Fábulas de Esopo – El Zorro y el Mono
En una gran reunión de los animales, que se habían reunido para elegir un nuevo gobernante, le pidieron al mono que bailara. Ese lo hizo tan bien, con mil graciosas cabriolas y muecas, que los animales se enloquecieron por completo de entusiasmo, y en ese mismo momento, lo eligieron como su rey.
El zorro no votó por el mono y estaba muy disgustado con los animales por elegir a un gobernante tan indigno.
Un día encontró una trampa con un poco de carne dentro. Se apresuró a ir a ver al Rey Mono y le dijo que había encontrado un rico tesoro que no había tocado porque pertenecía por derecho a su majestad el Mono.
El codicioso mono siguió al zorro hasta la trampa. Tan pronto como vio la carne, se aferró a ella con avidez, pero quedó atrapado en la trampa. El Zorro se apartó y se echó a reír.
«Finges ser nuestro rey», dijo, «¡y ni siquiera puedes cuidar de ti mismo!»
Poco después se celebró otra elección entre los animales.
El verdadero líder se destaca a sí mismo por sus cualidades.
Esta fábula está reproducida del eBook del proyecto Gutenberg de «Esopo para niños» (1919).
Esopo (c. 620-564 a. C.) fue un narrador griego al que se atribuye una serie de fábulas que ahora se conocen colectivamente como “Fábulas de Esopo”. Sus cuentos, con su valor moral, han influido durante mucho tiempo en nuestra cultura y civilización, contribuyendo no solo a la educación y formación del carácter moral de los niños, sino también, debido a su atractivo universal, a la autorreflexión de los adultos que han optado por abrazar las virtudes y advertencias que contiene.
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