La práctica hace al buen agricultor: consejos para comenzar un huerto

Cultivar su propio huerto puede ser desafiante, pero increíblemente gratificante

Por RACHAEL DYMSKI
21 de marzo de 2020 10:12 PM Actualizado: 21 de marzo de 2020 10:12 PM

«El maíz crece, las zanahorias crecen hacia abajo, los pepinos crecen por todas partes.» La frase del libro infantil “Up, Down, and Around” («Arriba, abajo y alrededor») giraba en mi cabeza mientras estaba de pie en la tierra recién compostada tratando de mantener el número de pepinos que mi huerto producía. Mi hija de dos años buscó cuidadosamente entre las hojas, exclamando orgullosa «¡Aquí!» cuando encontró otro pepino listo para ser cosechado.

Miré mi huerto, explotando de verde, no del todo limpio u ordenado, pero sí lleno y maduro de vida. Mi espalda dolorida, mis manos sucias y mi cesta llena de productos, eran la prueba de que finalmente lo había hecho: Me había convertido en una agricultora.

(Pxfuel/CCO)

Lecciones aprendidas

Siempre me ha gustado la idea de los jardines. Solía hojear las páginas de «Peter Rabbit» de Beatrix Potter, pensando en lo bonito que sería tener los vegetales dispuestos en filas, para ver la vida derramarse desde el suelo.

El problema era que construir un jardín siempre parecía estar fuera de mi alcance.

Cuando tenía 8 o 9 años, convencí a mi madre para que convirtiera una pequeña y cuadrada parcela de hierba en un huerto para mí. Revolvimos toda esa tierra y fuimos a la tienda a comprar semillas de zanahorias, tomates, pimientos, pepinos y calabacines. Las plantamos, las regamos y esperamos a que subieran, pero nunca pensamos en protegerlas con una cerca o una red.

Ese verano, los ciervos y conejos de nuestro vecindario estaban bien alimentados. Lo único que no les interesaba comer era el calabacín. Ese año nos crecieron calabacines hasta en las orejas.

No intenté cultivar un huerto hasta que me casé y viví en Charlottesville, Virginia. Compré algunas semillas de tomate y las planté fuera de mi apartamento de la planta baja. Estaba tan emocionada cuando salieron brotes verdes del suelo, segura de que pronto le seguirían los jugosos tomates rojos. No se me había ocurrido que el hecho de que mi apartamento a la sombra nunca recibiera luz solar directa podría ser un problema, pero a medida que pasaba el verano, esos brotes verdes crecían más y nunca llegaba ningún tomate.

Hace cuatro años, después de comprar nuestra primera casa, decidí que aprendería de mis errores del pasado y le daría una oportunidad a la jardinería. En febrero, compré paquetes de semillas, las planté en pequeños contenedores y las puse bajo una luz de cultivo en mi sótano. En abril, labré una parcela de tierra soleada en un lado de nuestra casa y la cerqué. En mayo, trasplanté mis plantas de semillero y crucé los dedos.

Estaba emocionada cuando coseché mis primeros tomates y calabacines. Me llevó algunos años y cometí varios errores, pero finalmente empecé a acostumbrarme a lo que crecía bien en mi tierra y a lo que parecía no funcionar.

(Pixabay/blogsinansiedad)

Comenzando

Mi huerto nunca fue como el de Peter Rabbit, perfecto, pero ha sido desafiante, gratificante y muy divertido. Creo que hay algo poderoso en recordarse a sí mismo de dónde viene la comida y qué se necesita para cultivarla. Es un placer simple y gratificante recoger un tomate maduro, una uva de tu propia viña, dulce y aún caliente por el sol.

En un mundo en el que nos hemos desconectado de la fuente de nuestra comida, comprando nuestra carne y vegetales envueltos en plástico, es muy bueno para mí recordar que la comida no es realmente instantánea, sino que prospera con la atención constante y la paciencia. Estar en mi jardín me ayuda a ir más despacio. Me ayuda a recordar que las cosas buenas llevan tiempo. Crea una conexión entre mi comida y yo que le da sentido.

Si has pensado en comenzar un jardín, pero aún no has dado el salto, aquí tienes algunos consejos que pueden ayudarte a comenzar:

1. Planta en un lugar soleado y protegido: Las verduras necesitan al menos seis horas de luz solar directa todos los días para prosperar. Piensa en el tamaño y la forma de tu parcela; sé que a veces he hecho mi parcela demasiado grande para la cantidad de vegetales que planeaba cultivar. El Almanaque del Viejo Agricultor recomienda un tamaño de parcela de 10 x 16 pies o más pequeña (3 x4 m) como un buen tamaño para un jardinero principiante. Asegúrate de proteger tu parcela con redes o cercas para mantener fuera a las criaturas no deseadas.

2. Tierra feliz significa vegetales felices: Factores como la textura del suelo, el equilibrio del pH y los niveles de humus afectan la forma en que crecen las plantas. Puede analizar su suelo para averiguar el equilibrio del pH y agregar materia orgánica como abono para hacerlo más saludable.

3. Planifica bien tu espacio: Piensa en lo que quieres cultivar y deja mucho espacio entre las plantas. La mayoría de las plantas necesitan de uno a dos pies (30 a 60 cm) entre cada plántula para prosperar.

4. Plante en la época del año adecuada: Planta las verduras apropiadas para la estación correspondiente. Esta información se puede encontrar en cualquier libro de jardinería. Las verduras que no son muy exigentes y fáciles de cultivar, como los tomates, calabacines y calabazas, harán que la idea de tener un jardín sea más manejable y divertida.

Rachael Dymski es autora, florista y madre de dos niñas pequeñas. Actualmente está escribiendo una novela sobre la ocupación alemana de las Islas del Canal y blogs en su sitio web, RachaelDymski.com

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