La persecución religiosa del régimen chino arruina la vida de las personas

Por Bitter Winter - Deng Changlin
04 de junio de 2020 10:39 PM Actualizado: 04 de junio de 2020 10:40 PM

La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos informó que entre los años 2014 y 2018, al menos 500,000 miembros de la Iglesia de Dios Todopoderoso (IDT) –el mayor nuevo movimiento religioso cristiano chino y uno de los grupos religiosos más perseguido de China– tuvieron que huir de sus hogares debido a la opresión del Partido Comunista Chino (PCCh). Según el Informe Anual de la Iglesia del año 2019, el año pasado, por lo menos 6132 creyentes de la IDT fueron arrestados y 1355 fueron sentenciados a prisión a causa de su fe.

No solo los creyentes condenados, sino también sus familiares deben soportar tremendas dificultades mientras sus seres queridos pasan tiempo en prisión. Dos familiares de creyentes de la IDT comparten sus historias con Bitter Winter.

Una madre espera poder reunirse con su hija

«Mamá, no te preocupes por mí, mantente viva y sana», una mujer de 60 años procedente del sudeste de China recordó las palabras pronunciadas por su hija cuando la visitó en la cárcel el pasado mes de diciembre. Su hija y su yerno, miembros de la IDT, ambos de aproximadamente 30 años, fueron arrestados en el año 2018 durante una de las operaciones de arresto unificadas del PCCh contra la IDT.

Mientras los dos se encontraban en prisión preventiva, la mujer utilizó conexiones y sobornos para poder visitarlos. Pero le dijeron que nunca podría hacerlo, sin importar cuánto dinero gastara, debido a las directivas del Gobierno central que exigían severos castigos para los miembros de la IDT. Además, esos casos son supervisados conjuntamente por la Oficina 610, la Fiscalía Popular y la Agencia de Seguridad Pública. Como tanto su hija como su yerno eran líderes de la Iglesia, a la mujer le informaron que se esperaba que recibieran severas sentencias.

La advertencia resultó ser un presagio: en septiembre del año pasado, al ser acusados de «utilizar una organización xie jiao para socavar la aplicación de la ley», su hija fue sentenciada a cuatro años y medio de prisión y su esposo a nueve años. Otros once miembros de la IDT también fueron sentenciados a prisión ese mismo día.

Tras varios intentos, la mujer finalmente logró ver a su hija, la cual había permanecido detenida durante más de un año en una casa de detención. «Debió haber perdido al menos 20 libras», la mujer recordó haber pensado cuando vio el rostro amarillo y demacrado de su hija. «Fue torturada después de ser arrestada, lo cual provocó que una de sus piernas quedara casi lisiada. Apenas podía contener mis lágrimas deseando tocar sus manos para sentir si estaban frías cuando la vi vestida con una fina chaqueta acolchada. Pero fue imposible porque estábamos separadas por el cristal y las barras».

El yerno de la mujer estaba tan delgado después del tiempo que pasó en prisión preventiva que su padre apenas pudo reconocerlo.

Las preocupaciones por su hija y su yerno impiden que la mujer concilie el sueño, y su salud, ya débil por la diabetes, se ha deteriorado. «Tengo que cuidar mucho mi salud, pero solo puedo pensar en el regreso de mi hija y mi yerno a casa, para que nuestra familia vuelva a estar reunida», afirmó con expectativa.

La madre de una creyente y sus hijos se quedaron sin medios para sobrevivir

En octubre del año pasado, la policía arrestó a una miembro de la IDT y a su esposo y luego allanó su hogar emplazado en la provincia central de Henán, confiscando todos sus ahorros, los cuales superaban los 200,000 yuanes (unos 28,000 dólares).

«La policía se llevó todos los ahorros de mi familia, y mi hermano menor y yo nos quedamos sin dinero», se lamentó la hija de la pareja, una estudiante de secundaria. «Nuestra abuela enferma tiene casi 70 años, y tiene que trabajar en una fábrica de ladrillos para ganarse la vida. Sus piernas están cubiertas de heridas y sus manos están ampolladas por tener que cargar ladrillos calientes».

La joven afirma que a menudo se imagina cómo la policía tortura y golpea a sus padres. «Estoy sumamente preocupada por su destino y a veces me preocupa que nunca vuelvan a casa», añadió. «Durante las clases en la escuela también me distraigo por extrañar a mis padres y me cuesta conciliar el sueño. Me preocupa mi hermano de 13 años, quien es demasiado joven para cuidar de sí mismo».

También se siente preocupada por su futuro. «Estoy implicada por la creencia de mi madre en Dios», afirmó la joven. «No podré tomar los exámenes para ingresar a la universidad ni a la administración pública, lo que dificultará mi futuro empleo. Mis padres son inocentes; no han hecho nada malo. El Gobierno los detuvo solo a causa de sus creencias».

Este artículo fue publicado originalmente en Bitter Winter, una publicación sobre libertad religiosa y derechos humanos en China.


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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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