».
«La gente nos ha indicado que va a continuar», añadió Sewake. «Estamos movilizando los recursos para estar más conectados. Nos ha tomado desprevenidos, pero aquí tenemos unos servicios estupendos y estamos encantados de apoyarlo. Somos una parada de autobús, así que tratamos con gente en todas las circunstancias vitales».
Malo para el negocio
Matt y George dicen que la llegada de inmigrantes ilegales al Hotel Derby ha sido mala para el negocio.
«Me siento muy frustrado. Es horrible», dice Matt.
Y aunque los inmigrantes no parecen hostiles, «no dejan de acercarse con sus teléfonos y traductores, intentando comunicarse contigo. Y te lo ponen delante de la cara».
«Es más un inconveniente y una molestia que otra cosa. Estamos haciendo de nanas [de los inmigrantes ilegales]. Nuestro objetivo es sacarlos de aquí. La mayoría de ellos no son huéspedes», afirma Matt.
«Después de tres horas, les decimos que tienen que irse. A veces, los enviamos a la comisaría de Newport [Vermont]», explicó George.
El jefe de policía de Newport, Travis Bingham, rechazó una solicitud de comentarios de The Epoch Times.
Matt dijo que cada inmigrante ilegal que entra en el vestíbulo es un problema para los empleados. Y nunca saben qué esperar.
Un inmigrante llevaba una pulsera GPS; Matt dijo que no tenía ni idea de por qué.
«Lo que estamos descubriendo es que es problema y da mala imagen para el negocio», dijo. «Pueden ser una amenaza. Podrían ser las personas más agradables del mundo, pero no lo sabes».
«Con Trump no se veía tanto». dijo Matt. «Por alguna razón, ha habido un repunte, y ahora se están moviendo. Habría meses que no tendríamos nada. Ahora está aumentando como la espuma. Algo está pasando y hace que se muevan».
El aumento del número ha sido » impactante para los habitantes de Vermon», conocidos por su tolerancia hacia los recién llegados, dijo.
Aún así, «nunca había estado tan mal», dijo Matt sobre la inmigración ilegal.
Matt dijo que cuando los inmigrantes ilegales empiecen a congregarse en el vestíbulo, «ahora va a ser un día terrible porque tienes que tratar con ellos».
«Son tan exigentes. Necesitan tanta atención. Se sienten con derecho».
Peor aún, teme que los empleados del hotel renuncien si las cosas no mejoran.
«Hay mucha presión sobre nosotros porque siempre vienen diciendo que necesitan ayuda. Prácticamente te centras sólo en ellos», dice Matt.
En el rústico pueblo de Canaan, Vermont, a unas dos millas de las instalaciones de Aduanas y Protección de Fronteras de Estados Unidos, el gerente del Maurice’s Motel, Bob Lemieux, dijo que hasta ahora todo ha estado tranquilo en la frontera norte.
«No noto nada. Todo lo que oigo es lo que sale en las noticias», dijo Lemieux. «He oído que en Plattsburgh, Nueva York, han tenido problemas con la gente que cruza la frontera. He oído hablar de un problema en Derby, que no está muy lejos. Por aquí no he oído nada».
«No me preocupa mucho. No sabría nada si no fuera por lo que he oído en las noticias». «Es una ciudad pequeña y aquí no pasan muchas cosas».
En Plattsburgh, Favro dice que ha sido una tradición de la comunidad dar la bienvenida a los recién llegados. Pero incluso eso está sufriendo tensiones con la afluencia de inmigrantes ilegales.
Algunos lugareños temen ahora un aumento de la delincuencia asociada.
«Tenemos familias del norte de Nueva York que son muy confiadas, de brazos abiertos, amables y cariñosas, y que ahora son víctimas potenciales», dijo Favro. «Estamos recibiendo inmigrantes que pasan frío aquí arriba; incluso ahora mismo, hace 40 grados durante el día. Pero por la noche, hay 21 o 22 grados. Hace frío».
«Están entrando en graneros, cobertizos de almacenamiento y campers almacenadas hasta el verano. Están entrando en las casas por la noche. Nuestra preocupación es que una persona inocente intente proteger a su familia; en algún momento sufrirá daños. Y eso va a cambiar la vida».
Favro dijo que los inmigrantes ilegales suelen llevar un teléfono móvil cortesía del gobierno federal.
«Tenemos un cubo de basura lleno de teléfonos móviles. Creen que son dispositivos de rastreo y no quieren que se sepa dónde están», dijo Favro.
Aunque el coste financiero de la inmigración ilegal es «insignificante» a nivel local, como país «es exorbitante», dijo Favro.
«Todos estamos pagando un precio significativo por esto. Hay que ocuparse de esta gente con servicios médicos, alojamiento, comida y transporte, con policías a todos los lados de la frontera y en medio. Así que hay un coste mucho mayor del que el estadounidense medio conoce».
«Probabilidades imposibles»
«Al fin y al cabo, se trata de personas. Tienes que ayudar a todo el mundo hasta que descubras las amenazas. Y luego hay que mitigar las amenazas. Nos enfrentamos a probabilidades imposibles. Sólo hace falta que una persona se cuele entre la multitud y cause daño a la comunidad de Estados Unidos en su conjunto».
En la ciudad turística de Woodstock, Vermont, a 117 millas al sur de Plattsburgh, el jefe de policía Robbie Blish dijo que la inmigración ilegal sigue siendo un problema lejano para la comunidad por ahora.
«No veo cómo no puede [cambiar]. Cuando se empiece a oír hablar de las cifras que llegan a través de la frontera norte, las comunidades de allí tendrán que trasladarnos esas cifras a nosotros. Creo que es sólo cuestión de tiempo», afirma Blish, miembro de la policía de Woodstock desde hace 12 años.
«White River Junction es un centro importante. Al otro lado está Rutland. Así que lo veremos fluir en uno u otro sentido por la Ruta 4. Woodstock tampoco está lejos de eso».
Blish afirmó que la inmigración ilegal es un problema grave que requiere una solución decisiva.
«El gobierno federal debería al menos establecer instalaciones en las fronteras del norte», dijo Blish a The Epoch Times. «Luego, hay riesgos para la seguridad nacional. No sabes a quién dejan suelto. Asumes que la Patrulla Fronteriza los ha investigado si los van a soltar en la comunidad».
«Una vez más, no sabes cuál puede haber sido su historial o sus antecedentes penales en el lugar de donde proceden. Así que, de nuevo, los recursos: ¿dónde los alojamos? ¿Dónde los alimentamos? ¿Qué hacemos con ellos? No podemos seguir alojándolos para siempre».
Como agente de la ley desde hace 32 años, Blish dijo que nunca había visto un aumento de cruces ilegales como en los últimos dos años.
«No tiene precedentes. Es la primera vez que hemos tenido tal aumento en la frontera. Pero cuando la administración actual abre la puerta y dice pasen, van a pasar».
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