La política china de un solo hijo nos recuerda claramente que el colectivismo es malo

Por Chris Talgo
18 de diciembre de 2019 7:07 PM Actualizado: 18 de diciembre de 2019 7:29 PM

Comentario

Este año se cumple el 40º aniversario de una de las políticas públicas más espantosas de la historia reciente: la política de un solo hijo de la China comunista.

Afortunadamente, un nuevo documental, «One Child Nation» (Una nación con un solo hijo), está aportando una luz muy necesaria frente a la oscuridad que ha envuelto este horrible programa desde su inicio hace cuatro décadas.

En resumen, el Partido Comunista Chino (PCCh) lanzó la política de un solo hijo en 1979 en un intento de mejorar el nivel de vida restringiendo artificialmente el rápido crecimiento de la población del país.

Durante décadas, esta política se aplicó estrictamente, especialmente en las zonas urbanas. A los que se resistieron se los trató de una forma insoportablemente brutal. En los primeros años, las familias atrapadas con más de un hijo pagaron multas extremadamente altas, les confiscaron sus propiedades o literalmente sus casas fueron demolidas por funcionarios del PCCh de la localidad y de la provincia. El partido también dispersó a un ejército de «planificadores familiares» para asegurar que la política se aplicara adecuadamente.

A las mujeres que anhelaban tener más de un hijo se les implantó sistemáticamente dispositivos intrauterinos anticonceptivos después de dar a luz a su primer hijo. Por si alguna de estas mujeres tenían la valentía de quitarse estos aparatos y tener un segundo hijo, se realizaban esterilizaciones forzadas regularmente.

Para poner esto en perspectiva, 324 millones mujeres chinas se sometieron a la implantación quirúrgica de dispositivos intrauterinos y 108 millones se vieron obligadas a someterse a procedimientos de esterilización entre 1980 y 2014. Durante este período, también se practicó un número incalculable de abortos, incluso después del parto. Lamentablemente, el infanticidio también se cometió rutinariamente.

Según las estimaciones, se «previnieron» 500 millones de nacimientos durante la era de la política de un solo hijo, que terminó oficialmente en 2014.

Los orfanatos «vendieron» estos niños a familias estadounidenses (el costo promedio de una adopción china osciló entre por lo menos entre 10,000 y 20,000 dólares), llenando los bolsillos de los funcionarios del PCCh y sus compinches, que ayudaron en el proceso. Aún más censurable, los orfanatos de propiedad estatal a menudo mintieron a los padres adoptivos, diciéndoles que el niño que estaban adoptando había sido «abandonado». En realidad, el PCCh estaba llevando a cabo un vergonzoso plan internacional de venta de bebés.

Como lo demuestra el documental «One Child Nation», miles de familias chinas hasta el día de hoy no tienen ni idea de dónde terminaron sus hijos (se los arrebataron en contra de su voluntad). Se creó una base de datos internacional para intentar reconectar a algunos de estos niños con sus padres biológicos. Este proceso, sin embargo, ha logrado hacerlo con solo un puñado de estos niños y sus familiares en China.

En este punto, usted se estará preguntando, aunque esta trágica historia es muy triste, ¿qué es tan importante hoy en día? Después de todo, el PCCh abandonó la política de un solo hijo hace cinco años.

Bueno, aquí está el problema: La política de un solo hijo y los horrores que perpetuó en innumerables familias chinas son un resultado del gobierno comunista y socialista. La política de un solo hijo era un esquema de planificación central masivo y desenfrenado. El documental muestra vívidos e insoportables detalles, la gran mayoría de los ciudadanos chinos (incluidas las mujeres que se sometieron a esterilizaciones o que abortaron a sus hijos) realmente creen que la política fue beneficiosa y necesaria.

¿Cómo es esto posible? Porque el gobierno adoctrinó a la gente con una publicidad interminable promoviendo su programa de un solo hijo. Ya sea a través de amenazas veladas o directas, o de todo tipo de técnicas de lavado de cerebro, el PCCh convenció a cientos de millones de personas de que lo estaban haciendo por el «bien de la nación».

En otras palabras, en China, la libertad individual se somete a la voluntad del PCCh y a su ideología colectivista.

Y, al cerrar el círculo, aquí está el quid de la cuestión: La política de un solo hijo y los horrores que infligió a mil millones de personas solo fueron posibles porque la libertad individual, los derechos de propiedad privada y el estado de derecho son antitéticos a la ideología socialista y colectivista.

Con un poco de suerte, millones de estadounidenses verán «One Child Nation» y se darán cuenta que el socialismo, el comunismo y el colectivismo son ideas descabelladas que siempre se transforman en asesinatos en masa y en locura.

A nivel personal, me enorgullece que mis padres hubieran adoptado a una niña de China hace más de una década, durante el apogeo de la política de un solo hijo. Hoy en día, ella está prosperando y está muy contenta de haber tenido la oportunidad de vivir en los Estados Unidos. Ahora tengo curiosidad por saber si ella fue víctima del desenfrenado esquema de tráfico de personas que perpetuó el PCCh, algo que tal vez nunca sepamos.

Una cosa es cierta. La política de un solo hijo se debe recordar para siempre por su brutalidad y el horror que ha infligido durante más de 30 años.

La política de un solo hijo, por supuesto, ha sido totalmente contraproducente. La población de China se encuentra ahora bajo una presión inmensa porque la política de un solo hijo causó dos problemas catastróficos.

En primer lugar, China tiene muy pocas mujeres en comparación con los hombres, porque se prefería que los niños varones siguieran el linaje familiar. En segundo lugar, China tiene muy pocos jóvenes para mantener a su enorme población de personas mayores. Para «resolver» este nuevo problema, el PCCh lanzó en 2016 una nueva política nacional de planificación de la natalidad: la política de los dos hijos.

Como dicen, los organizadores centrales nunca aprenden, ¿verdad?

Chris Talgo ([email protected]) es editor de The Heartland Institute.

***

A continuación

Memorias de un esclavo del comunismo

Una historia de tragedia, fe y resistencia frente al totalitarismo brutal.

Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

Cómo puede usted ayudarnos a seguir informando

¿Por qué necesitamos su ayuda para financiar nuestra cobertura informativa en Estados Unidos y en todo el mundo? Porque somos una organización de noticias independiente, libre de la influencia de cualquier gobierno, corporación o partido político. Desde el día que empezamos, hemos enfrentado presiones para silenciarnos, sobre todo del Partido Comunista Chino. Pero no nos doblegaremos. Dependemos de su generosa contribución para seguir ejerciendo un periodismo tradicional. Juntos, podemos seguir difundiendo la verdad.